03 de abril

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Querido diario:

Después de haber compartido la cena con mi familia, me fui prácticamente corriendo a casa de Derek. Él me había invitado hacia un par de horas antes a ver una película allí. Estaba feliz cuando me llamó, porque eso significaba que estaba de buen humor. Yo pensé que por fin las cosas volverían a estar bien como antes.

                 Y así fue hasta que mi mejor amiga vino a interrumpir mi felicidad para comunicarnos una fea noticia. La cual sinceramente me puso muy triste.

                —¿Fabiana, qué haces aquí? —preguntó Derek al abrirle la puerta.

                —Chicos, tiene que saber algo.

                —¿Qué sucedió?

                —Sally sufrió un accidente automovilístico —dijo con la voz entrecortada.

                —¿Qué? —Derek se derrumbó en su interior.

                Me quedé helada en el sofá.

                —¿Estás hablando en serio?

                —Sí —afirmó.

                —¿Cómo está ella? —le preguntó Derek.

                Fabiana me estaba mirando.

                —Dime cómo mierda está Sally —gritó.

                —Tranquilo, ella está bien. Solo sufrió unos cuantos golpes.

                El suspiró por el alivio.

                —¿Dónde se encuentra?

                —Ella está hospitalizada en la clínica que se encuentra a dos cuadras de aquí —dijo Fabiana.

                Él asintió.

                —Aura —Buscó mí mirada—. ¿Te molesta si voy a visitarla?

                —No. Claro que no —dije—. Ella fue tu novia… tienes que hacerlo.

                —Gracias —Besó mi mejilla y corrió.

Treinta minutos después

        Fabiana estaba súper enfadada conmigo por no haber acompañado a Derek a la clínica. Que me obligó a tomar las llaves del auto de papá para que maneje hasta allí. Por un lado ella tenía razón, es un momento difícil para él y yo tendría que haber ido a acompañarlo.

        —Aura —dijo agita por haber estado corriendo—, ya averigüé. Está internada en la habitación número dieciocho.

        —No sé si es una buena idea.

        —Lo es. Ve.

        Le hice caso y comencé a buscar la habitación.

                                                                                      ***

Tengo que aprender a no ignorar mis malditos presentimientos. Yo sabía que no tenía que entrar en este lugar. Había percibido desde el primer momento, que la única que terminaría herida aquí, era yo. Cuando por fin encontré el cuarto accidentalmente escuché una conversación, que hubiese preferido nunca haberla oído.

                —Derek —dijo Sally entre suspiros teatrales—.Gracias por haber venido.

                —No tienes que agradecer nada.

                —¿Sabes cuánto te adoro? —le preguntó ella.

               —Lo sé.

                —Bueno. Nunca lo dudes.

                Hubo una pausa.

        —¿Me sigues queriendo? —Sally susurró.

        No se escuchó una respuesta.

        —¿Me quieres?

        —Eres el amor de mi vida. Nada puede reemplazarte.

        Derek resopló.

        —Aunque lo haya intentado…; nunca pude olvidarte.

        Mi corazón estaba rompiéndose en miles de pedazos. Mi mundo se había derrumbado por las palabras de Derek. Ya no podía soportar escuchar más. Tenía que esfumarme de ese lugar.

Para Verte Sonreír  (completa)Onde histórias criam vida. Descubra agora