61. Cincuenta Cafés

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Cambio de narrador)

Me despierto y oigo la televisión emitiendo "Cleo y Cuquín", un dibujo animado que le gusta a Sara. Estoy solo en la habitación.

Tomo el cuaderno que está en mi mesilla. Al parecer, anoche me vi inspirado.

Tomo el móvil y bajo al piso de abajo.

- ¡¡Mami, ya terminé!!-. oigo a mi hija pequeña desde el sofá.

- Sara, dámelo a mí-. Digo entrando al salón. Me acerco al sofá y me da el biberón.

Fede está en la mesa del salón, haciendo deberes.

- Hola, papá-. Levanta la cabeza y me sonríe.

- Hola, campeón-. Respondo y le doy un beso en la frente. -¿Qué haces?-. miro a su libreta.

- Castellano-. Dice y resopla. -Mamá me dijo que lo tengo que pasar a ordenador con una foto-.

- Te ayudaré-. Le digo. -¿Y mami?-. pregunto.

- En la cocina. Ella también está haciendo deber-. Muero de amor al oírle decir eso cuando se refiere a que está trabajando.

- Vale. Enseguida vuelvo y te ayudo-. Le aviso y él asiente.

Entro a la cocina y la veo con mis auriculares Samsung. Disfruta de la música.

- Ey-. Le digo riéndome de su baile desde la silla. Ella me mira. -¿Qué escuchas, que estás gozándolo?-. me entrega uno y escucho "Vívela". -Oye, ni tan mal-. le digo cuando pone el pause.

- Ni tan mal-. repite y se levanta para venir hacia mí. -Buenos días, vividor-. Me dice haciéndome reír.

- Buenos días, reina mora-. Le respondo y la abrazo. -Qué loco despertar tuviste hoy-. Confieso.

- ¿Loco?-. pregunta.

- Sí. Escuchar "Vívela" poco después de amanecer es como tomar cincuenta cafés de un trago-. Le digo y se ríe.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now