Capítulo 22; Una semana en Rusia con Rusia. 0.6 Última noche.

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—¿Pero como se te pudo olvidar eso weón?

México infló sus mejillas ante tal comentario de su amigo con el ojo de estrella.

Era de noche y el latino ya hacía arreglando su maleta, sería la última noche que pasaría en la casa del euro-asiatico. Mientras terminaba de poner la ropa en la maleta que se había llevado, aprovechó para llamar a su amigo para contarle lo sucedido que tuvo el día de anteayer con el chico de ushanka. Lo hubiera hecho ese mismo día o ayer pero después de eso Rusia y él estuvieron ocupados hablando ahora sí sobre comercio y esas cosas aburridas que haría un adulto adentrado en la política o cualquier mocoso de preparatoria solo por hablar y parecer intelectual.

—Te juro que todo iba tan bien que se me olvidó que no es joto... Y que no le gustan esas cosas —Méx suspiró mientras llevaba su mano a la cadera, tal y como una diva —. Pero bueno, hablas con Don Pendejo, qué esperarse de ilusionarse así.

Ya, tranquilo, te pones más dramático que Bolivia cuando viene a chillarme por mar.

—Es que wey... —El tricolor latino sostuvo su teléfono entre su hombro y su oreja para agarrar una de sus camisas y empezar a doblarla —Era todo tan bonito, conocí a sus hermanos, me invitó a comer, dormí en su cama, le dedique una-

¡¿QUÉ CHUCHA?!

Chile exclamó del otro lado de la línea espantando al amante del picante, podría jurar que casi lo deja sordo.

¡¿CÓMO ESTA ESO DE QUE DORMISTE EN SU CAMA?!

Es un mal entendido, yo también estaba tan sorprendido/asustado como tú —Hizo una pausa y volvió a tomar el teléfono en mano —solo yo dormí ahí, él en el piso.

Que eri malo, no han discutido y ya lo mandas a dormir como el perro.

—Agh, cállate baboso, él lo hizo por voluntad propia. Te lo cuento mejor mañana que llegue.

México terminó de guardar la ropa en su maleta mientras se recostaba en cama y miraba al techo, como si sus ojos estuvieran pidiendo una respuesta ante su desesperación a lo qué debería hacer con Rusia.

Vale, entonces, cambiando un poco de tema con lo sucedido...

—... ¿Debería darme por vencido?

—Chuta México no empieces. Por primera vez llegas demasiado lejos después de casi treinta años y ya quieres tirar la toalla.

En cierta parte su amigo el larguirucho tenía razón, pero es que estaba con la espada en la pared y no tenía salida alguna. Miró a su alrededor algo decaído tratando de buscar aún esa respuesta que no sería atendida ante sus dudas y reproches.

—Sé que es muy idiota dejarlo así pero no quiero arriesgarme y cagarla en grande.

Yo digo que le voltees la tortilla.

¡No! —Exclamó el mexicano enojado, tanto así levantándose de la cama —Quiero ganarmelo limpiamente, no jugando sucio.

—Mmm, vos decís.

¡México!, ¿Podrías bajar un momento?

En el primer piso se escuchó a Rusia hablarle a su invitado, México miró a la puerta un tanto frustrado, frotó su cien mientras le respondía con duras penas.

—¡Claro, enseguida bajo...! Chile, me tengo que ir. Mañana estoy de regreso.

—Te esperaremos en casa, tienes mucho que explicar.

Y así, la llamada terminó. México guardó su celular en uno de los bolsillos de sus pants, abrió la puerta y se dirigió abajo, a la sala principal para ser exactos. Fue ahí cuando se encontró a Rusia frente a este con una sonrisa pacífica y al mismo tiempo sería en cara.

—¿Ocurre algo...?

—Se sentirá muy raro que ya no estés aquí. Pero no me preocupo mucho ya que sé que nos veremos aún así en las reuniones y eso.

El latino tricolor rió, le parecía tierno que el chico dijera eso.

No te ilusiones.

—Y bueno, quería darte un obsequio.

—¿Obsequio? —El otro se sintió intrigado.

Méx no te ilusiones.

—Sabes, quiero que esto se repita para el futuro, me encantaría que vinieras más seguido a esto —El chico le dedicó una mirada sincera y llena de emoción en el rostro, cosa que no pudo evitar sentir a México como querido. Sus mejillas empezaban a comprarse poco a poco.

DEJA DE ILUSIONARTE.

Así que he decidido darte esto —El eslovaco tomó de uno de los sillones la gran chamarra que Rusia le había prestado a México para salir en su estadía.

México lo miró sorprendido, ¿por qué? ¿Ahora qué tenía que pensar? Sus sentimientos estaban en un conflicto interno ante su lógica.

Adivinen a quién le estaba haciendo más caso.

—Pero... ¡Es tuyo! ¡No puedo aceptarlo! —El latino se sintió extremadamente avergonzado por el regalo que estaba dándole el más alto.

—Tengo miles de chamarras más guardadas en mi clóset. No es que me muera de frío si no tengo una.

—Pero...

—Anda —Rusia tomo ambos brazos del chico con sello de águila para abrirlos y hacer una 'T' Pose. Así solo pudo ponerle la sudadera sin que el otro se quejara o objetara por ello.

Méx simplemente se quedó callado, ¿Qué había sido eso?

—Y-yo... Gracias —Levantó su mirada con sus ojos llenos de alegría y tal vez un poco cristalizados por tal gesto tan tierno.

—No es nada realmente. Gracias a ti por venir.

No hubo más palabras qué decir por parte de los dos. Solo unas sonrisas sinceras como amigos y nada más. Pero por México estaba tan contento que podría (si es que realmente pudiera) besar al otro.


No hay mucho más qué comentar. México tomó su avión temprano, Rusia lo acompañó hasta al aeropuerto. El latino llevaba puesta su ahora chamarra. Se despidieron con un apretón de manos y un "te veré luego" "cuídate" y esas cosas.

Cuando despegaron, México no pudo evitar sonreír, tomar entre sus manos el cuello de la chamarra y hundir su rostro en él. Olía a vodka y a guardado por un buen rato, tal vez sólo un poco a tabaco y a pino. Era un olor tan raro pero extravagante al mismo tiempo.

Oh México. Te has vuelto a ilusionar.



















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Aquí se acaba este especial y seguiremos con nuestra programación habitual.

A propósito, hay un error en el capítulo anterior xd en la nota que dejé al principio, la pendeja de yo le puse antagonistas y realmente es personajes secundarios, lamento eso, pero ya estaba medio dormida y quería terminar el capítulo pronto.

«Esto no es Amor.»Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon