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¿Los sentimientos acostumbraban regresar? De cierta manera CJ lo había sentido como un vuelco distinto al que solía tener con cualquier chica que se cruzará por su camino. Había estado cierto tiempo con Maddie aunque le restaba importancia pues era el juguete preferido de su hermano.
Pero ahí estaba esa cabellera azulada, su color favorito. Evie era esa manzana envenenada por la que moriría por darle un mordisco a esa nivea piel pálida y esos rojizos labios. ¿Quién no se moriría por besarla?

— Mi consejera podrá dirigirlos a sus respectivas habitaciones y darles su itinerario. — Ben informó mientras que sonreía con suavidad retirándose dando una reverencia.

Evie sentía su corazón galopar a mil por hora, ¿CJ estaba en la lista de los chicos de ingreso? No recordaba haber apuntado su nombre, ¿Lo hizo inconscientemente? Recordaba cada detalle pero jamás pensó que podría verla, ahí, justo donde el amor por Mal estaría suplantando su lugar.

Los niños estaban admirando esos rosales, el pastizal y el cielo azul con el sol nublando su vista.
— ¡El sol quema mis ojos! —
— ¡Y quema! — Los niños chillaron mientras que el silencio sepulcral entre la rubia y la peliazul era algo no muy llamativo.
— ¿Ellas son raras? — Uno de los niños susurro mientras que alzaba sus hombros, aunque, se vio interrumpido por la seca mirada de Hook.

— Niños, vamos es por aquí — Evie comenzó a caminar haciendo sonar ese tacón contra el pavimento del umbral de Auradon llamando su atención.

— Como usted ordené... manzanita — Ronroneo CJ detrás de ella mientras que las cadenas de su pantalón se balanceaban con sus suaves pasos, ella con cada paso podía verse... dominante y provocativa.

Evie se sentía explotar, ¿CJ estaba en el mismo sitio que ella? Ya no estaba en la isla donde con un par de palabras la hacía alejarse o un Harry enfadado por quitarle “el territorio”, estaban ahí teniendo el mismo silencio y sus corazones acelerados

— ¡Cómo pueden ver! Aquí tenemos distintos talleres y clases sobre la bondad, la cocina está abierta hasta las 8, pueden comer el menú o los buffet que suelen poner los días de la semana — Explico, entre la revolución de sentimientos sentía la melancolía de ver a los niños de la isla con esos ojos brillantes como el sol admirando cada detalle de Auradon, ¿Así se veía ella? Era algo que sin duda le hacía sonreír internamente

La felicidad de conocer un lugar nuevo... Era milagrosamente grande.

[...]

— ¿Enserio? — Jay pregunto con esa suavidad mientras que sonreía, el mayor miró a Mal con una sonrisa burlona, ella parecía una niña chiquita cuando se frustraba.

— ¡Sí! ¡Ah! — Mal tenía la cabeza hecho un desastre tanto que se tumbó en la cama de espaldas dejando salir un pequeño gruñido — No hice nada por saber... ¡Porque lloraba! — Grito exasperada.
¿Era la peor amiga? Por supuesto que se sentía así, ¿Por qué? Eran amigas pero Mal solía preocuparse de más por su familia, esa familia que la hizo saber que no estaba sola en el mundo

— Tal vez Doug le hizo algo, ¿O Audrey? Siempre escucho que intenta ser mejor que Evie en Glamour pero sin duda la pisa ligeramente —

— Enormemente — Corrigió. — Tal vez un pequeño cesto de manzanas y de... ¡Telas! Le haga sentir mejor — Se levantó, Jay hizo una mueca en forma de broma

— ¿Fue lo mejor que se te ocurrió? —
— ¿Tienes una idea mejor? —
— Tengo miles de ideas de cómo hacer que una chica dejé de estar triste pero lastimosamente no es algo que una dama de la corte haría —

Mal le miró pensativa con una ceja arqueada pero al darse cuenta de el comentario morboso le arrojó una almohada
— ¡Eres un sucio! —
— Ouh... Palabras de princesa —
— Eres un maldito asqueroso —
— Eso se escuchó mejor. — Jay dió una suave risa para acercarse poniendo una mano sobre su  hombro alzando sus hombros
— Mal, Evie es más especial para ti de lo que crees...—

¿Era más especial de lo que creía?

— Solo intenta recordar — Sonrió, entonces abrió sus ojos mientras que nego
— Solo somos amigas —

[...]

Evie caminaba de regreso a su habitación tanto que terminó por dar un suspiro agotado cuando entro a su habitación, ahora estaba sola, entre vestidos, telas y una cómoda cama color rosa pastel.
— ¿Algo más podría empeorar? — Maldijo, pero, sí podía empeorar con un suave toque en la puerta que le hizo gruñir — Ya no atiendo pedidos — Dijo acercándose a la puerta llevándose un sorpresa.

— ¿Que haces aquí...? —

𝙄𝙩 𝙬𝙞𝙡𝙡 𝙗𝙚 𝙤𝙪𝙧 𝙨𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩.| 𝘔𝘦𝘷𝘪𝘦 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤𝘵𝘪𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora