17 de febrero

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Querido diario:

Derek supuestamente volvió ayer. Y pasó todo el día junto a mí, porque se creyó que yo estaba mal. Pero bueno, por lo menos compensó él tiempo que hubiésemos paso ese día.

            —Bonita —Derek me abrazó fuerte mente.

            Lo aparté de mí con un empujoncito.

            —Hola.

            —¿Estás bien? —preguntó un poco sorprendido.

            Me encogí de hombros.

            —Sí, ¿por qué?

            —Te noto un poco extraña —dijo acariciando mi rostro.

            —Es que no me estoy sintiendo muy bien —mentí.

            No podía decirle que yo sabía que me había mentido. No quería volver abrir esa maldita herida que Sally dejó en su frágil corazón.

            —¿Qué te pasa, nena?

            Me miró con sus bellos ojos almendrados.

            —Creo que asoleé mucho ayer —dije bajando la mirada. No me gustaba mentirle.

            Frunció el ceño.

            —Pero yo no veo que estés muy bronceada.

            —Recuerda que mí piel es muy blanca —dije—. Así es difícil que tome color.

            —Sí…, tienes razón.

            Sonrió.

            —¿Quieres que me quede todo el día cuidándote? —me preguntó él.

            —Sí.

Para Verte Sonreír  (completa)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora