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Sena no sabía exactamente qué sentir ¿Halago? ¿Sorpresa? ¿Dolor? ¿Vergüenza? Sí. Sena había olvidado los cinco años de casados. Había olvidado el hecho más importante de su compromiso. Y como si no fuese suficiente, Takashi, que era una persona muy despistada cuando de esos asuntos se trataba había hecho algo especial sólo por ella y la había dado su mejor sonrisa a pesar de que conocía que a Sena se le había olvidado con el entusiasmo que sólo era propio de él. Takashi tenía un sentido del humor tan amplio, que, de tener una mala situación, gracias a esta cualidad podría salir rápidamente del precipicio sin esfuerzo y, junto con él, sacar a todos de ahí. Por ello nunca tomaba un error como un disgusto sino como un descuido, y esto pronto se convertiría en un motivo para la diversión en un futuro. Era precisamente esa cualidad de la que Sena carecía y de la que se había enamorado profundamente.

Takashi sonrió.

- ¡No puedo creerlo! ¿Lo habías olvidado? –Sena, en silencio sólo pudo sonrojarse para excusarse- ¡No lo puedo creer! ¡Y luego me acusas de olvidadizo! –dijo con el rostro serio pro no tardó en iluminarse con una sonrisa- ¡Pero no importa! Si yo lo hago tú también puedes. No voy a culparte por algo que me pasa también a mí. Sólo disfrutemos lo que nos queda de día.

Takashi dejó a Sena en el comedor y movió la silla para que se sentara. La mesa estaba vestida de un mantel blanco con manjares encima acompañado de unas copas de vino de uva y adornado con un hermoso candelabro. La cena estaba inspirada en esos románticos momentos descritos en libros clásicos, donde no importaba el glamour que escondiese la decoración sino la posibilidad de mirarse a los ojos que tenían los enamorados. Todo olía delicioso, pero Sena sabía que eso no había sido obra de Takashi, pues él no dominaba ningún arte, ni siquiera uno tan común como era el de cocinar. Pero a Sena le parecía a pesar de todo perfecto. Y doloroso.

Disfrutaron de la comida mientras Takashi daba la conversación que antes era habitual para Sena. De alguna manera esto era algo que extrañaba, pero, no podía dejar de sentirse culpable, y en momentos de distracción la voz impostada de su marido era sustituida por una más hipnótica que nunca, en su opinión trataría temas como esos de forma tan deliberada, ni siquiera sería capaz de hablar de ese tema tan trivial. "Concéntrate Sena" se reprochó mentalmente.

- Acompáñame querida –animó Takashi tomándola de la mano cariñosamente, acariciando a la espera de la respuesta los nudillos.

- ¿A dónde? ¿Hay más? -cuestionó Sena curiosa, volviendo a la realidad.

- No entiendo por qué te sorprendes tanto ¿Vienes?

- Sí.

Takashi la llevó de la mano hasta el baño. El olor de las velas aromáticas acompasaba el sonido de la música clásica y la tenue iluminación de la habitación. La bañera estaba llena de agua caliente con sales de baño. "Un baño... romántico" Sena estaba más que halagada, confundida y era incapaz de apreciar los detalles de la situación.

Takashi abrazó a Sena por la espalda y besó su cuello con la dulzura que siempre había caracterizado sus caricias. Sena ¿Qué podía decir? No sentía nada. Era como si nunca hubiesen puesto las manos encima de ella. No podía creérselo. Era imposible. Siempre había ansiado el toque dulce, cariñoso y sencillo de su esposo ¿Por qué ansiaba ese toque prohibido? ¿Por qué deseaba ese toque doloroso, pecaminoso y sangriento? ¿Escondía acaso este último los mismos sentimientos que el primero? Sena intentó buscar las manos de Takashi por su cuerpo y a pesar de que su mente sabía que la rodeaban y que sus besos calientes humedecían su cuello ella no sentía nada. Tuvo un deseo inquietante y súbito de que alguien mordiera su cuello. Sintió ese deseo incontenible por ser mordida y al recordarlo suspiró con la pesadez del éxtasis que le provocaba el recuerdo. Takashi inocente, había interpretado lago más natural como desconocedor de la verdad. Sena pensó y comparó con un profundo sentimiento de culpa ambos toques y al pensar en el de su amante las caricias de Takashi empezaron a tomar un color distinto. Sena comenzó a imaginarse las manos de su amante recorriendo su cuerpo y las sintió en el trance que se había inducido, pero las palmas calientes de Takashi habían traído de golpe a Sena a la realidad.

Tentación (Ruki Mukami)Where stories live. Discover now