17》Let you go

1.2K 126 14
                                    

Tim

Cuando abrí mis ojos, seguía sin poder ver nada, después de unos minutos entendí que estaba encerrado en un lugar muy oscuro. Empeze a tentar el suelo con mis manos, tocando solamemte el piso hasta toparme con una pared. Se sentía como vidrio.

—Tim Drake.—habló una voz del otro lado del vidrio.—mejor amigo de mi hijo, y novio de mi hija.

—¿hija?

—tal vez ante los ojos de Annabeth tú no lo sabías, pero ante mí no tienes que hacerte el idiota. Después de todo eres un detective.

—¿en dónde está Annabeth?—pregunte. Ni siquiera puedo verlo a él.

—sufriendo la misma oscuridad que tú.—dice.—pero dejame iluminarte.

La luz de su lado se enciende, es una pequeña bombilla la que ilumina un poco el pequeño cuarto. Si, si había un vidrio, se siente muy duro, supongo que es antibalas.

Mi vista se adaptó a la luz. Y pude verla. Estaba amarrada a una silla de tortura. Y sus mejillas estaban llenas de sangre, esta provenía de sus ojos.

—¿qué le hiciste?— pregunte, puedo sentir como la ira se apodera de mí. Golpeé el vidrio con mis puños.

—va a sanar.—dice él.—es que ella se niega a detestarme.

—ella se niega a dejarte ganar.—corregí.—cada vez que le haces daño le duele menos, por eso no te odia.

—eso lo deduje hace poco, Timothy.— responde.—y descubrí lo que hizo que Alaska me odiara. Y pienso hacerle lo mismo a Annabeth.

—no entiendo que piensas hacer.

—sé que sabes que haré.—dice con seguridad.—sólo quería que ella lo viera con sus propios ojos.

Ronald hace que Annabeth despierte dándole una descarga eléctrica. Bueno, creo que ha sido él, ya que del otro lado del vidrio solo esta ella. Intente moverme más, pero no podía, tengo esposas en mis manos y piernas, las cuales están sujetas a la pared.

—¿no es un buen joven Tim Drake?—pregunta él.—ha decidido sacrificarse para que tú ya no sufras, cariño.

—¿por qué haces esto?—le pregunta ella.—¿sólo para ser inmortal? ¿por eso haz causado tanto dolor?

Ronald la ignora. Annabeth ya puede ver, lo sé porque sus ojos están viendo fijamente a los míos. Ella derrama una lágrima, y pude ver sus ojos de un color distinto, antes solía verlos del mismo color: grises. Pero ahora, uno de ellos es gris y el otro es azul. Y yo sé lo que eso significa, moriré pronto.

—tal vez deban despedirse.—habló Ronald.—prometo que tendrán privacidad.

Parece que apagó su microfono, y yo me siento observado, estoy seguro de que nos está viendo.

—¿Tim?—habló ella, tenía la voz entrecortada.

—¿qué?—pregunte, me duele verla triste.

—¿algun día me perdonarás?

—no tengo nada que perdonar, Annabeth.—dije, mis ojos se cristalizan, y no por el hecho de que voy a morir, sino, porque no podré salvarla.

—prometí que nunca nadie te haría daño.—murmura ella. Sus ataduras se abren, pero no es libre del todo, ella lleva un collar inhibidor. Annabeth se pone de pie y empieza a buscar una salida, el vidrio es bastante resistente.

—Annabeth...

—cállate, Drake, te voy a sacar de aquí.—responde alterada. Empieza a pegarle a la puerta, no logra nada, grita molesta.

—ven aquí.—dije, ella se acerca a mí, pegada al vidrio.—te amo, Annabeth.

—te amo, Tim Drake.—dijo ella, las lagrimas se derraman.

—perdón por no invitarte al baile de imvierno.—mencioné, ella seguía llorando pero me mostró una leve sonrisa.—debí hacerlo, ¿qué habrías hecho si te hubiera invitado?

Logré acercarme al vidrio, junto a ella. Pegamos nuestras cabezas. La puerta de mi lado se abrió.

Annabeth

Pude ver como la visión que he tenido desde que Alaska activo mis poderes se hacía real, justo lo que había luchado por cambiar.

Ronald atacó a Tim, quién a pesar de sus defensas no pudo ganar por primera vez. Ronald consiguió encajarle una daga a Tim. Justo en el corazón.

El miedo, el enojo y la impotencia se apoderan de mí. No puedo hacer nada. Con mis puños empeze a pegarle al vidrio.

La sangre del cuerpo de Tim empieza a salir, él cae de rodillas y su mirada me hace entender que Ronald ha ganado. Siempre lo ha hecho.

Ronald sale del pequeño cuarto, yo veo que mis manos sangran, pero lo sigo intentando. Desearía poder gritar como Alaska.

Tim cae junto al vidrio.

—no...—susurré.—tú no puedes irte, no como todos.

Tim pone su mano en el vidrio que nos separa.

—siempre voy a estar.—murmura él.—te lo prometí.

—yo te prometí que nunca te harían daño... fui una desgracia en tu vida, mi amor te hizo esto...

—tu amor no fue una desgracia...—Tim lucha por seguir hablando.—es una bendición...

—no cierres los ojos Tim.—rogé.—tú vas a estar bien... yo te voy a traer de vuelta... si... yo te voy a salvar...

Tim cierra los ojos y los abre en momentos.

—voy a matarlo... —murmure entre sollozos.

—una...una persona una vez me dijo que... para destruir a un monstruo tienes que ser distinto a él.

Y yo le había dicho eso. Y lo entiendo. Timothy no quiere que yo forme una venganza como lo hizo Jason o Alaska, nosotros no eramos así. Él no quiere que yo me pierda a mi misma, pero sin él me resulta imposible.

—¿qué hago entonces? Dejarte ir no es una opción... quedate conmigo.

¿en dónde están Jason y Alaska?

—Tim, por favor no te vayas, no mueras...no... quédate conmigo.—solloze, los ojos de Tim me indicaban que está muriendo.—te habría dicho que sí al baile, Tim, habría dicho que sí.

Él quiere sonreír, pero ya no tiene fuerzas. Veo como su respiración se hace más lenta, hasta que deja de moverse.

Grite con todas mis fuerzas. Y pude sentir como yo también estaba muriendo. Él era parte fundamental de mí, me había llamado amiga, me mantuvo viva y me dió ganas de vivir a pesar de todo lo malo.

Supongo que ambos nos despedimos. Pero no puedo dejarlo ir.

1➤ Issues; Jason ToddWhere stories live. Discover now