Capítulo 6: Despedidas

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Diana
Hay muchas clases de sitios especiales: los lujosos, los extravagantes, los de belleza única e inclusive los aterradores. Pero para mi padre y para mi, el sitio más especial consistía en una roca común, en medio de un bosque común, en una montaña común, según me contaba, ahí había dicho mi primer palabra: papá.

Me había sorprendido, él no estuvo conmigo ese día para escucharme decir eso, ni cuando di mis primeros pasos, o cuando comencé mis primeras lecturas. Por desgracia, él había estado en un planeta lejano y me había conocido hasta que tuve dos años.

Era por eso que cada noche íbamos a observar las estrellas y la luna, él me contaba sus aventuras y yo le decía mis sueños para el futuro. Esas ocasiones eran solo nuestras, él y yo.

Hablábamos como de costumbre cuando una estrella fugaz pasó iluminando un poco, yo ya había leído de ellas, o al menos de su explicación científica.

-Una estrella fugaz, se debe pedir un deseo- me explicó con una de sus lindas sonrisas.

-¿De verdad?- pregunté con algo de curiosidad y emoción.

-Si, por ejemplo- pareció pensarlo unos segundos hasta volver a hablar -yo deseo que haya paz en la tierra para poder estar con mi familia-

Sus palabras me hacían sonreír, él quería estar con nosotros. Tras pensarlo yo también hablé.

-Yo pido que cuando crezca, pueda ser una gran heroína para salvar a todos los que lo necesiten, como tú-

Él río orgulloso y después me abrazó para mimarme como sólo él sabía hacerlo, logrando que yo riera a carcajadas.

-No te preocupes Diana, siempre nos encontramos, no importa el enemigo...

Lo superaremos-

No tenía idea de cómo había sucedido, fue un lapso de tiempo algo extenso y sin embargo, pareciera un instante fugaz

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No tenía idea de cómo había sucedido, fue un lapso de tiempo algo extenso y sin embargo, pareciera un instante fugaz. Tal vez no puse la atención suficiente a los acontecimientos, pero justo ahora sabía casi todo sobre Freezer como él de mi.

Recuerdo que cada vez que alzaba la mirada de los libros que leía, él estaba ahí haciendo una cosa u otra, hasta que fue tan recurrente que dejó de sorprenderme, inclusive, debo admitir que se volvió un hábito. Llegué a buscarlo para poder concentrarme en la lectura, su presencia ahora era indispensable.

No lo sé, los arduos entrenamientos terminaban convertidos en juegos, las elegantes cenas entre ambos en una ocasional guerra de comida, e incluso, las "conquistas" a planetas en simples días de paseo. Por un instante, todo dejó de importar.

Era tan hermoso que parecía mentira.

Su venganza y la mía no eran prioridad.

Y mientras él jamás se olvidó de su objetivo, yo fui construyendo uno nuevo, uno donde él no podía faltar. Es decir, tenía a Freezer, ¿qué me importaba el resto?

Goku y su hija ¿Qué pasó con el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora