SUEÑO. [Pablo Alborán]

7. Todo tuyo

Ya es por la tarde. La madre del mejor amigo de Fede se ofreció a recogerlo del cole y traerlo para así poder hacernos un té.

Oigo el timbre y me dirijo a la puerta.

- Hola, mama-. Saluda mi hijo abrazándome.

- Hola, cariño-. Le respondo.

- Hola, Estefi-. Saluda Laura. La madre de Hugo, quien se dirige junto a Fede a la habitación.

- ¿Qué hay?-. le pregunto.

- Mira, ella es Diana, mi mayor-. Me presenta a una adolescente. -No quiere admitirlo, pero quiere conocer a Pablo-. Me susurra.

- ¡Mamá!-. le reclama nerviosa y nosotras reímos.

- No te pongas nerviosa. Es muy guapo...y no muerde-. Bromeo una vez nos sentamos y empiezo a servir.

- No muerde, no-. Lo oímos desde el recibidor mientras también oímos la puerta del armario de las chaquetas y el tintineo de sus llaves al dejarlas en el cajón. Laura y yo nos reímos de nuevo al mismo tiempo que Diana sonríe como nunca la hemos visto, según su madre.

Cambio de narrador.

- Pa...Pablo. Eh... ¿eres t-tú?-. titubea una adolescente. ¡Ah, es Diana! Estefi me habló de ella ayer.

- ¡Claro!-. confirmo y ella corre hacia mí para abrazarme.

- Eres tan... perfecto, mi niño...-. me dice sin soltarme. Siento que no lo pasa bien. Se ha amarrado a mi torso buscando protección y ayuda... pero sobre todo mucho cariño.

- Me tienes aquí para lo que sea, ¿vale, amor?-. le digo y ambos estamos igual. Abrazados. -¿Tomamos chocolate caliente?-. propongo.

- ¡Lo sabía! Te chifla el chocolate, igual que yo-. Dice sonriente.

- Pero nos vamos al salón, porque ellas no saben de música un pimiento-. Concreto. -Hola-. Saludo.

- ¡Papá!-. oigo a mi hijo bajar las escaleras con su amiguito.

- Hola, máquina-. Le saludo. -Esto... ya está-. Digo sirviendo el chocolate. Ella toma los croissants y las ensaimadas, y yo la jarra de chocolate y dos vasos.