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Sena llegó a su casa desolada, y así pasó las semanas. Se había excusado en su trabajo por las faltas con una enfermedad, aunque ya todos sabían la verdadera razón de sus pretextos. La situación había corrido como el agua, y no fue precisamente por los gritos que habían escuchado sus vecinos. Había dos individuos que se alegraban el alma contando sus penas y victorias. Todo lo que había salido de los labios de Takashi no había sido más que quejas de ella como la peor mujer en la cama, y todos sus amigos se alegraban de que se hubiesen separado y que tuviese una mujer mejor. Por otra parte, Mayu daba a conocer la noticia como si fuese la causa del fin del mundo, pues, ella quería ver la ruina de Sena en todas partes, y, aunque no todos demostraban lo aborrecidos que estaban con respecto a lo comentado, muchos quedaron convencidos de que Sena era una adúltera inteligente, concluyendo así que Mayu tenía más senos que cerebro.

Sena, sin embargo, lloraba desolada. No podía concebir la idea de que su marido la estuviese traicionando todo ese tiempo. No sentía nada por él, pero se sentía utilizada e inútil. Pasó días llorando por las esquinas y dolorida por la doble traición. No. Lo que verdaderamente sentía era la ausencia de Ruki. Apenas comía y decidió, para no atrasarse, trabajar en casa, aunque le fuese difícil concentrarse.

Un día escuchó el toque de la puerta y apenas encontró la voluntad para abrirla. Pensó en las posibilidades de quién fuera y temió lo peor. Se levantó, pero, para su sorpresa ya habían abierto. Afuera, Takashi estaba con un ramo de rosas y sosteniendo la puerta estaba Ruki.

- ¿Qué hacen aquí? –susurró Sena, sorprendida, restregándose los ojos. Pensando que todo eso no era más que una ilusión.

- Así que eras tú su amante, ¿eh? –expresó Takashi, pero Ruki, el cual tenía poca predisposición para tratar con personas como él, le cerró la puerta en las narices e, ignorando los aporreos a la puerta, se giró a mirar a Sena.

Sena se abalanzó sobre él y se deshizo en lágrimas ¿Qué más podía hacer o decir para demostrarle lo mucho que lo había añorado todo ese tiempo? En ese momento, Ruki se sintió completo. Había pasado todos esos días viéndola en ese estado y no encontraba la forma de calmarla. Pero ahora, en sus brazos, Sena no podía encontrar mayor protección. Lloró más por felicidad que por miedo o dolor. Levantó la vista y sonrió, lo besó y Ruki quedó completamente sorprendido. Pensó que, debido a su ausencia, se enfadaría con él y la verdad era que, Sena, sin ignorar ese detalle, agradecía profundamente que él estuviera ahí y que hubiera echo ese pequeño gesto por ella. Además, algo le decía que él estuvo presente mucho más tiempo de lo que ella pudiese estimar. Lo besó con desesperación y él correspondió complacido, pero algo confundido por su reacción. Las lágrimas desordenadas hicieron la caricia salada y triste, pero, al contrario, Sena no podía sentirse más feliz.

- Te extrañé... -le susurró.

- Nunca me fui –respondió él- Solo no sabía cuándo aparecer.

- Nunca desaparezcas por favor –suplicó ella- Cuando más destrozada estoy es cuando más te necesito.

- Puedo prometerte que lo haré –susurró él, mirándola a los ojos y acariciando su rostro.

- Te amo –susurró ella, con el corazón oprimido por la felicidad.

- Yo también te amo.

Quedará claro que, el camino estaba despejado para los amantes. Se querían, se comprendían, más importante que eso se amaban, y podían hacerlo por toda la eternidad. Verían el fin del mundo juntos y disfrutarían, si lo abandonasen, el descenso al infierno. Lilith y la Serpiente nunca se arrepentirán de sus decisiones. Nunca habrá amantes tan apasionados como ellos, o quizás sí. Habían tocado sus cuerpos hasta el cansancio, pero también encontraron placer en pasar juntos las jornadas ociosas, compartiendo su infinito amor por la lectura y por los bellos paisajes entre retruécanos e hipérbatos. Y sí, lo hacían desde mucho antes de la agraciada ruptura de Sena con su marido, pero, me ahorré esos detalles, y si alguien quería saberlos siempre hallaré excusa en que son aburridos e innecesarios. Su historia era verdadera y tenían más que las razones carnales para amarse. Pero, a toda alma le llega su hora, y no, no estoy hablando de que alguien haya muerto. Estoy hablando acerca de las consecuencias o, como dirían otros, de las buenas nuevas. Les contaré un poco de, cómo verdaderamente termina esta historia:

Tentación (Ruki Mukami)Where stories live. Discover now