Capítulo 55

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Me cansé de contar los días y para perder el tiempo empecé a contar las horas, pasaron cuarenta y ocho horas, las cuales fueron bastantes aburridas. Ayer a la hora de almuerzo, Rick, Michonne, Tara, Rosita y no se quien más salieron para hacer la entrega de las armas con la gente del basurero. Rick nunca se enteró que Benjamín estuvo un día antes aquí o que Carl y yo estábamos peleados, por esa razón cuando se fue, tomé un par de mis cosas de mi cuarto de la casa de Rick y las llevé a la "Casa Greene"

Pasé el resto de mi tarde de ayer y mañana de hoy limpiando todo el polvo y suciedad que se habían acumulado por la falta de gente en ella. Maggie estaba bien pero no iba a volver por órdenes de su doctor y Glenn ya no estaba para hacerse cargo, yo con mi nueva mudanza me olvide de la existencia de venir aquí y hasta que Carl hablara conmigo no me iba a mover de este lugar

Estaba cambiando las sábanas de mi cama cuando escuché pequeños golpes en la puerta, dejé mi lanza en mi cuarto pero mantuve mis cuchillos en sus lugares por las dudas. Bajé las gradas del segundo piso y fui a abrir la puerta, justo la última persona que quería ver

- ¿Si? - pregunté idealizando que era otro vecino y no él

- Vi que retiraste un par de cosas de casa y vine a ver si estabas bien

- Lo estoy Carl - confirmé - solo que pensé que hasta que mi mejor amigo tuviera un poco de confianza en mí lo mejor era desempolvar la "Casa Greene", si me disculpas tengo que terminar de hacerlo

Intenté cerrar la puerta para cortar la conversación pero su pie evito que lo hiciera, suspiré viendo que ahí estaba su terquedad y abrí la puerta

- ¿Sabes que puedo quitarlo con facilidad verdad?

- Quiero hablar contigo

- ¿No lo estamos haciendo ahora?

- Por favor Elora - dijo claramente arrepentido

Rodee mis ojos y le di paso para que entrara, él entró decidido y cerré la puerta detrás de él. Me crucé de brazos y esperé a que iniciara a hablar

- Tienes cinco minutos - dije seria - tengo mucho que limpiar

- Necesitaré más que eso

- Que pena porque ahora tienes cuatro minutos y cuarenta y cinco segundos... cuarenta y cuatro... cuarenta y tres....

- Vengo a disculparme - dijo interrumpiéndome - fui un idiota celoso y no estuvo bien dudar de ti

- Pero lo hiciste

- Quiero arreglarlo - contestó - tenías razón ese día, no somos más que mejores amigos que tienen sentimientos por el otro y estuvo mal etiquetarte como mía, no eres propiedad de nadie

- Que bueno que ahora lo sepas... ahora puedes irte... - tomé el cerrojo pero me detuve

- Pero eso no cambia nada de mis sentimientos - dijo - tienes toda la razón de estar enojada conmigo porque te puse una etiqueta que jamás estará en ti, eso es una de las cosas que más me encantan de ti, que nadie puede controlarte y sabes como manejar el mundo a tus pies. Fue una de las razones por las que me enamoré de ti - me tomó de la mano y la llevó a su pecho - cada vez que te acercas, me tocas la mano o solo me miras mi corazón se acelera como lo sientes ahora - así era, un latido muy veloz - porque solo tu puedes hacerme sentir tan indefenso y sin poder contra las personas

- ¿Yo? - pregunté sin entender

- Este mundo me quito a mi mamá y a muchas personas que quise, llore sus muertes y las pelee como bien lo sabes, pero la que jamás podría superar sería la tuya - pasó su mano hacia mi mejilla - no puedo perderte de ninguna forma y sonará muy tóxico pero me dolería verte en los brazos de alguien más. No solo eres mi mejor amiga, eres una de las personas que más amo en este mundo y a la que más quiero proteger como quiero proteger a Judith

Unidos En El ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora