29 de febrero

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Querido diario:

Estoy un poco bastante preocupada  por Derek. Como hacía dos días que él no daba señal de vida, fui hasta su casa para ver si  todo estaba bien. Cuando su mamá me abrió la puerta, me pidió que por favor vaya hasta la habitación Derek para hablar con él. Porque no ha querido salir de allí en muchísimas horas, y parece que ha vuelto a fumar. Me quedé helada al oír eso, porque no lo podía creer. Yo nunca supe de que él alguna vez haya fumado.

        —Hola.

        Golpeé a su puerta para que me abriera.  

        —¿Aura? —preguntó del otro lado.

        —Sí.

        Velozmente la abrió.

        —Hola —me saludó mientras seguía fumando su cigarrillo.

        —Hola.

        Besó mi mejilla.

        —¿Cómo estás? —preguntó.

        —Bien —le contesté —. ¿Y vos?

        Suspiró.

        —Genial.

        —No sabía que fumabas —protesté.

        —Sí, solo lo hago cuando estoy nervioso.

        Fruncí el ceño.

        —¿Por qué estás nervioso?

        —Por nada en especial.

        —Mmm, está bien.

        Hubo una larga pausa.

        —Pero no lo hagas más —supliqué—. Es malo para tu salud.

        Él me sonrió tiernamente.

        —Maldición, eres muy tierna.

         —Solo quiero tu bien. 

Para Verte Sonreír  (completa)Where stories live. Discover now