25. Die Kabine

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Familia Greymme.

Leandro Greymme pasa una mano por su cabeza, de nuevo, reacomodando los papeles llenos de información que ha venido compilando con el paso del tiempo.

Ivanna lo mira desde la puerta de la sala, con una protectora mano sobre su vientre de siete meses.

Aún recuerda cuando se conocieron. El pelo oscuro ahora tiene tintes plateados debido a las canas, al igual que la barba que aún recubre una mandíbula fuerte, los ojos castaños se encuentran cansados, pero conservan la chispa que hizo que la mujer de cabellos platinos cayera por él.

Sonríe con tristeza desde el marco.

Muchas veces deseó que todo fuera distinto, que sus familias no hubiesen sido cercanas desde muchas generaciones atrás, que ellos se conocieran algún día en una cafetería, en un parque, ser completos desconocidos que decidieran seguir el resto de sus vidas juntos...

Pero si ninguna de esas cosas la llevara a donde está ahora, con cuatro hijos maravillosos y otro en camino, su familia, no cambiaría nada.

Le gusta su vida a pesar de todas las cosas que no son tan buenas. Es extraño aquel sentimiento que la embarga desde joven.

Incluso cuando piensa en aquella chica. Isis.

Ivanna no puede evitar sentir cierta preocupación maternal desde que supo de ella. Mucho tiempo atrás de que se conocieran personalmente.

Podría decirse que estaba destinado a ser, pensó.

­La mujer se movió con cierta dificultad hacia su esposo, acariciando la amplia espalda, ahora tensa.

— ¿Estás seguro que los niños se deben involucrar en esto? —susurró con los labios dejando un beso entre los omóplatos que se relajaron con su toque.

­—Ellos ya no son niños, Ivy. —Leandro se giró entre los brazos de su esposa, abrazándola completamente por el frente, teniendo cuidado con el abultado vientre.

—Lo sé, pero... —la mano cálida de Leo le acunó la mejilla.

—Sé que la idea no es de tu agrado, cariño, pero no podemos confiar en nadie más y... tampoco puedo hacerlo solo. —Ivanna odió poner esa mirada cansada de nuevo sobre los ojos del hombre frente a ella, así que cerró sus labios con fuerza.

Él tenía razón.

—No estás solo, me tienes a mí.

— ¿Segura? —él puso su gran mano donde momentos antes ella estaba acariciando—. Esto sí es un niño que no debería ser involucrado, y tú, la madre que debe cuidar de él.

—Pero también soy tu esposa, Leo.

—Entre el papel de esposa y de madre ¿cuál crees que es más importante? —su ceja oscura se arqueó con diversión.

Leandro amaba cuando su esposa perdía en un argumento, porque su nariz se fruncía, generando que se viera más relajada de lo usual. Lo hacía recordar a su juventud, cuando ella lo cautivó con su inteligencia y astucia antes de que la atracción física se presentara en la ecuación.

Sin que ella pudiese rebatir, alguien entró en la sala.

— ¿Mal momento? —Ayxa se notaba realmente incómoda mientras observaba aquella íntima interacción entre los padres Greymme.

—No, Ayxa, está bien, pasa. —Leandro se alejó de Ivanna con un guiño coqueto y se dispuso a poner de nuevo todo en orden, aunque ya no hubiese nada qué ordenar.

La italiana se sentó en el sofá, con sus ojos inquisitivos admirando las carpetas, hojas, anotaciones y al hombre que seguía pareciendo algo inquieto con la situación.

Detrás de las Máscaras ✔︎Where stories live. Discover now