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Sena regresó a casa después del trabajo enternecida en sus recuerdos. Si algo amaba Sena –y parece desde el principio, algo muy obvio- era recordar aquello que le era afable.

Recordó la noche que había pasado. "Fue algo semejante a la primera vez" pensó embelesada.

Y en efecto. Las sensaciones que había tenido Sena habían sido tan intensas que parecía que fuese la primera vez que ponían las manos sobre su cuerpo. Nunca había sentido tanto éxtasis y ni siquiera habían tocado las zonas más sensibles de su cuerpo. El doloroso placer que le habían provocado sus colmillos era incomparable. No había pasado por su mente esa posibilidad y la verdad, ahora que sabía lo que se sentía, no le preocupaba en lo absoluto todos los prejuicios que tenía sobre los vampiros. Sólo existía en su fuero interno ese deseo incontrolable por volverlos a sentir. Quería, en un deseo más puro, volver a ver sus ojos.

Ruki se había marchado poco después de la "visita sorpresa de su hermano". "¿Los habrán visto?" se cuestionó mentalmente Sena. En su interior meditaba por esa posibilidad y rezaba al Dios en que no creía que no fuese así. No quería problemas.

Ruki se había enfadado con ella por su innecesaria curiosidad direccionada a su hermano. Le dijo que él estaba dispuesto a resolver todas sus incógnitas sin ningún problema. Estaba celoso, eso Sena no lo dudaba. Pero... ¿Celoso de quién? Sena se preguntaba el porqué de su actitud y la repentina transformación de su carácter. Ruki parecía seguir siendo el mismo, pero algo había cambiado casi de manera imperceptible. Sena meditaba en silencio mientras conducía por la autopista y ya cualquier ruido era capaz de molestar la resolución del conflicto que la atormentaba, llegó a silenciar una de sus canciones favoritas porque era incapaz de concentrarse.

"¿Por qué siento que es distinto? Me había buscado sólo para tener sexo conmigo ¿no? ¿Qué es lo que en realidad quiere?" Sena pensaba las posibilidades de que Ruki estuviera interesado en algo más. "Pero... ¿En qué?" Para ella, Ruki no parecía una persona que necesitara de algo. Sentía el impulso de preguntárselo, y eso le molestó. Apenas lo conocía. Apenas era capaz de predecir algunas de sus acciones por lo que demostraba su carácter, pero sabía que eso no era suficiente. Estaba frustrada "¿A dónde quiere llegar con todo? No ¿Hasta dónde soy capaz de llegar yo?"

Sena frenó en esa pregunta porque, indudablemente, no tenía respuesta. No sabía que era lo que exactamente sentía por él. No sabía con qué sentimiento llamarlo, si es que humanamente eso era posible. Sabía que la posición que él ocupaba en su vida era equivocada. Sabía que él era un error que podía llevar irremediablemente a la ruptura de su matrimonio, pero, a pesar de que lo había pensado en muchas ocasiones, no podía abandonar a Takashi ni tampoco podía desprenderse de Ruki. Era su tentación. Takashi era su Adán y Ruki era la serpiente que le invitaba a morder la manzana del placer. Ella era Eva, siendo arrastrada poco a poco a morder esa manzana y había anhelado a ello en muchas ocasiones, pero seguía fiel, de alguna forma, a la compañía de su Adán.

Él había sido el primero que había escogido. Takashi se había ganado ese lugar y Ruki, utilizando encantos que a Sena le hacían volverse loca había empujado a Takashi al segundo plano.

Sena no podía mirar a su marido de la misma forma. Ni siquiera pensar como pensaba antes.

Ahora tenía una perspectiva completamente distinta y su conflicto se concentraba únicamente en tres preguntas, que la atormentaban porque sabía que sólo el tiempo era capaz de darle la mejor respuesta. No quería dar espacio a esa espera. Sentía que si tomaba esta decisión las cosas se le iban a salir de las manos mucho antes de lo que pensaba. Y de seguro que iba a ser así.

La verdad nunca ha sabido cómo esconderse de nosotros. Siempre está lista para salir a la luz y exhibirse ante nuestro desconcierto.

