Capítulo 10; "Cita."

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México y Rusia salían de la residencia del latino tricolor, México se sentía bien pero nervioso al instante. Nunca se imagino que su crush lo invitara a comer. Era como un sueño que creía que nunca se cumpliría.

Espera... Comer... Salida...

—Rusia, ¿a dónde iremos a comer?

—¿Ah, qué?

—Dijiste que si quería salir a comer algo...

Rusia lo sintió como un valde de agua fría, estaba tan metido en sus cosas que lo había olvidado, pues llevaban ya un rato caminando sin rumbo.

—Oh, lo lamento... ¿Tú qué me dices? Estamos en tus tierras, creo que debes escoger.

—¡¿Y-yo?! —México se sintió halagado y apenado al mismo tiempo, un sonrojo involuntario se poso en sus mejillas —Me siento especial, ay mucho de que comer por aquí, como los magníficos tacos, tortas ahogadas, enchiladas, las quesadillas con queso.

—Wow, más despacio —Rió leve —Todo suena rico.

—¡Y es porque lo es! Pero... Igual lo que gustes comer —Se encogió de hombros.

—Por mi lo que sea está bien... ¿A ti no se te antoja tu comida? —Alzo una ceja.

México se quedo pensando, la verdad es que no se le antojaba mucho, pues comer lo típico casi todos los días a veces aburría.

Se quedaron callados un buen rato pensando que seria bueno comer. Rusia se le vino una idea a su mente.

—¿Te gustan las hamburguesas?


Por otro lado, Chile, Argentina, Perú y Venezuela veían desde la cocina al mayor con lentes, estaba de pie, callado leyendo un libro que se había encontrado en uno de los libreros de México.

—Este webon me da mala espina.

—¿Y qué esperabas? Es el hijo del nazi —Susurró Perú.

—Ah giles culiaos, él no es como su padre.

—¿Y tú como lo sabes? —Venezuela alzó una ceja —Y ahora que lo recuerdo, no nos dijiste como verga sabes tan bien el Alemán.

—Ya les dije que...

—Chile y yo tuvimos un periodo en donde el nazi y su gente tomaron parte de nuestras tierras —Respondió Argentina.

—Pero solo fue por un tiempo, no creo que en ese rato Chile lo hubiera aprendido tan bien. Porque, bueno, tú ni sabes.

—¿Queres que te cague a piñas?

—Ah —Chile suspiro harto —Puta que son castrantes... Su... ¿bisabuelo? Era como un segundo padre para mi.

—¿Eh?

—Creo que se refiere a Prusia —Respondió Argentina.

—¿Quién? ¿Pucha?

—¡Prusia! —Exclamaron Chile, Argentina y Venezuela al Peruano.

Los cuatro llamaron la atención de Alemania quien solamente los veía bastante serios, algo que asusto a los latinoamericanos.

—Ist alles in Ordnung?
(¿Está todo bien?)

¡S-sí! ¡No te preocupes...!

Alemania los volvió a ver algo extrañados para después dejar el libro en su lugar y acercarse a ellos, todos se encogieron de hombros pues que una potencia estuviera con ellos les daba algo de temor de lo que fuera capás de hacer.

«Esto no es Amor.»Where stories live. Discover now