54. Charlas

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Entro y saco para preparar un té y comenzar a hablar con Pau.

- ¿Debo enternecerme por Eva, Pau? O, ¿has venido aquí buscando una consejera?-. le pregunto al ver que no la mira como debe de mirarla.

- Más que buscando una consejera, vengo a que me asesores-. Dice.

- ¿Asesorarte? ¿Yo?-. le pregunto para asegurarme, él asiente. -Pensé que era típico de mi marido-. Confieso.

- Es grave-. Me dice y siento la necesidad de abrazarle y de mirarle de cerca.

- Bombón-. Lo llamo al ver que se echa a llorar. -Pau, mírame-. Le cojo la cara. -Dímelo-.

- Eva quiere dejarme-. Consigue decir.

- No pasa nada, Pau, es que, de verdad, a mí nunca me ha gustado para ti-. Le confieso.

- ¿Qué hacemos con Ángel? ¿Qué será de mi hijo?-. se asusta. -Si yo estoy dispuesto a dejarlo, ¡claro! Pero, ¿dónde vivo? ¿En casa de mis padres? Es ridículo, Estefi-.

(Cambio de narrador)

Joder, qué mala es la vida a veces, ¿no?

- Hola, soy Eva, la pareja de Pau-. Me dice la joven que recién acaba de entrar a la casa.

- Hola, ¿qué tal? Soy Pablo-. Digo intentando calmarme.

- Ya lo sé, encantada de conocerte. Es un sueño cumplido, me encanta tu música-. Me dice.

- Guau, muchas gracias, Eva-. Le sonrío.

- Papi, te está llamando la prima Adri-. Fede me entrega el móvil.

- Disculpa-. Le digo a Eva. -Dime, cielo-. Me coloco el teléfono en la oreja.

- Tito, ¿puedes escaparte a la playa?-. la oigo.

- Lo tengo fatal, cariño, pero, ¿qué te pasa?-. le respondo.

- Nada, que necesito salir de aquí y hablar con alguien. Mi madre no quiere saber nada desde que suspendí el examen de Biología-. Me indica.

- Y los abuelos y los titos tampoco-. Añado serio.

- Exacto, es que no sé qué he hecho para tener esto. ¿En serio me merezco esto, tito? ¿De verdad?-. me grita. -Lo siento, lo siento, no he querido gritarte-.

- No pasa nada. No te mereces esto, Adriana-. Le digo. -bueno, creo que tengo una excusa. Espérame en el paseo, ¿vale?-.

- Vale, en diez minutos estoy-. Me solicita.

Le cuelgo y me voy a la cocina.

- Estefi, tengo que salir-. Le doy un beso en la frente y agarro mi abrigo.

- ¿Por?-. pregunta.

- Te recuerdo que tenemos repartida la tarea de hogar y a servidor le toca sacar al perro-. Me excuso imitando la forma de hablar de los valencianos. -Y quiero ejercitarme un poco por la playa-. Agrego.

- Venga, vale-. Me da un beso corto en los labios apoyándose en mi pecho y luego se sonríe. -Abrígate, cariño mío-.

- Sí, lo que digas. Va, me voy, antes de que empeore el tiempo-. Le digo.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now