Capítulo 9.

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De repente aparecimos en una calle un poco solitaria, de nuevo era un lugar que no reconocía y parecía algo alejado de mi hogar, el comenzó a caminar por aquella callé inclinada, yo estaba tras de el siguendolo realmente sin saber a dónde íbamos está vez, miraba alrededor pero solo era una calle simple con bardas grises como si estuvieramos en un callejón, de repente llegó a un cancel negro que abrió y entro.

Lo pensé un momento y me quedé quieta ahí.

- ven, no te haré nada - escuché sus palabras y el continuó su camino sin mirarme.

- si tú lo dices.

Suspire y me animé hacerlo, seguí caminando mirando al rededor había muchos arbustos, un camino de piedras que nos terminaron llevando a una casa blanca con una puerta negra de metal, cristales claros con un balcón en la parte de arriba del segundo piso, el llegó a la entrada saco la llave y abrió la puerta ahí es cuando entendí que estábamos en su casa.

- que esperas entra.

Le hice caso casi de inmediato y me apresure a entrar obligandome a mi misma a mirar todo el alrededor, en el interior las paredes blancas con algunas pinturas colgadas llamaban la atención, las escaleras sin barandal que parecían que flotaban y las luces calidas de las lámparas le daban un toque de modernidad junto con los muebles en negro.

- siéntate en el sillón.

De nuevo fui obediente mientras aún veía alrededor notando el estéreo con una gran variedad de discos pero sin televisor alguno, escuchaba a Levi en la otra habitación buscando algo aún no sabía que y no entendía por qué me había traído a su casa, pensaba en varias cosas, cuáles eran sus motivos para traerme aquí.

Escuché sus pasos que venían hacia mi, se sentó justo delante mío, en la mesa central que estaba en medio de la sala, traía entre sus manos una caja de metal blanca con una cruz roja, la abrió y en su interior había: curitas, vendajes, alcohol, agua oxigenada entre muchas cosas más. Me tomo de las muñecas y comenzó a limpiarme las pequeñas cortadas que me había echo con las ramas cuando corría.

- por qué me curas?.

- por qué no quiero que llegues a tu casa así, parece que escapaste de un lugar donde te tenían secuestrada.

- gracias - me límite a decir eso, hubo un silencio algo inquietante y me sentía nerviosa por la cercanía de el y por su tacto en mi mientras trataba mis heridas - por qué tienes un botiquín? Tus heridas sanan no creo que lo necesites.

- me gusta tener las cosas incluso si no las necesito, pueden ser útiles después como en este caso - puso un poco de alcohol en una gasa mientras limpiaba la sangre en mis dedos - que tanto sabes? - me preguntó sin voltearme a ver, concentrado aún con lo que hacía.

- lo que e leído hasta ahora en el diario familiar.

De repente se detuvo bruscamente y abrió sus ojos en señal de sorpresa - Yoshua te lo entrego?.

- si.

Su sorpresa no duró mucho casi de inmediato retomo su acción y volvió su expresión de indiferencia - pensé que no lo haría ya que aveces olvida incluso quien es el.

- digamos que me lo dió en el momento correcto - levanté mis hombros en señal para no darle importancia, lo veía mientras aún el tenía su rostro con sangre y en sus ropas también - no tienes televisión? - a mi mente fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza, sentía que si me quedaba en silencio el sería capaz de escuchar lo acelerado que estaba justo en ese momento mi corazón.

- no me gusta, así que no tengo una - respondió rápido dándole la menor importancia a mi pregunta.

Y de nuevo ese silencio incómodo apareció, había muchas cosas de las que quería hablar pero no sabía por dónde empezar  - puedo preguntarte algunas cosas?

No te enamores de el (Rivamika). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora