Capítulo 3: Te lo dije

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Esta era la situación: un arma sumamente poderosa y letal contra cualquiera que fuera el contricante, no aprovechaba en lo más mínimo sus habilidades

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Esta era la situación: un arma sumamente poderosa y letal contra cualquiera que fuera el contricante, no aprovechaba en lo más mínimo sus habilidades.

Así es, Kuriza estaba completamente desconforme con todo el asunto, era verdad que Diana había entrenando a más no poder, la sometió a pruebas que la debían dejar en el suelo incapaz de mover un solo músculo y aún así la muy caprichosa volvía a ponerse de pie.

Lo que había dicho Der era cierto, ella tenía una voluntad de acero.

Cortesía de su padre.

Y de ello no podía replegar, estaba satisfecho de como se desarrolló y explotó el poder de la niña que parecía no tener límites. Lo que si le hacía fruncir el ceño cada vez que veía a Diana, era todo ese brillo de esperanza que irradiaba cada mirada que ella daba.
Cuando estuvo lo suficientemente lista para entender cual era el trabajo que debía llevar a cabo, dejó bastante en claro una cosa.

No iba a hacerlo...

Y así podían tratar de convencerla u obligarla un millón de veces, nunca lo haría.
"Nunca digas nunca" le había respondido Kuriza con un tono molesto pero sin borrar la retorcida sonrisa que tanto molestaba a Diana y hacía temblar a cualquier otro.

Llaménlo por lo que sea, quizá la niña no lo tomaba en serio porque no sabía lo grande que podía ser la consecuencia. Un peso enorme que aunque quisiera, no podría llegar a soportar.

[...]

Neerg entró después del "pase", la habitación estaba un poco más oscura y vacía que de costumbre y el Serolocliano casi podía jurar que desde que dio un paso adentro, todo se sintió más pesado.

Más frío.

-Neerg...- el nombrado maldecía internamente a Kuriza y su forma tan tétrica de hablar.

¿Por qué fue que se quedó justo cuando ya lo habían liberado?

Oh, cierto. Por la pequeña sayayin.

¿Y por qué no la llevó con él?

Fácil, por estúpido.

Aún así, trataba de remediar la última pregunta que rondaba por su cabeza, había decidido en irse en cuanto supiera como robar una nave, llevaría a Diana con él y la cuidaría como si fuera su hija, y es que él ya la veía así.

Sabía que aunque ella le pidiera ir con su verdadero padre no podría cumplirlo por dos razones, la primera; que su familia no la recordaba, la segunda; que él quería estar con ella y aunque pareciera egoísta, no lo era, porque la niña, a fin de cuentas, también quería estar con él.

Un día, antes de que los pesados entrenamientos de Diana comenzaran, le pidió, que cuando ella volviera a casa con su familia él la acompañara.
Luego casi se rompió en llanto cuando él dijo que no podía hacer eso.

Goku y su hija ¿Qué pasó con el amor?Where stories live. Discover now