Capitulo 26: Amigos.

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Pasaron dos días y al fin el Ruso estaba "estable" claro, aún tenía bruscas subidas de temperatura pero hasta ahí, al fin pudo salir de aquel hospital, le pareció un infierno estar con el nebulizador pero ahora podía respirar aire fresco.
Afuera de emergencias estaban Rusia y México, Chile se había ido un día antes, le hubiera encantado quedarse con su amigo el mexicano pero si quería que algo saliera más allá con esos dos tendría que dejarlos solos.
Estos dos solo esperaban al Alemán que recogería al eslovaco, luego de ahí México iría al aeropuerto y volvería a casa.

—Gracias por quedarte conmigo —Hablo el Ruso mirando al latino.

—Por quinta vez, ya te dije que no es nada —sonrió —me alegra mucho que estés mejor.

Rusia le devolvió la sonrisa, realmente le agradaba mucho la compañía de México. Era alguien que irradia felicidad y motivación, algo que de igual forma encontraba en su amigo el Alemán, pero la del mexicano era distinta.
Era ese tipo de vibra positiva, no importará qué, era esa clase de persona que siempre te dará un motivo por la cual vale la pena sonreír y eso le agradaba al eslavo.

—Me preocupa un poco el echo de que sigas aquí, ¿En serio no perderás tu vuelo? —Volvió a tomar la palabra el ruso.

—Ah, ¿Quieres que me vaya ya? —Preguntó indignado -pero en broma- el latino tricolor llevando su mano derecha al pecho.

—¡No no! Solo no quisiera que por mi culpa perdieras un vuelo.

—Ya te dije que no, que llevo buen tiempo —Respondió en tono cantadito mientas lo miraba un poco desafiante.

—Está bien, si tú lo dices...

Méx rió, ése era el tipo de vibra que le encantaba al chico de ushanka.
Todos creían que Rusia era un tipo serio, amargado y reprimido por la vida, pero la realidad era otra, solo muy pocas personas durante su vida conocían ese lado de él, entre ellas sus hermanos, el alemán, y ahora, México.
De todas las personas que podría conocer, México era el último que hubiera pensado si nada de esto estuviera pasando. Sus recuerdos sobre cuando él era un niño y Méx cuidandolo aún no se hacían presentes. Ni siquiera podía recordar alguno de ellos y le parecía raro, pues fue en el periodo de la segunda guerra, cosa que puede recordar cómo su palma de la mano. Luego de eso, solo recuerda los vagos momentos que pasó con su padre antes de morir.
¿Sería buena idea? ¿Volver a sacar del tema tan de repente? Si el latino confirmaba que él paso la mayor parte de su infancia con el eslavo, ¿Por qué no preguntarle qué fue después? ¿Por qué nunca le llamó? O... ¿Por qué él no recuerda nada de él en ese entonces? Algo no cuadraba ahí y tendría que averiguarlo.

—Мексика, ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Uh, claro que sí, ¿Qué pacho?

—Dices que me conoces desde niño, ¿Verdad? Entonces ¿Por qué nunca supe de ti después de terminar la guerra? ¿Por qué nunca me llamaste?

México se quedó helado, las preguntas que había hecho habían llegado como un balde de agua fría. Y no, no es que todo fuera una farsa, pero a veces, o en aquellos tiempos era mejor desaparecer antes de que alguien más lo hiciera por su parte.
Pero claro, él ya no estaba ahí. ¿Sería buen momento para decirle la verdad? Mientras la mirada del ruso seguía encima del mexicano, éste trataba de agarrar valor y decirle.

—Ru-Rus... Yo- —El sonido de un claxon se hizo presente, ambos voltearon a ver, era el alemán manejando un Mustang de color negro.

—Es tut mir leid für die Verzögerung.
(Lamento la demora.)

Rusia bufo un poco para después mirar al Europeo de franjas negra, roja y amarilla, seguido de éso sonrió leve.

—Supongo que esta conversación queda pendiente hasta nuevo aviso —Comento el eslavo mientras veía por última vez al mexicano —¿Me envías mensaje cuando llegues?

«Esto no es Amor.»Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang