|°Capítulo 27°|

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El par de jóvenes miraba hacia el techo de la habitación de Jungkook, donde se encontraban acostados uno contra el otro sobre la cama. No decían nada, solo miraban el techo en silencio, disfrutando de un tranquilo momento de reflexión sobre lo que estaban viviendo, lo que llevaban haciendo esos últimos días.

Ya habían pasado días desde que habían regresado de la casa de campo. Todo seguía como de costumbre, Jungkook hablaba con Yoongi por mensaje porque su novio se encontraba ocupado en su nuevo trabajo –el cual era en la empresa de sus padres-, y solo quedaban algunas noches para dormir juntos en la habitación de Yoongi y platicar por horas. Pero por otro lado, Jungkook se ocupaba en sus momentos libres yendo a la biblioteca, visitando a Jimin con el pretexto de querer aprender aún más vocabulario coreano, tratando e mejorar su idioma. Aunque en cambio, Jimin se pasaba todo el tiempo con Jungkookie en la biblioteca, sentados en un sofá rojo y ayudándole a estudiar, riendo entre momentos por las ocurrencias del castaño.

Desde que habían hablado enfrente su casa, no habían vuelto a tocar el tema ¿Qué iba a pasar con todo lo que hacían? A qué iba a llegar. Solo se mandaban mensajes para salir, para encontrarse en la biblioteca o en alguna cafetería desconocida para ser difícilmente encontrados juntos.

Ni siquiera sabía qué clase de relación tenían. Solo se encontraban, reían, pasaba un buen momento y luego iban la casa de Jungkook solo para besarse, mirarse el uno el otro y abrazarse hasta quedarse dormidos.

Los dos evitaban el tema de "¿Qué estamos haciendo?". Tenían miedo de afirmar lo que en verdad ocurría entre ellos, lo que en realidad eran.

Un par de amantes desvergonzados.

Jimin no sabía qué había ocurrido, era como si ya no pensara en Yoongi, como si no le importara lo que ocurriese con él –lo cual era mentira. Desde que salía con Jungkook a escondidas no podía mirarle a los ojos-.

El pelinegro se volteó y miró a Jungkook con cuidado.

—Salgamos, vamos al cine. Hay una película muy buena ahora, podemos ir a verla... o podemos quedarnos aquí si quieres, no hay problema.

—Yoongi, hoy es su día libre, lo más seguro es que me llame para salir Jimin. Podría hasta vernos juntos en el cine.

Jimin suspiró y notó como Jungkook se volteaba por igual, así sus rostros quedando cerca.

—Yoongi tiene un evento... algo que hacer. Yo igual tenía que ir pero no tenía ganas.

—No tenías ganas, ¿O habías quedado conmigo? —corrigió Jungkook con una leve sonrisa.

Jimin rió—Había quedado contigo. —Jungkook asintió y se apoyó sobre sus codos, tomando las mejillas de Jimin con sus dos manos y acariciándolas—El día en que dejes de ser tan adicto a mis hoyuelos será el día en que sepa que ya no me quieres. —Jungkook soltó una carcajada.

—Nunca pasará eso, no hasta que
Seleccionador de partes muera y pueda dejar de verlos. Sonríe. —Jimin rodó los ojos y le sonrió—Me encantan, ellos y tú. —murmuró acercándose lentamente a él, dejando un casto beso sobre su sonrisa, y luego pasando sus labios hasta los marcados hoyuelos del pelinegro.

Jimin tomó su cintura y le obligó a sentarse sobre su regazo. Se apoyó sobre sus codos y correspondió a los besos del mayor. Un beso lento y dulce, un beso del cual nunca quería separarse.

—Te quiero, Jungkook. —el castaño pasó sus brazos por los hombros de Jimin y lo abrazó.

—También te quiero, demasiado. Nunca me voy a cansar de decírtelo. —respondió aspirando el aroma masculino de Jimin, disfrutando de su calidez—Sabes, vayamos al cine. Si nos quedamos aquí nos vamos a derretir de tantos abrazos.

Prohibido (Jikook) [Adap.]Where stories live. Discover now