"¿Amo todavía a mi marido? ¿Ruki me ama?" esas eran las dos primeras preguntas y "¿Qué es lo que deseo?" era la que sellaba el cuestionario con broche de oro. Pero eso no significaba que hubiese llegado a su resolución.

Llegó a la casa y todo estaba silencioso como era de esperarse. Ruki se había ido y su marido llegaba en el vuelo de las ocho y media y eso, teniendo en cuenta el mal clima que había últimamente era sinónimo de retraso. Así que Sena esperaba la estadía silenciosa sin más acompañante que sus pensamientos y albergaba la esperanza que en ese espacio de relativa paz, pudiese darle solución a su conflicto.

Entró y suspiró al ver las paredes blancas de la sala siendo iluminadas por la luz de las lámparas. Era algo imprudente de su parte, estaba perdiendo la concentración.

Cubrieron los ojos de Sena y esta se tensó. "¿Quién puede ser? ¿Ruki? ¿Takashi? ¿Un delincuente?" Cada cuestión le parecía cada vez más improbable. No existía la posibilidad de que ninguna de las tres opciones estuviera acertada pero lo que si era claro era que ella debía adivinar y que era muy mala en esos juegos.

- ¿Takashi? –preguntó con incredulidad, ya que, era mejor empezar por lo más seguro. Siempre podía excusarse si fuese Ruki, y de ser alguien más, procurar escapar antes de saber las consecuencias.

- Te demoraste en responder... -dijo Takashi medio afligido, dejando al descubierto los ojos de Sena y dándole un beso cariñoso en los labios.

- Qué sorpresa que estés aquí... -dijo Sena con fingido entusiasmo, ya que sus planes habían quedado anulados- Qué milagro el hayas adelantado el vuelo ¿Por qué no me avisaste para prepararte algo especial? Estaba pensando en prepararte tu comida favorita.

- Esta vez quería sorprenderte yo.

- Y lo lograste –dijo Sena sonriente, porque verdaderamente lo había logrado, aunque no sólo eso- Entonces... ¿satisfecho? ¿O esa no es la sorpresa? ¿Hay más?

- Por supuesto –Takashi sonrió- Parece como si no me conocieras. Preguntando ese tipo de cosas. Sabes que siempre tengo algo bajo la manga y más cuando de sorpresas se trata –Takashi tomó en brazos a Sena y tambaleándose un poco hasta lograr el equilibrio la llevó al comedor de la casa a paso lento pero constante- ¡Uf! ¡No recordaba la última vez que había hecho algo como esto! ¡Mi espalda ya no es la misma! ¡Me estoy poniendo viejo!

- Parece que sí –dijo sonriente Sena ante las quejas de su marido.

- ¿Tanto se nota? –preguntó simulando un dolor profundo.

- Si me fiara de tus arrugas en la frente y tus quejas diría que ya te puede jubilar abuelito –contestó Sena burlonamente.

- ¿No estarás pensando en dejar a tu abuelo abandonado por alguien más joven? ¿verdad jovencita? –preguntó simulando la preocupación y el reproche de un anciano.

A Sena le golpearon estas palabras justamente en el corazón, pero trató de recomponerse como pudo para contestarle sin levantar sospechas.

- Creo que sería lo más adecuado –dijo sonriente y tratando de mantener el mismo aire bromista que él- Todavía puedo casarme de nuevo y... creo que me vendría bien algo más de vigor.

- ¡Hey! –protestó Takashi, que al parecer no notaba la perturbación en la mirada de Sena- ¿Cómo puedes ofenderme así? Todavía soy capaz de...

- ¡Sh! –siseó Sena poniéndole un dedo en la boca- No hagas esos comentarios. No hables tanto y dime que me has preparado.

- Si te lo digo dejaría de ser sorpresa querida –Takashi sonrió ante la prudente actitud de su mujer- Y entonces de qué servirá todo mi tiempo gastado en preparar una... -Takashi calló y Sena levantó una ceja, incrédula- ¡Ves lo que provocas! ¡Casi te lo digo! Pero casi no viene al caso. Lo primero es: ¡Sorpresa! ¡Feliz aniversario querida!


Tentación (Ruki Mukami)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें