46. ¿Casualidad?

46 4 1
                                    

Me despierto tumbado en una cama de hotel y viendo la figura al desnudo de mi esposa oscurecida por la luz del sol que entra a través del ventanal en el que se apoya.

- ¿Qué hay, princesa?-. quedo detrás de ella para abrazarle por detrás y pasear mis manos por sus pechos, bajando a su abdomen y acabando en su cadera. Mi boca la recorre entera.

- Hola, mi amor...-. Deja salir en un tono de voz extremadamente flojo.

- ¿Te crees que estamos en New York?-. cuestiono sentándome a su lado.

- Lo único que no me creo es verte desnudo durante tantas horas-. Rebate mirándome de pies a cabeza. Me río.

- Eres la misma-. Murmuro inclinándome sobre ella y la empiezo a besar desconectando del mundo.

Me separo de ella y el silencio inunda esta habitación. Tras varios segundos, Estefi se lanza a mis brazos y me empieza a besar otra vez.

- OK, tú lo has buscado-. Le aviso cargándola y dejándola caer en el colchón.

[...]

Ella ha entrado a una tienda de ropa para niños mientras yo trato de sacudir mis pensamientos sobre la ocurrencia de ayer.

- ¿Pablo? Qué bien verte tras tantos años. Estefi te dejó, ¿a que sí?-. dice un chico parándose enfrente mía.

- ¿Quiénes sois vosotros para meteros en mi vida?-. son dos chicos. -Pero no, mi esposa está en la tienda comprando algo de ropa para nuestros hijos-. Señalo el local.

- Ay, qué despistado estás, gilipollas. Soy Benjamín, el del instituto-. Se presenta. -Escucha, esa piba no merece hijos, ni salir en la televisión-.

*Aquí no, Pablo, ahórratelo otra vez.*

- Pablo, cielo, ya terminé-. Le escucho decir detrás de mí.

- Ah, perfecto. ¿Dónde gustas ir ahora?-. pregunto.

- No sé...-. Dice y mira a los chicos. -Pablo, vámonos a otro sitio-. Me pide cogiéndome de la chaqueta.

- Estefi, por favor, compórtate y escúchame-. Dice Benjamín cuando nos hemos dado media vuelta.

(Cambio de narrador)

Me giro y le miro amenazante.

- ¿Quién eres, Benja? ¿Quién eres para decir que no merezco hijos?-. le cuestiono. -Tengo mi vida, con dos niños preciosos. Vivo en Málaga y soy profesora en el instituto municipal. ¿Qué creías, que por tener parálisis cerebral no iba a ser feliz?-.

- Va, cálmate, Estefi, por favor-. Suplica Pablo.

- No quiero volver a verte, ¡desgraciado! Es lo que eres-. Le digo y me marcho dejando a mi esposo atrás.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now