El comienzo de su infierno; Ian.

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-Insecto párate de una vez que tienes que trabajar- llama Érica, la madre de Ian.

Este que está tirado en el suelo en una esquina de la cocina, despierta al sentir patadas en sus costillas.

Se levanta temblando y con pesadez, le es difícil lograr el equilibrio y sostenerse después de la paliza que le dio su papá la noche pasada, luego de que no cumpliera la tarifa establecida de todos los días.

Como puede logra pararse y a empujones su madre lo saca de casa, sin antes no recordarle lo que pasará si no regresa con el dinero establecido.

Sin desayunar, con un terrible dolor en el cuerpo que hasta le cuesta respirar, empieza su camino hacia la parte transitada de Londres.

Se ve en un espejo de un carro y se da lastima, su aspecto es deplorable, su extrema delgadez se hace notar, así como el gruñir de su estómago que hace más de dos días no recibe alimento.

Pero él ignora todo esto, o bueno al menos lo intenta, porque si no consigue el dinero le irá peor, esta cuata diaria que si no le lleva a sus progenitores, ellos se encargan de hacerlo arrepentirse, con sus golpes y castigos.

Ustedes se preguntarán; ¿porque no pide ayuda?

Pues la respuesta es simple, sus padres le han hecho creer que esto que le pasa es lo normal y que si se queja de su vida con las autoridades o alguien más lo único que pasará es que lo llevarán a un llegar peor y Dios sabe que eso ya no lo soportaría.

Empieza a trabajar limpiando autos, sintiéndose desfallecer, poco a poco va ganando un poco de dinero y cruza por su mente la idea de comprar algo para comer pero la desecha de inmediato, prefiere tener hambre a recibir otra paliza de sus progenitores.

En la media tarde de verdad que ya no podía, y era tanto así que una señora por la calle le regalo un pedazo de pizza y el enseguida la devoró y por lo menos eso le aplacó un poco el hambre.

Llega a su "casa", lo dice entre comillas porque para él esa construcción es todo menos su hogar.

Nota algo extraño, fuera de ella se encuentra un auto que se mira costoso y no puede evitar preguntarse que hace allí un auto como ese.

Sin tomarle demasiada importancia ingresa a la propiedad y no puede ocultar su sorpresa al encontrar a dos hombre en la sala junto a sus progenitores.

-que bueno que llevas escoria, estos señores te estaban esperando-dice su madre con una sonrisa cínica y amarillenta.

-¿q-que está pa-pasando?-preguntó sin comprender.

-lo qué pasa es que al fin nos servirás para algo inútil, y quien iba a pensar que vales $ 10,000 dólares-dice ahora su padre sin una pizca de remordimiento por lo que estaban haciendo.

-n-no, por-favor no p-padre, no entiendo-dice ahora con lágrimas en sus hijos.

-claro que si estúpido, y que es lo que no entiendes, te estamos vendido, escúchalo bien VENDIENDO, porque para ese es lo único que sirves- le respondido de forma hiriente.

Él quiso reaccionar, tratando de huir de allí pero a penas dio el primer paso, uno de los hombres lo agarró fuertemente del abrazo impidiéndole su huida, se retorció, grito por ayuda pero nada resultó, lo sacaron de la propiedad y lo aventaron al auto, claro esta que algunos vecinos salieron por el alboroto pero prefirieron no hacer nada, al fin y al cabo, no era su problema.

(...)

Lo llevaron fuera de la cuidad, a medio viaje le inyectaron algo que en el momento no supo que fue, pero a los pocos minutos se dio cuenta que era un sedante ya que desde allí no supo nada de si.

El es MÍOWhere stories live. Discover now