|°Capítulo 24°|

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Sus miradas se conectaron a lo lejos.        
Jungkook acomodaba la mesa, colocando plato por plato. Jimin sentado en las escaleras de madera, "observando" su celular, mirando a Jungkook a lo lejos y mordiendo el interior de su mejilla. Jungkook le dedico una corta sonrisa y se volteó para contestar a la voz de Yoongi que le llamaba constantemente.

—¿Me acompañas? Saldré a comprar algunas gelatinas y medicinas con Kai para Hoseok, está enfermo. —Jungkook se centró en su voz y asintió, murmurando una dulce afirmación—Genial. —respondió tomando el rostro de Jungkook y depositando un casto beso sobre sus labios—Te veo en el auto Kookie.

Y se fue. Jimin se levantó de las escaleras y volvió a su habitación sin devolver la mirada a Jungkook. Jungkook solo mordió su labio y tomó su suéter colgado del pechero para salir del lugar.

—Mierda. —gruñó Jimin sentándose en la orilla de su cama.

Todo está tan jodido. Pensó.

Sí que lo estaba.

Debieron parar, debieron haber dejado claro las cosas, lo que pasaría después de aquello, después de que se habían perdido en un dulce mundo de fantasía creado por sus propios labios, sus labios dulces y suaves.

Jimin hubiera deseado que su cabeza hubiera estado clara, que le dijera que estaba mal, que se detuviera.

Pero no lo hizo, en ningún momento.

En cambio lo había dejado pasar, solo disfrutaba y anhelaba más y más de aquel Jeon Jungkook sentado en su regazo, con sus manos sobre sus mejillas, chupando sus labios, jadeando e impidiéndole tomar un poco de aire.

Pero también fue la culpa de Jimin, sí. Jimin acariciaba toda su piel a su paso, sus manos recorrían debajo de su camiseta de pijama, delineaba sus caderas y su estrecha cintura. Tan suave, sedosa. El calor subiendo por su cuerpo, inundándole a él y al chico sobre su cintura. Sus labios habían ido a parar al cuello de Jungkook, habían saboreado su piel y habían dejado besos húmedos por la línea de su barbilla hasta su clavícula.

—Jimin... —Jungkook le había llamado en su oído, seguido de una temblorosa respiración. Bajando sus manos hasta la camisa de Jimin intentando desabrochar los botones con sus dedos temblorosos.

Todo era tan bueno.

Pero una puerta cerrándose se escuchó resonar por el pasillo.

Jungkook miró a Jimin a los ojos y éste tardó en reaccionar. Tomó a Jungkook de la cintura y lo apartó de su regazo, sentándolo a un lado de él y empezando a acomodar su camisa.

—Jimin

—Lo mejor es que te vayas Jungkook. —el castaño bajó la mirada observando las manos de Jimin abrocharse el par de botones que había logrado desabrochar en un principio, y luego volvió a mirarle a los ojos—No debiste venir. Regresa a tu habitación, puede que Yoongi te esté buscando.

Jungkook aún respiraba con dificultad y sus dedos temblaban. Como pudo, se levantó del suelo y acomodó su pijama por igual, tratando de pensar en otra cosa, saliendo lo antes posible, evitando pensar en qué pasaría ahora entre ellos, qué pasaría con Yoongi, o simplemente tratando de sacar de su cabeza aquel sentimiento de saber que tenía una erección bajo su pijama de la cual él no quería encargarse.

En ese momento Jungkook quería ignorar todo lo que le impedía regresar a la habitación de Jimin y decirle que le importaba una mierda los demás, que siempre le había querido a él y que no iba a dejarlo pasar, no podía aunque se obligara a ello.

Jungkook quería voltearse, tomar la perilla de la habitación de Jimin, abrir la puerta y estampar sus labios contra los de Jimin, decirle "Olvida todo" y simplemente dejarse llevar. Perderse en el calor de ambos, en la clara necesidad de unirse en uno solo.

Romper aquella tensión sexual que llevaba semanas matándolo.

Pero no lo hizo. En cambio, al salir de la habitación de Jimin y caminar hacia la suya, se encontró a Hoseok, que le miraba sorprendido al verle salir de la habitación del moreno.

—¿Qué hacías en la habitación de Jimin? —preguntó confundido.

—No podía dormir, solo hablábamos. —respondió con una sonrisa fingida—Buenas noches. —terminó por decir, para luego entrar al habitación de Yoongi y cerrar sus ojos, conteniendo un sollozo.

En este punto ya ni siquiera sabía lo que quería.







—Te vas a morir Yoongi. —le dijo Jungkook arrebatándole la caja llena de cerveza que llevaba en sus brazos.

—No me voy a morir. ¡Soy joven! —respondió tomando la mano de Jungkook—Vamos cariño, solo ésta y ya, será la última del año.

—No, mejor lleva vino, es una cena, no una fiesta sin sentido. No quiero felicitar a un novio borracho a las doce de la noche.

—Está bien, está bien. —aceptó besando la mejilla de Jungkook y dejando la caja en su lugar.

En el camino de regreso, Kai conducía y Jungkook reía por las ocurrencias de Yoongi cada vez que veía a un animal pasar por allí, burlándose del clima o de alguno de los chicos. Al llegar a casa, Kai bajó con la bolsa llena de medicamentos y Jungkook bajó con dos botellas de vino en sus manos, con Yoongi a su lado tomándole de la cintura y riendo mientras seguían platicando de lo primero que les llegara a la cabeza.

Ya era tarde, y todos los chicos ya habían ayudado a terminar de acomodar todo lo que tuviera que ver con la cena que habría. Jungkook dejó las botellas en la cocina y se despidió de Yoongi para así subir a su habitación y poder tomar una ducha fría antes de bajar y terminar de preparar los alimentos.

Observó su celular en el camino, recordando que debía llamar a su padre antes de tomar la ducha para contarle sobre lo que haría con los demás chicos.

Pero una mano le tomó de la muñeca. Jimin le miraba con aquella típica mirada que usaba una vez estaba confundido, alterado y triste. Odiaba verlo así, pero sabía por qué mostraba ese rostro, sabía que era provocado por él.

—¿Podemos hablar? —preguntó en voz baja, soltando su muñeca con delicadeza.

Jungkook asintió y guardó su celular, dirigiéndose hacia la habitación de Jimin. El menor cerró la puerta con seguro y se sentó en la cama.

—Yo, quiero hablar sobre ayer, sobre el beso...

—Bien, habla. —Jimin evitó el contacto visual—Quiero escucharte primero Jimin, quiero saber qué quieres.

—... Te quiero a ti, Jungkook, no puedo evitarlo. —suspiró—Ni siquiera debí besarte, no debí dejarme llevar anoche. Si pudiera evitarlo, no estarías aquí, ya me hubiera alejado de ti y me hubiera convencido de que estaba mal –que lo estuvo- y que no debería ni siquiera mirarte.

—Así es.

—Pero no puedo, no puedo dejar de
pensar en ti Jungkook, no puedo pensar en no tener que mirarte, observarte tanto y desear tocarte tan siquiera con la punta de los dedos. Tampoco puedo dejar de pensar que no deberíamos estar haciendo esto, tener esta extraña relación entre los dos, ni siquiera deberíamos desear tanto juntar nuestros labios en este momento. —Jungkook bajó su mirada—No sé qué hacer. ¿Qué debería hacer, Jungkook? Solo dime qué debo hacer y lo haré

Jungkook se acercó y cerró sus ojos por un instante, soportando el hecho de querer tomar las mejillas de Jimin y acariciarlas.

—No lo sé Jimin, tampoco sé qué hacer.

—¿Yoongi? —preguntó el pelinegro.

—No lo sé, solo, no lo sé.

Respondió con voz baja, impidiendo a su voz quebrada salir a la luz.

—No lo sé. —pasó sus brazos por el cuello de Jimin y lo abrazó—También te quiero Jimin. No podemos evitarlo.

Todo ese tiempo hablando, saliendo, cocinando juntos, riendo, haciendo bromas, conectando historias de su vida, confiándose sus vidas, abrazándose, acariciándose, y ahora besándose y confesándose.

No necesitaban decírselo el uno al otro. Ellos ya sabían, estaban perdidamente enamorado del otro, Jungkook estaba enamorado de Park Jimin, y Jimin estaba enamorado de Jeon Jungkook.

No pueden evitarlo.

Prohibido (Jikook) [Adap.]Where stories live. Discover now