10. A la ciudá

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—Quiero que vengas conmigo a Barcelona.

—A mí no ze ma' perdío ná allí—contestó bruscamente Natalia mientras seguía paso a paso la receta que leía en la tablet.

—Qué arisca que eres a veces... —resopló Alba, picando el ajo con torpeza.

—Ome, Arba, con to' lo que hay liao' por ahí arriba..

—¿Qué dices? ¿Qué hay liao'?

—Coño, po' la independencia. ¿Te parece poco? Pa' que nos pille la guerra o argo. Ni mijita.

—Anda ya.

—¿Que no? Ahí ze va a liá una buena con er pelo champiñón eze...

—Eres una exagerada—bufó, retomando la tarea que Natalia le había encomendado siguiendo con su promesa de enseñarla a cocinar—. Es que... es el dulceweekend.

—¿Ezo qué eh?

—Un evento que organiza mi influencer más influencer—contestó—. Tengo que ir sí o sí.

—Influnze...—intentó repetir. Esa palabra sí que la conocía, aunque le solían bailar las letras. Pero al menos sabía lo que significaba: los empleados de Alba, esos que se grababan para YouTube—. ¿Pero tú no has venío ar campo pa'...?

—Sabela me ha dado permiso—la silenció, vistiéndose con una sonrisa triunfal—. ¿Vendrás?

—¿Pa' qué? Ve tú, Arba.

—¿Qué tengo que hacer para convencerte?

—Pa' empezá, no cortarte—dijo, quitándole el cuchillo. Alba bajó la vista a la tabla y vio una línea rojiza y espesa resbalando por su dedo—. Zi es que no estás en lo que tienes que está'...—la regañó, tirando de su muñeca hasta llevarla al baño. La sentó en el váter y empezó a limpiarle la herida mientras la rubia le miraba el lunar que descansaba bajo su labio.

—Me apetece mucho llevarte—susurró. Natalia levantó su mirada de la tirita que le estaba colocando y se encontró con unos ojos insoportablemente tiernos—. Te lo estás pensando... Es un paso.

—No estoy penzando en ezo.

—¿Entonces?

—En... en... en... —le soltó el dedo con brusquedad, tensándose de repente—. En que no hemos apagao' la olla, me cago en dié—dijo temblorosa, corriendo hacia la cocina.

—Si es que no estás en lo que tienes que estar, Natalia—vaciló, recuperando el cuchillo para lavarlo y poder seguir cortando.

—Mu' gracioza, pero podríamo' habé zalío ardiendo.

—Ojalá.

—¿Arba? —preguntó escandalizada.

Ain, ain, ain... la Arba lo que quiere es quitarze der medio. Aro, por ezo la Zabela la mandao' pacá... que zabe que yo ziempre estoy mu' pendiente de los inquilinos... ozú, ozú, cómo está er patio. Zagale, zagale... que mi Arba es una zuizida... Ajú, ajú... Po' vamo', con ezo no ze juega. Zabela me tenía que haber dicho argo, cojone'. Tanto zecretismo médico... ni tanto zecretismo médico.

—Natalia, ¿estás bien?

—Trae pa' cá eze cuchillo—contestó nerviosa, quitándoselo con miedo.

—¿Y el ajo?

—Ya lo cortaré yo—atajó.

—Pero si lo estaba haciendo bien. Te prometo que ya me concentro y no vuelvo a tajarme el...

Girazoles - (1001 Cuentos de Albalia)Where stories live. Discover now