Capítulo 11; Aclarando algunas cosas.

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México salió del restaurante, pues adentro con la presión y la repentina noticia si le había causado cierta sensación de ansiedad, se quedaba sin aire y ya le parecía el lugar un infierno.

Lo que dijo USA... No, no podía ser cierto, Rusia no podría hacer algo así, ¿o sí? No lo sabia, pero quería creer que era falso, solo un estúpido rumor o una broma de mal gusto, quería darle una patada en sus huevos por ser un desgraciado y un bueno para nada, pero también sabia de lo que éste era capás de hacer, así que siempre tenía que guardarse sus cosas.

—Мексика!

El mencionado volteó a ver a sus espaldas encontrándose con el chico de ushanka tratando de normalizar su respiración mientras se acercaba a éste.

—Rusia... Y-yo, ah, lamento haber salido así.

—Мексика, клянусь, я ничего не знаю о том, что сказал этот проклятый капиталист.
(México, te juro que no sé nada de lo dijo el maldito capitalista.)

México se quedo callado mientras Rusia lo miraba fijamente algo preocupado, no quería pensar que el de Águila lo viera como un traidor e aliado. Aun sin obtener respuesta alguna el euroasiático recordó que el latino no entendía del todo bien su idioma, evito darse un golpe en la frente con la palma de su mano y trato de tranquilizarse, si estaba nervioso su español era mil veces peor del que hablaba naturalmente (o es lo que él creía).

—E-escucha, hablaré hoy con mi presidente, te juro que él no es así.

—No lo sé... Igual creo que tiene sus razones... —Dijo este desanimado sentándose en la banqueta.

—¿Qué? —Se sentó junto a este —¿A qué te refieres?

—Vamos, el gringo ya me lo ha dicho miles de veces, nadie me va a querer si sigo así.

—Por dios, ¿dejas que ese básico te pisotee?

—Pues...

—¿Para que me pediste ayuda? ¿Lo recuerdas?

México se quedo callado mientras desviaba la mirada algo apenado.

—Si necesitas algo para tu gente estoy aquí y no, no es ninguna molestia.

—Lo... ¿lo dices en serio? —Preguntó cazquibajo inocente ante sus propuestas.

—Sí, en serio, te lo digo en serio.

Rusia no sabia mucho sobre el afecto hacia otras personas, así que, algo incomodo de no saber si le gustaría o no al mexicano empezó a pasar su mano en la espalda del latino para reconfortarlo. Pero de sorpresa el amante del picante se abalanzo contra este abrazándolo por la cadera mientras ocultaba su rostro en el abrigo de este.
El chico de ushanka no supo responder a tal acto, así que solo siguió dando cariño con su mano.

Cuando el Mexicano se pudo calmar, ambos se pusieron de pie. Era media tarde, el sol se estaba ocultando.

—Se te está haciendo tarde, creo que deberías volver a casa.

—Sí, pero debo de ir a por Alemania. Además no me molesta dejarte en tu casa.

México sonrió ladeando la cabeza, así que ambos caminaron rumbo a la casa del mexicano.



—Esta cosa estuvo deliciosa marico —Comentó Venezuela mientras veía a sus amigos quién estaban todos en la mesa.

La tarta de frutas de Alemania había tardado más tiempo de lo esperado, pues hacían falta uno que otro ingrediente y tuvo que ir a por algunas cosas.
Obviamente las cosas también se complicaron para el Europeo, pues era su primera vez andando por esas calles, así que tuvo que pedirle ayuda a los latinos, el cual también fue otro reto, no era gratificante estar con cuatro sujetos gritando vulgaridades -que a pesar de que Alemania no entendiera muy bien el español sabia bien que la frase: "Chupame los cocos vieja culia" no era agradable oír.-

«Esto no es Amor.»Where stories live. Discover now