Capitulo 18

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- Responde - ordenó Hershel

El hombre se veía agotado, apenas pudo mantenerse en pie sin quitar la mano del árbol. Ahora Hershel era el que se puso delante de mi, retomé la claridad y levanté mi lanza hacia el señor, seguía sin saber quien era. No porque dijo mi nombre, el cual no es muy común, significaba algo importante

- Pensé que no sobrevivirías - intentó avanzar dos pasos más pero saqué mi arma tirando mi lanza y le apunté a la cabeza

- ¿Quien eres? - pregunté firme - ¡responde!

- ¿No reconoces a tu propio padre? - dijo con velocidad antes de derribarse junto a los pies del árbol

Bajé un poco mi arma y me quedé ahí estática, ¿mi padre? pero no era posible. Miré a Carl y a Hershel y ambos negaron con sus cabezas pero tenía que comprobarlo por mi cuenta, tiré mi arma y corrí hacia el hombre arrodillándome junto a su débil cuerpo

- ¿Que dijiste? - pregunté con la voz temblorosa

- Hija... - dijo con tos seca - pensé que no vivirías

No, no podía ser él... después de tanto tiempo. Noté sus ojos verdosos, por eso se me hacían familiares, tomé con mis manos su cara y removí un poco el lodo en su piel. Ahora podía verlo mejor, su piel ya no era tan blanca como antes, estaba bronceado, pequeñas arrugas de expresiones estaban alrededor de sus ojos y boca, tenía los dientes un poco sucios pero seguían perfectos. Llevó su mano a su pecho y sacó una cadena, me la entregó

La revisé de cerca, era su chapa de identificación, el metal era frío y tuve que limpiar las letras para leer su nombre: "Tom Anderson", aunque yo solía usar el apellido de mi madre y actualmente el de la familia Greene. A su lado colgaba un pequeño adorno verde, el mismo que solía tener yo hasta que lo perdí. La medallita de mi madre, mi padre la partió hace años para que yo tuviera una también, él pudo conservarla mejor que yo

- Te encontré... - dijo con la voz seca - sabía que eras fuerte para sobrevivir

- ¿Y por eso me abandonaste? - le pregunté empezando a llorar - ¿para asegurarte de que era fuerte?

- Iba a volver, los soldados siempre vuelven por los comandos perdidos

- Me dejaste sola con Clem en su casa del árbol - le reprimí 

- Tuve que... - volvió a toser muy fuerte y esta vez esa misma tos me dio en la cara pero era él, no me importó

Tomé la oportunidad de examinarlo, jamás lo vi con el pelo largo y por ello no reconocí sus mechas con estilos rubios algunas estaban ocultas por el barro y quien sabe que otra suciedad. Su ropa ya no era militar, ahora era una deportiva y no tenía ni una sola arma en él mas que la rama de árbol con la que derribó a la caminante. No noté ninguna herida en su cuerpo, ni mordidas, tal vez estaba deshidratado. Abrazó mi cintura con su brazo y tomó mi mejilla con su otra mano, la acarició

- Sobreviviste - parecía orgulloso

- Me enseñaste como - contesté - pero eso no cambia el echo de que me dejaste atrás

- Ya no lo negaré - contestó con brusquedad, ese era el hombre que recordaba - piensa lo que quieras Elora, igual te quiero

- Elora... - me llamó Hershel. Lo miré por unos segundos y vi que apuntaba la cara de mi padre, antes él se hubiera alarmado y actuado pero no hizo nada - recuerda la enfermedad

- ¿Que enfermedad? - preguntó el hombre en el suelo

Fue cuando recordé que el virus hacia la tos terrible y el sangrado en los ojos, él tenía las mejillas empapadas por su sangre y al tocar su frente confirmé que ardía en fiebre, no iba a poder salvarlo. No me importó todo mi pasado con él, era mi padre y estaba vivo

Unidos En El ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora