|°Capítulo 18°|

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Jungkook mordió su labio inferior y contestó otro "Sí" a través de la línea, mientras observaba al par de hermano hablando cómodamente en la orilla de la piscina con una cerveza en mano.

Te dije que me llamaras cada día antes de dormir para saber que estás bien y no lo estás haciendo Jungkook, necesito que cumplas lo prometido. —repetía su padre con un tono exasperado.

—No soy un niño padre, entiendo que estás preocupado y debes darles reportes a mi madre de cómo estoy pero si no se les olvida, soy un adulto desde hace tres años, no soy un bebé.

—Lo sé, pero no quiero recordarte por qué éstas aquí, Jungkook. Ese hombre...

—Ese hombre no me va a molestar más, es un cobarde. Es parte del pasado, él está muerto para mí, solo necesito seguir mi vida, no me quedaré estancado esperando a ver qué hace él o viendo a donde me iré a esconder de él. Soy un adulto y quiero conocer más personas y ser feliz, necesito seguir mi vida.

Entiendo. Solo cuídate Jungkook, y al menos mándame un mensaje ¿Bien? —Jungkook suspiró resignado—Espero ese delincuente que tienes de novio no se quiera pasar de listo contigo, si lo hace tendría qu-

—Ya, padre lo entendí. Yoongi no es un delincuente, es atrevido pero es una persona increíble. Y no se aprovechará de nadie, soy un adulto, lo repito por tercera vez. —el padre de Jungkook soltó un gruñido en forma de desacuerdo y terminó por decir un "Lo siento"—Te amo padre, dile a mamá que igual la amo, y que ella misma puede llamarme sin problema alguno, no eres un mensajero papá. —y colgó guardando su celular en el bolsillo de su sudadera.

Su padre siempre se había preocupado mucho por él, desde que era pequeño y su madre haba ganado su custodia, no había día que no le llamara para preguntar cómo estaba.

Sus padres se habían divorciado cuando Jungkook era apenas un bebé, su madre era Japonesa y su padre Coreano, se habían conocido en un viaje de trabajo en el que su padre había asistido en sus veintiséis años, allí se habían conocido y enamorado, el padre del rubio se habían quedado a vivir un tiempo en Japón por trabajo y terminó completamente perdido en la belleza de la joven Japonesa. Lamentablemente, luego de un año de relación, al momento de que el padre de Jungkook tenía que regresar a Corea, supieron que la mujer se había quedado embarazada, y la familia de la mujer los había hecho casarse de inmediato.

Durante el proceso y los meses en que el padre de Jungkook no pudo estar con su esposa, la mujer había conocido a un hombre el cual la había cuidado y querido cuando su esposo nunca le había tomado tanta importancia durante su embarazo. Tanto que a los seis meses de que Jungkook había nacido, la mujer había decidido hablar con el señor Jeon y decirle que eso no iba a funcionar, que ella no podía estar con alguien a quien no quería por toda su vida, llegando a la conclusión como pareja, de que lo mejor era divorciarse.

La madre de Jungkook siempre había sido una mujer madura, una mujer la cual no tenía miedo de hablar y tomar difíciles decisiones. Jungkook lo agradecía claramente ya que gracias a ello, él no sufrió de niño, sabía claramente que sus padres estaban divorciados y su verdadero padre estaba en Corea, siempre manteniendo contacto con él, y también sabía que su padrastro –el actual esposo de la madre de Jungkook- era como su papá por igual, lo apreciaba mucho y era importante en su vida.

Jungkook no podía quejarse de la vida que llevaba.

Había llevado una perfecta educación en Japón, había aprendido grandes valores gracias a su madre y había conocido muchas personas en toda su vida viviendo en Osaka. Eso hasta que en su último año de universidad había vivido el mismo infierno, pero Jungkook era fuerte, tanto como su madre, y había logrado dejar a un lado aquella etapa, a pesar de lo duro que había sido, había sido capaz de dejar a un lado todo lo que le hacía daño, y decirle hola a una nueva vida en Corea.

