22. Esterilización Coco

42 4 1
                                    

(Cambio de narrador. En enero)

Lo sé. He dejado ir al amor de mi vida sin contarle algo sobre la salud de "su pequeña", que es como llama a nuestra mascota. No quería preocuparle, ni con el embarazo, ni con la esterilización de Coco. No sé si he hecho bien.

Pero aquí estoy yo, con la perrita a punto de entrar a quirófano, poniéndole la excusa de una revisión médica a Fede.

- Hola, buenas tardes-. Me saluda la doctora Martínez.

- Hola, Sandra-. Le sonrío.

- Bien... ¿pasamos y te cuento un poco antes de meterla en ingreso?-. se ofrece.

- Vale-. Afirmo un tanto con miedo y nerviosa.

Entramos a la consulta y noto a Coco insegura. Es la primera vez que viene a este lugar sin mi esposo.

- ¿Te encuentras bien?-. se preocupa la veterinaria.

- Sí, bueno, eh... es que Pablo no sabe nada, no quiero preocuparlo. Y es la primera vez que venimos sin él, que entiende más de esto, y tengo un poco de miedo por si no sale bien la operación-. Confieso.

- Bueno, de primeras, Estefi, no le pasará nada. Es una cirugía que, por suerte, no provoca ningún efecto secundario en el animal y luego, tiene los conocimientos muy amplios, aptos para todo tipo de hembra canina, en nuestro caso. Pablo lo entiende, porque se lo hice yo personalmente a su perro-. Me calma. -Nos enfrentaríamos a 48 horas de ingreso. Normalmente es por asegurarnos de que el animal acepte ese cambio en su aparato reproductor sin aportar ningún medicamento-.

- Vale-. Asiento.

- Necesito que firmes esto como que legalizas la esterilización de ella, y ya me la entraría al quirófano para empezarle a anestesiar, etcétera-. Me da una hoja y la relleno con mis datos, y ella se acerca a Coco.

- Ya está-. Le digo.

- Perfecto. Ya te llamaré para que vengas por ella. Dime una hora que tú estés ya fuera del trabajo y puedas venir-. Me pide.

- A las dos y media salgo, incluso a las dos-. Indico.

- Dos, dos y media-. Repite y asiento.

Me despido y salgo a la calle para ir en busca de Fede a casa de sus abuelos.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now