Capítulo 2: El planeta Seroloc

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Silencio...

Oscuridad...

Frío...

La celda era pequeña, más bien, exageradamente diminuta

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La celda era pequeña, más bien, exageradamente diminuta.
Una habitación de tres metros cuadrados tendría más espacio, allí, y en cualquier otro rincón del universo.

La pequeña saiyajin no tenía idea de cuanto tiempo había pasado gracias a toda la oscuridad que había, pero había dormido aproximadamente dos o tres veces y su estomago casi gritaba pidiendo comida.

Se preguntaba cuanto tiempo más debía esperar para que comenzara a comerse a si misma.

Pasos...

Era un cuarto cerrado, sin ventanas y había olvidado donde estaba la puerta, la cual al cerrarse hacia parecer que era una habitación sin salida, el eco de los pasos podía ser de cualquier dirección.

Un estruendo seguido de una luz brillante color azul estaba tras ella, al girarse tuvo que cerrar sus ojos, un jalón la hizo salir pero también caer. Soltó un quejido, tras abrir sus ojos y parpadear varias veces logró acostumbrarse.

Era un pasillo y había dos "hombres" allí. Uno era muy alto color amarillo y cabello blanco y el otro muy bajo, casi de su estatura, color azul y cabello también blanco.

-Síguenos- ordenó el más alto y ambos caminaron, ella hizo caso, pasaron unos minutos donde los dos guías hablaron de cosas en un idioma que Diana no entendió.

Pararon frente a una puerta, tras tocar y recibir un "pase", entraron, allí estaba otro sujeto raro como ellos, su estatura era promedio, piel color roja y cabello blanco, él llevaba una bata blanca a diferencia de los otros dos quienes llevaban armadura.

-Hola- saludó a la niña.

Diana no dijo nada, no entendía que sucedía solo quería salir corriendo de allí.

-¿Crees que sea muda?- preguntó el más bajo a sus compañeros en un susurro, susurro que todos escucharon con claridad.

-No, desde que ella llegó Lord Kuriza se ha quejado de las palabras que esta niña le dijo, aún no acepta que ella se haya negado- respondió el tipo de la bata sin molestarse en moderar su volumen, claramente era inútil.

-Tiene miedo- anunció el más alto a los otros dos quienes solo hablaban. Ahora los tres tenían la mirada sobre ella.

-¿Qué hacemos ahora?- preguntó el más bajo.

-Yo escuché que los saiyajines son criaturas salvajes, lo mejor sera tener precaución- dijo el más alto.

-No sean ridículos, ella es una niña pequeña, además, mírenla, de ese tamaño podemos matarla fácilmente- habló el de la bata.

Goku y su hija ¿Qué pasó con el amor?Where stories live. Discover now