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Aún cuando los pensamientos y esperanzas eran otras, la vida aún era injusta.

O talvez él era injusto.

[imagina el separador]


Ese día no pudo ser mejor para Hoseok y tal vez para Yoongi pues este había estado colaborando a su conciencia con toda la situación mientras Hoseok tan solo sonreía al pensar que su hyung realmente cambiaría por su bien y no por qué los demás lo decían. Estaba decidido, lo había estado pensando mucho pero ya creía que era la hora para hacer algo que hasta hace muchos años no ocurría. Tomando el teléfono le marcó al cabeza, al alma que haría que todos dejasen de hacer lo que estaban haciendo con tal de no verle molesto, exacto le marcó a Kim Seokjin, el jefecito, el amable cuando se le hacía caso y el diablo cuando no, sí, ese chico de mirada, sonrisa, voz y rostro amable y pacífico, si ese mismo.



-¿Hobi? ¿Qué pasó?.-respondió el chico del otro lado con su voz linda y tierna.

-Seokjinie ¿puedes decirle a los chicos que hoy saldremos? Siendo que es hora de que Yoonie salga, se despeje y divierta, tal vez ¿podremos viajar? No fuera del país si no tal vez... ¿La playa? Por favor, a ellos también les vendrá bien por favor hyung.-rogó Hoseok haciendo un puchero.

-¿Yoongi? ¿Él está de acuerdo? Hoseok sabes que si haces o lo obligas a hacer algo que él no quiere.... Es un bomba que puede explotar de un segundo a otro.-pauso suspirando.-No quiero que vuelva a dañarte.

-Lo sé hyung pero estoy seguro, está vez estoy seguro de que todo estará bien.

Otro suspiro se escuchó al otro lado de la línea.

-Va, está bien les diré a los demás ¿cuando piensas querer ir?

-Talvez este fin de semana ¿esta bien?

-Esperemos que sí, bueno te habló después.

-Bueno hyung cuídese.-dijo tiernamente cortando la llamada.





Con una sonrisa en su rostro bloqueó el teléfono y lo guardó en su pantalón, la casa del pelivino estaba muy silenciosa, bastante para lo que habían sido los últimos días en ella, sí, el pelinegro había estado quedándose en la casa del mayor desde lo sucedido en la casa de sus padres y con su padre, Yoongi de igual manera salía a trabajar y llegaba a altas horas de la noche, preocupando como siempre al menor quien apenas salía hasta tres horas aproximadamente después del medio día, también cabe decir que volvió a ese hábito que lo estaba volviendo loco nuevamente aunque ya no se enojaba cuando Hoseok le interrumpía más si detenía su trabajo y le ignoraba, sus miradas tampoco se conectaban tan seguido como antes.

Le preocupaba pero estaba seguro de lo que iba a hacer, hacía años que no salían todos y pensaba que Yoongi estaba listo o al menos toleraria estas con más compañía. Suspiró, mirando hacia las escaleras que daban al segundo piso en donde estaba Yoongi en su habitación de trabajo, se levantó frotando sus manos y se encaminó hacia donde se encontraba el dueño de la casa, le diría sus planes ¿que había que perder? Tampoco era el fin del mundo.

Caminó hacia la dichosa habitación su paso no era lento ni miedoso, era decidido, quería mejorar las cosas, que volvieran a ser como lo fueron o como debieron haber sido, paz, amor, comprensión, felicidad, sin preocupación, que volviera a ser esa persona que sonreía a pesar de las críticas y exigencias de su padre. Se posó frente a la puerta, respiró profundamente y ni un minuto más esperó cuando ya la había tocado dos veces y entrar después de esto.

«Notice Me, Hyung» [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora