|°Capítulo 31°|

1.5K 184 21
                                    

Se sentía un tonto, claro que se sentía así. Sin más, aquella noche había salido de su habitación, colocándose la primera camiseta que encontró y el primer par de zapatos que vio en el camino. Al final del día él se desasearía de ellos al llegar con Jungkook, ¿No?

Solo recordaba que se encontrando hablado con Jungkook por mensaje y luego había dicho "Ven, tengo libre la noche, mi padre salió. Por favor, ven." Y Jimin no lo había pensado dos veces cuando ya se encontraba buscando sus pantalones en algún lugar de su habitación y su billetera, gritando un "Tomaré el auto" a Yoongi que se encontraba en el salón viendo televisión.

Jimin trataba en todo momento de controlarse cada vez que veía a Jungkook en su casa, trataba de evitar apartar a Yoongi y besarle tan duro que le hiciera perder la razón.

Y en un momento la había cagado, lo captaba. Justo cuando Jungkook había llegado a su casa para acompañar a Yoongi a cenar, Jimin no había resistido a ver como Jungkook besaba a su hermano y simplemente lo había sostenido fuerte en el baño, encerrados y perdiéndose en la necesidad y locura.

Jimin estacionó a unas cuadras más atrás de la casa de Jungkook y se bajó, casi corriendo hacia la casa del castaño. Ni siquiera tuvo que tocar la puerta porque Jungkook ya la había abierto, encontrándose en el sofá, sentado con su cabello revuelto y húmedo, junto con una camisa azul de pijama fresca y aparentemente nada bajo de ella, con una erección oculta por la gran camisa pastel.

Sus miradas chocaron y Jungkook tragó en seco. Levantándose de su lugar y abriendo sus labios para el pelienegro. Estaban tan perdidos en la lujuria, acariciándose y besándose con desesperación, dulce desesperación.

Las fuertes piernas de Jungkook se enredaron en la cintura de Jimin y éste le tomó por su trasero, amasando la piel con fuerza provocando suaves jadeos en su oído que iban directamente hacía su miembro completamente duro por su bello castaño.

—No te preocupes en prepararme, de eso ya me he encargado yo, Jimin-ssi. —gimió sobre sus labios, con sus piernas abiertas y sentado sobre la repisa de la cocina. Jimin gruñó mordiendo su cuello y acariciando sus muslos y abriéndolos lo suficiente para que Jungkook enredara sus piernas en su cintura mientras el castaño desabrochaba con ímpetu su pantalón y lo bajaba junto con su ropa interior.

Jungkook solo se dedicó a gemir cuando con su propia mano dirigió el pene de su duce amante a su interior y lo introdujo sin rechistar.

El castaño dejó caer hacia atrás su cabeza, exponiendo su sudada y blanquecina piel, volviendo un completo loco a Jimin, atacando su dulce piel sin cuidado, mordiendo y besando a su paso, lamiendo cada gota de sudor y delineando la marcada clavícula de Jungkook, el cual solo disfrutaba de sus acciones y el claro sentir de la carne dura y caliente en su interior, amasando su próstata dulcemente produciendo por consecuencia un fuerte estremecimiento y un leve temblor en sus piernas alrededor de Jimin. Gimiendo entre rato el nombre del pelinegro.

Húmedo, apretado y acogedor eran las palabras para describir el cuerpo de Jungkook en ese momento. Amaba a Jungkook, le volvía adicto a su cuerpo entero, a su constante necesidad, a su dulce voz sobre sus labios rojos e hinchandos, a su necesidad de correrse con él y con nadie más, llamándole cada noche para ir a su habitación a escondidas y follarle como tan solo él sabía hacerlo.

Tan jodidamente perfecto. Sus caderas moviéndose con tanta precisión y experiencia que le ponía a delirar, la forma en que le hacía reaccionar a su cuerpo, curvando la punta de sus pies y avisándole que pronto llegaría a su tan deseado orgasmo.

Odiaba a Jeon Jungkook y a lo que él provocaba en su cuerpo.

—Jimin... me vengo. —y el susodicho agradeció de no ser el único de estar en su punto limite. Reaccionando de inmediato, tomó sus caderas de golpe, evitando a Jungkook seguir moviéndose. Solo lo tomó como un cuerpo completamente des hecho y embistió lo más fuerte y profundo posible, golpeando su próstata tan fuerte que Jungkook gritó, viniéndose entre sus abdómenes y sacudiendo sus caderas con fuerza seguido de un largo y satisfecho gemido.