Al llegar había sido tratado con un psicólogo, también todo lo que había vivido le había vuelto un chico sumiso y muy tímido, muy débil, tanto que podría llorar con cualquier agresividad contra su persona, pero había pasado, ahora era la misma persona de antes, ahora podría enfrentar sus problemas y podría hacerse cargo de sus sentimientos.

Jungkook no dejaría que de nuevo jugaran con él, no dejaría que Jimin le dañara, no quería más de ello.

Jungkook observó cómo Yoongi se levantaba tambaleando levemente con una sonrisa en su rostro, lanzando la lata de cerveza a la piscina y entrando a la gran casa. Jimin bebió hasta la última gota de su cerveza y la lanzó también, se le veía un poco mareado pero no tanto como su hermano, aun se veía un tanto consiente de lo que estaba viviendo a su alrededor.

Jungkook pensó, ¿Qué debería hacer? Creo que debo ir con Yoongi para recostarlo en la cama o ver que no se caiga por allí. Pero entonces vio a Jimin, con sus ojos cerrado
s y abriendo otra lata de cerveza para darle un gran trago. Jungkook mordió su labio y cubrió sus manos ocultándolas bajo su sudadera.

—¿Puedo sentarme? —preguntó Jungkook a un lado de Jimin, éste le miró y asintió lentamente sin formular palabra alguna.

El pelinegro tomó una cerveza de la nevera con hielos a su lado y se la pasó a Jungkook. El castaño frunció los labios abultándolos al tomarla, realmente no le gustaba el alcohol pero sí que podría tomarlo.

Abrió la lata y tomó un pequeño sorbo, haciendo una mueca en forma de disgusto.

—Pensé que no te gustaba el alcohol ni el cigarrillo, en cambio los tomas de vez en cuando. —comentó Jungkook sin cuidado.

Jimin miró su reloj y suspiró.

—Es tarde, Jungkook. Son las tres de la mañana, deberías estar durmiendo o ayudando Yoongi a dormir, cuando está ebrio es como un bebé que debe de ser cuidado.

—No quiero ir con Yoongi. Te hice una pregunta. —Jimin le miró a los ojos y sonrió forzosamente.

—Solo los tomo cuando realmente los necesito. Me tranquilizan y me hacen olvidar, como a cualquier adicto a la nicotina. —dijo tomándose la cabeza con sus manos, claramente mareado.

—Solo que tú no eres adicto, solo lo tomas en temporadas. Jimin, deberías ir a dormir.

El mencionado no dejaba de verle a los ojos, daba sorbos a su bebida y pasaba sus manos por su cabello sin dejar de observarle con intensidad.

Era tanta que Jungkook podría decir que la sensación era tan familiar a aquella vez que se habían besado por primera vez en aquella pastelería.

—Tú deberías ir a ver a tu novio. —respondió en un murmullo acostándose de espaldas en el suelo, cerrando sus ojos y dejando la bebida alcohólica a un lado suyo.

—No quiero. Quiero estar aquí contigo. —Jimin soltó una risa ahogada y quebradiza, volteándose y observando la espada de Jungkook que aún se encontraba sentado mirando hacia la piscina.

—¿Quieres estar conmigo? —Jungkook asintió volteándose quedando de frente de Jimin—¿Me quieres? —preguntó adormilado a penas mirando a Jungkook con los ojos entre abiertos.

Jungkook sonrió tristemente y volvió a asentir jutnando sus miradas. Jungkook se acostó al lado de Jimin y cerró sus ojos por unos segundos.

—Te quiero, Jimin.

Jungkook pensó que él solo se quedaría dormido por el alcohol, pensó que se quejaría de algo o simplemente se iría, pero al contrario, sintió la mano de su menor posándose en una de sus manos y empezando a jugar con los dedos de ella, haciendo el corazón de Jungkook latir intensamente y su cuerpo ser recorrido por un escalofrío.

—También te quiero Jungkook. —murmuró cerrando sus ojos y acomodándose en el lugar—Perdón...

Terminó por decir, quedándose profundamente dormido sin palabra alguna al respecto.    

Prohibido (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora