2

116 11 0
                                    

Sena entró en la cafetería en donde había estado esa mañana y poco después Ruki la acompañó en la mesa con una sonrisa. Se preguntó por un momento cómo había adivinado que estaba allí, pero ese era para ella un detalle al cual le aportaría el interés necesario en otra ocasión.

Sena se sentía inquieta. Si iba a llevarlo a cabo, no pensaba dejar sospecha alguna, por lo que, antes de comenzar a hablar se aseguró de que su identidad quedase encubierta en ese lugar. Llamó a la camarera para que los atendiera lo antes posible.

- Entonces... –comenzó a decir Ruki expresándose con misterio- ¿Qué ibas a proponerme?

- ¿Gustas de sembrar el misterio? –preguntó Sena interesada por este detalle que la fascinaba y molestaba a la vez.

"Es esencial sembrar el misterio, eso hace la presa incluso más apetitosa" pensó Ruki, y evitó hacer ese comentario. No porque fuese incorrecto sino porque temía su reacción. Sena para él era como un fruto prohibido del que quería probar, pero desconocía su sabor y los efectos que pudiese causar en él, y eso, era precisamente lo que la hacía apetitosa. Ella era diferente y única. A pesar de sus muchas indagaciones él era incapaz de adivinar sus pensamientos y eso lo frustraba. Siempre supo qué hacer, pero con ella no le era fácil encontrar la respuesta a sus deseos.

- Eso no da respuesta a mi pregunta –reprochó Ruki.

- Ni tampoco a la mía –protestó Sena cruzando los brazos en el pecho. Ruki no pudo evitar dirigir su mirada a la hermosa línea que se formaba en el centro de su blusa escotada en corazón- ¿Cómo pretendes que tenga algún tipo de relación contigo cuando no conozco de ti la más mínima cosa?

- Qué atrevida –exclamó Ruki divertido por su reacción- No hemos llegado a un acuerdo y ya me estás invitando a que me escurra entre tus curvas.

Sena miró hacia los lados en espera de que nadie lo hubiese escuchado, pero para su suerte no fue así y pensó en que decirle, pero fue interrumpida por la camarera que tomó sus órdenes para luego alejarse tranquilamente.

- Si tienes alguna enfermedad lo pagarás bien caro –dijo Sena seriamente, preocupada por este detalle.

- Creo que hablado en esos términos yo soy más casto –respondió Ruki con seriedad, acariciando ligeramente su mentón, como si pensase con profundidad el tema.

Sena lo miró con desconfianza y mientras lo hacía la camarera traía sus bebidas y se retiró con rapidez.

- Ese rostro no me dice eso –dijo Sena con seguridad. Tanta, que bebió con confianza de su café creme.

- Solo tengo 18 años –declaró inocentemente Ruki, mientras bebía gustosamente de su té.

Sena, sorprendida y alarmada casi se derrama el café encima. La sorpresa había sido tal que terminó escupiendo el líquido en la taza con nada de glamour.

- ¿Cómo? –exclamó. Sena a medida que pasaban los segundos se asustaba. Sí, Sena había estimado que él podía ser menor que ella, pero esto era una verdadera sorpresa. No pensaba en él como alguien menor de los veinticinco años, pero ¡Dieciocho años! "¡Es diez años menor que yo!" Sena se empezó a preocupar sobre las consecuencias que le traería todo esto.

- No te preocupes –la tomó de la mano acariciando su palma con un dedo. Sena retiró la mano ante el efecto inmediato que esto había tenido en su conciencia y su entrepierna. Ruki solo sonrió inocentemente- Seré justo lo que necesitas. Puedo darte todo lo que Izumida no te ofrece o incluso más –sonrió con suficiencia- Pero, cambiando a algo importante ¿Dónde piensas plantear tu empresa?

Sena pensó en un lugar para esconderse. "Odio esconderme" se dijo a sí misma y se percató de que no había pensado en ello. Y, por mucho que lo pensaba, no encontraba ninguna respuesta a esa pregunta.

- No tengo idea –respondió al fin, derrotada por su falta de conocimiento- ¿Tienes alguna propuesta?

- Pensé que ibas a decir algo parecido –admitió Ruki- La verdad es que seria delicioso hacerlo en tu cama –Sena se estremeció ante esta propuesta- pero no me gustan las interrupciones. Aunque, puede ser que el lugar a donde te voy a llevar no te guste.

Sena se preocupó, pero decidió simplemente se dejó llevar. Ruki quedó complacido con esta decisión y la tomó de la mano.

Entraron en la confortable soledad y discreción que ofrecían las paredes de un hotel. Sena entró mirando con curiosidad la habitación. "Al fin solos" pensó Ruki cerrando la puerta tras de sí.

Sena no pudo aguantar la tensión ni avanzar un paso más en la habitación. Dejó el bolso en el suelo y sin necesidad de preguntar besó al que ahora era su amante. Sus fríos labios le habían recordado al sentimiento del beso de su esposo, pero este era diferente, le devolvieron le beso con la misma pasión que fue entregado. Tierno, húmedo y dulce, a pesar de que en su bebida no fue azucarada. Era delicioso y adictivo. Justo como lo había deseado. Sena quería más. Se aferró a su camisa, obligándolo a bajar el rostro. Se besaron, no, se devoraron mutuamente. El amante profundizó, complacido de ser el causante y el benefactor de tanto deseo, el beso al colocar sus manos en su cintura y en su nuca. Sena se sentía por primera vez en mucho tiempo anhelada. Ambos se sumergieron en el placer interminable, donde no cabía ni la duda ni la indecisión.

Tentación (Ruki Mukami)Where stories live. Discover now