03 de marzo

4.1K 232 0
                                    

Querido diario:

Fui a casa de Derek porque me lo había pedido por mensaje de texto, un par de horas antes. Pero cuando llegue a su casa, su madre me dijo que no estaba. Lo que me pareció realmente raro porque él no es de hacer ese tipo de cosas.

                —Querida.

                La mamá de Derek abrió la puerta.

                —Señora Morris, ¿Derek se encuentra aquí?

                —Acaba de irse.

                —Qué extraño —exclamé—. Él me dijo que viniera a esta hora.

                Ella bajó la mirada con amargura.

                —¿Sucede algo?

                —Pasa —hizo seña para que entrara a la casa—. Así charlamos más tranquilas.

                Asentí y caminé hacia el living.

                —¿Quieres tomar algo? ¿Un té? ¿Café? —preguntó cortésmente.

                Negué con la cabeza.

                —No, gracias. Estoy bien así.

                —Bueno.

                Se sentó junto a mí.

                —Señora… ¿qué está pasando?

                —No lo sé —dijo—. Y eso me preocupa bastante.

                Resopló por la frustración.

                —Hace unos cuantos días que lo veo extraño, y me da pavor que vuelva con su problema con los cigarrillos

                —¿Problema? —pregunté.

                Asintió.

                —¿No lo sabías?

                —No.

                —Aura, mi hijo sufre de tabaquismo —dijo ella.

                Me quedé boquiabierta.

                —No puedo creer lo que me estás diciendo.

                —Es así, mi niña —dijo con voz quebrada—. Hace tres años que fuma de esa forma.

                —Yo nunca lo había visto… claro, hasta el otro día.

                —Cuando Sally lo abandonó él dejo de hacerlo —Suspiró profundamente—. Pero ahora no sé qué pasa.

                —Me está queriendo decir que ella era la culpable.

                —No sé si culpable, pero ella lo dejaba muy nervioso.

                Apretó los labios.

                —Él me prometió que no lo volvería hacer —dije tratando de animarla.

                —Ojala sea así.

Para Verte Sonreír  (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora