Narcissa

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En el momento que Draco tomo su carta supe que algo andaba mal. Su hermosa sonrisa se había desvanecido y su cálida mirada fue ensombrecida.

Lucius lo noto, Draco leyó la carta en voz alta con poca emoción, no había rastro de felicidad ni decepción, una indiferencia terrible se sentó en su rostro.

Donde había ido el niño emocionado por ir a hogwarts? Donde quedó el niño que alguna vez me hizo berrinches? O me pidió convencer a Severus para meter una escoba por contrabando?.. dónde...

Pensé que diría algo más pero la carta en sus manos ardió en llamas y Draco cayó desmayado, Lucius corrió a sostenerlo antes de que se golpeara contra el suelo pero fue muy tarde.

Al llegar a su lado Lucius lo llamo hasta que notamos que no tenía pulso.

La mansión se volcó en un caos, Lucius llamo a su medimago de cabecera. El señor Valerius vino desde Transilvania, el tiempo corría en nuestra contra. La tes pálida de Draco se había vuelto grisácea, llamamos a Severus.

Incluso él no pudo hacer mucho. Mi corazón palpitaba de miedo, en esa gran cama estaba mi hijo, echado, siendo atendido por uno de los mejores medimagos del mundo y el pocionista más joven de la historia. Trataba de reanimarlo, hicieron varios hechizos, incluso le dieron pociones.

Lucius y yo nos agarramos fuerte de las manos. Ambos temblando del pánico y terror, si perdía a mi hijo no sabría que hacer.

Él era lo único bueno en este mundo. Merlín no lo arrebate lejos de mí

Paso quince minutos, Severus y señor Valerius solo pudieron detenerse y mirarse impotentes.

-lo siento, ha muerto..

-No... No mi bebé no -mi voz se quebró, Lucius me sostuvo -No Severus dede de haber otra forma! Mi bebé aún puede vivir

-lo siento Cissy, Draco... -hasta Severus estaba afectado, su rostro siempre serio se había controccionado de dolor y desesperación -No podemos hacer nada más, Draco, él...

En ese momento se escucho un estallido en la habitación de Draco, abrimos la puerta, en el centro de la cama mi hijo estaba recibiendo descargas eléctricas, la magia venía de él mismo.

El señor Valerius corrió a tratar de estabilizar los estallidos hasta que el aliento escapó de los labios, mi hijo! Mi bebé había vuelto a respirar!

Lo llamé varias veces, tome su rostro entre mis manos cuando dió otra bocada de aliento. Sus párpados apenas se abrieron, cansados y adoloridos, una lágrima rodo por su mejilla antes de quedar inconsciente.

-Valerius! Valerius que le sucede? Porque ha vuelto a cerrar sus ojos

-Mi señora debe de calmarse -dijo el anciano

-Lucius, sácala de aquí! El medimago y yo haremos unas pruebas -ordeno Severus

-No! Lucius no puedes separarme de mi bebé -jade de dolor, mis lágrimas empaparon mi rostro de pena y desesperación. No podía estar lejos de Draco, que tal si nuevamente dejaba de respirar, que pasaría si su corazón se detenía.

Lucius pese a su propio malestar y el miedo, me saco a la fuerza de la habitación. Me sujeto de la cintura y jalo de mi como si fuese una sanguijuela pegada a nuestro hijo. Ví la puerta cerrarse antes de gritar de dolor.

Las siguientes horas fueron eternas, mencionaré que Severus y el señor Valerius estuvieron como tres horas encerrados en la habitación de Draco. Lucius y yo apenas hablamos, solo escuchábamos nuestras respiraciones y el sonido de nuestros pasos.

Casi cayendo la noche, la puerta del cuarto de Draco se abrió, Severus y el señor Valerius salieron, mostrándose cansados.

-puedes pasar Cissy -dijo Severus en tono áspero -luego hablaremos de la condición de Draco -asentí silenciosamente

Draco Malfoy y el mundo mágicoWhere stories live. Discover now