Capítulo 16: "Eso significaría ser mía"

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*Narra Valeria*

-Dios mío- digo cuando salgo del coche y me quedo mirando con la boca abierta lo que tengo delante. Estamos en una playa a 15 minutos en coche de la casa de el hermano de Pablo. Al parecer es una playa a la que no va nadie ya que solo están los invitados de la boda. La playa esta dividida en dos partes, a la derecha está el altar y las sillas separadas por una alfombra con mas o menos 25 sillas a cada lado, está claro que es una boda privada. Las sillas están llenas de flores, al igual que la alfombra blanca que da a un altar que está debajo de un gran arco hecho solo de flores. Al lado izquierdo de la playa hay unas carpas enormes donde supongo que es donde vamos a cenar. El olor a agua salada entra por mis fosas nasales y la brisa del mar me golpea en la cara. Este sitio es perfecto.

-Bonito, ¿no crees?- pregunta él dándome la mano. Asiento aun asombrada con la preciosa vista a mí alrededor.

-¿Cómo habéis conseguido montar una boda en plena playa?- el olor a sal invade todos mis sentidos, y me dan ganas de meterme corriendo al agua.

-Tenemos contactos- sonríe

-¿Debería asustarme?

-Puede...-me guiña un ojo, y se comienza a reír tras ver mi cara de asustada- venga vamos.

-Podrías haberme dicho que era una boda en la playa- tengo que parecer estúpida en este momento, andar con estos tacones es imposible, con un vestido que me llega a los tobillos y mas aun teniendo en cuenta que estamos andando sobre arena. Él tan solo me sonríe.

-¿Quieres que vayamos a sentarnos ya?- asiento. Nos sentamos en la primera fila de las sillas a la derecha de la alfombra, donde van los familiares del novio. El tiempo pasa y los invitados van tomando asiento, yo me dejo llevar con el sonido de las olas.

-Siempre me he querido casar en la playa- pienso en voz alta. ¿He dicho eso? Espero que no lo haya oído. Abro los ojos y veo como sonríe. La música nupcial empieza y vemos como Salva llega al altar nervioso. Pablo me da un beso en la mejilla y pone mis manos en su regazo antes de que la boda empiece. En el tiempo en el que tarda Alejandra en cruzar la alfombra, me quedo pensando en por qué Pablo ni siquiera ha intentado besarme en estos días. Se supone que somos pareja delante de su familia, y lo único que ha hecho ha sido darme besos en la mejilla y cogerme de la mano, no es que quiera que lo haga, pero...¿Y si intenta besarme?¿Le dejo?¿Le doy una oportunidad? ¿Debería ser menos borde con él?

Sin darme cuenta ha pasado casi media ceremonia y veo a Sofía casi corriendo por el pasillo que da al altar con una cesta con los anillos.

-Lo has hecho muy bien- la sonrío cuando se sienta en el regazo de Casilda que está en la silla de al lado.

-Salvador Moreno de Alborán, ¿quieres recibir a Alejandra Sanchez, como esposa y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?- pregunta el cura a Salva.

-Sí quiero- responde él, y una lágrima cae por mi mejilla. ¿Por qué tendré que llorar en las putas bodas?

-No llores- me susurra Pablo y pasa su brazos por mis hombros acercándome más a él.

-Alejandra Sánchez, ¿quieres recibir a Salvador Moreno de Alborán, como esposo y prometer serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

-Sí quiero- responde ella también emocionada.

Todos aplauden cuando Salvador besa a su, ahora, mujer.



Al igual que en la ceremonia, dentro de las carpas todo esta lleno de flores y hay mesas redondas por todos lados, y una larga rectangular, la de los recién casados, al fondo de las casetas hay un espacio vacío, la pista de baile, supongo. Esto es mucho más grande por dentro que por fuera.

En Brazos de Él (Pablo Alborán)Where stories live. Discover now