El pelinegro sonrió burlón y no soltó su cuerpo sin energía, solo se terminó por dedicar a embestir con más fuerza, buscando su propia liberación y mantenido a un Jungkook sin fuerzas acostado en la estantería y respirando con rapidez sintiendo a Jimin usarle con necesidad hasta que por fin se derramó en su interior y Jungkook esperó a que los espasmos del orgasmos calmaran en Jimin.

Jungkook abrió sus brazos y Jimin salió de su interior, seguido de lanzarse entre los brazos de Jungkook y abrazarlo con fuerza, ocultando su rostro en el cuello adolorido del castaño y aspirando el aroma de su sudor.

—Bésame. —ordenó Jungkook frunciendo sus labios y esperando por los de Jimin, que no tardó en depositar largos y dulces besos sobre sus labios enrojecidos y unos cuantos en sus mejillas sonrosadas.

Y no dijeron nada más cuando Jimin limpió a Jungkook y Jungkook limpió a Jimin, con una cálida sonrisa en sus rostros. Jimin cargó como un bebé al castaño y lo sentó en el sofá sobre sus piernas una vez estaban sentados cómodamente en el sofá individual.

Entonces miraron películas, Jungkook sentado en su regazo y Jimin acariciando sus muslos con cariño, susurrando leves "Te quiero" entre ratos.

—Creo que debería irme, Jungkook. Es muy tarde, realmente vine de improvisto. —Jungkook se quejó con un puchero y abrazó a Jimin, pasando sus brazos por su cuello y besando constantemente su mejilla derecha.

—No te vayas, quédate a dormir. —pidió en un murmullo, con sus ojos
brillosos y enamorados.

Jimin sonrió y negó.

—Lo haré mañana, te lo prometo.

—Jimin...

—Mañana, sin falta vendré mañana. Es una promesa, nunca te he mentido Kook. —Jungkook dudó y terminó por asentir, levantándose de su regazo y acompañándole a la salida.

Jungkook le sonrió al más alto y se puso de puntitas pasando sus brazos por los hombros de Jimin y depositando un casto beso sobre sus labios.

—¿Entonces nos vemos mañana en la noche? —Jimin asintió—¿Lo prometes?

—Que sí, ¿Qué te ocurre, por qué tantas desconfianza? —preguntó confundido acariciando la cintura de Jungkook.

—Es solo que... tengo un mal presentimiento, es todo. —Jimin besó la punta de su nariz y luego revolvió su cabello.

—No pasa nada, en serio, tranquilo. Nos vemos. —Jungkook asintió y dejó ir a Jimin, observándole caminar hacia su auto que posiblemente se encontraba cuadras lejos de su hogar.

Jimin al alejarse lo suficiente, tomó su celular a punto de escribirle a Hoseok para invitarle a casa con los demás, o ese era su plan hasta que vio a una chica apoyada en su auto, mirándole fijamente con una sonrisa coqueta en su rostro.

Hwasa le había visto.

—¿Qué hacías en la casa del hijo del director? ¿Acaso ustedes follan sin compromiso o a cambio de una gran fortuna? Aunque, no pensé que fueras gay, Jimin, y tampoco pensé que fueras capaz de engañar a tu hermano, acostándote con su novio, ¿En serio? Vaya, ¿Por qué son novios, no?

—No soy gay y no estoy engañado a nadie, solo venía a dejarle algo a Jungkook de parte de Yoongi.

—Algo cómo qué, ¿un satisfactorio acostón? Vamos Jimin no me mientas, llevó días viéndoles de lejos, realmente pensé que aquella vez en el cine ustedes solo salían como amigos, o es hasta que los vi besarse, tan amorosos.

Jimin gruñó. Estaba jodido.

—¿Qué quieres, Hwasa? —preguntó Jimin, maldiciendo por dentro y rogando que lograra guardar silencio.

—Quiero que vuelvas a salir conmigo y solo hagas lo que te digo, sino enviaré por accidente unas imágenes de ti y Jungkookie a Yoongi. Tú elijes, cariño.

Prohibido (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora