°《46》°

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/|Semanas después|\

La fecha establecida estaba próxima a unas dos simples semanas, los días pasaron volando sin ser contados pero por suerte el grupo ha conseguido casi reunir a todos. Sólo faltaban 4 reinos por llamar, entre ellos estaba el del cobalto, que aún no encontraba como decirles a todos sobre lo que pasaría y debían hacer.

Mas no todo era de buena fortuna, con el acercamiento del día todo para el cían se le hacía difícil, no solo los nervios y la falta de confianza que portaba, sino las pesadillas y ataques de histeria que muy frecuentemente le ocurrían, no era una buena señal y todos sabían eso, solo rogaban porque resistiera otro poco.

−Entonces... ¿sólo nos faltan los ogros y minotauros, cierto? −cuestiono el albino, guiando al resto por un sendero rocoso.

−Y el reino de las sirenas, y el mío Silver −afirmo el oji-esmeralda, yendo a la par de su cónyuge−. Aunque... No me llevo muy bien con los tipos grandes... *Rascándose la nuca*

−Y eso?

−Bueno... Paso hace-

Una ventisca arrasó contra ellos, cegandolos mayormente y sin oportunidad de ver quién les atacaba.

−No queremos intrusos aquí...

Susurró una voz grave, siendo reconocida por el pequeño que rápidamente a pesar de no ver, desenvaino su espada y la interpuso; justo a tiempo de un ataque de lanzas. El viento fue disminuyendo y los mayores se alertaron, imitaron al azul y se prepararon para otra contienda. Los vástagos intersectaron a los tres tipos que les atacaron aquella vez junto a los cíclopes, fácil, las mismas capas y máscaras que portaban aquel día mas el olor a preticor que los acompañaba. Pero no estaban solos, sino acompañados de ogros y minotauros, siendo el cabecilla que casi hiere al menor cuando se perdió en el bosque.

−No puede ser... −chillo con enfadado y terror, observando a un montón de ellos acercarse−. Se supone que debíamos estar juntos en esto... No dañarnos...

−No necesitamos a un líder, nos va mejor tomando nuestras propias decisiones −hablo fuerte una de las criaturas, haciendole frente al chico−. Además, un mocoso como tú no tiene la menor idea de lo que significa ser rey.

−Cuida tus palabras hacía él, a no ser que quieras perder la lengua −amenazo el oji-rubí, apretando los dientes.

−Por favor, no quiero pelear con nadie, déjenme explicarles-

−Ellos ya lo hicieron −señalo al trío de vampiros, quienes desaparecieron casi al instante.

−N-no deben creerles... Es una trampa... −musito ya exasperado, ahora debía controlarse para no sufrir algo que no era muy conveniente en esos momentos.

−A un crío mucho menos −corto la conversación, alzó su puño con el fin de dañar al azul, más fue detenido por el ónix−. Y un príncipe que se rebaje con ésto... No merece llevar la corona.

−Queríamos que todo fuera diferente, pero por lo que veo deberemos pelear, es una lástima que criaturas tan fuertes como ustedes hayan caído por un bando de cobardes.

Levito hasta quedar frente su rostro y le plantó un fuerte puñetazo, lanzandolo contra unas enredaderas cercanas. Al parecer aquellos seres no serían aliados, no había caso en tratar de convencerlos.

¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤

Ya habían perdido la noción de cuanto llevaban luchando, solo quedaban tres de las grandes criaturas, sin la intervención de los vástagos malvados.
El verdoso atacaba por los pies a las criaturas, el rojizo por el tronco y pectorales, el albino por los cráneos desfigurados y los demás se mantenían alertas por una posible emboscada.

−Uhm...chicos... −llamo la atención de todos el menor, tomando en sus manos una flecha que estaba cerca de un ogro−. C-creo que tienen que ver esto...

Los mayores se acercaron a él, examinando la flecha que tenía en sus manos; el de vetas turquesa al intentar tocarla le quemó gran parte de sus dedos y garras, soltando un gruñido.

−Tiene veneno para vampiros... No hay que tocarla.

−Pero... ¿Por qué ellos lo tienen?

−Debemos irnos rápido −menciono la oji-miel, tocándole el hombro al azul.

−Señorita Blaze...-

Ya muy tarde, todos bajaron la guardia en ese momento y les costó casi la vida. Varias flechas con la misma sustancia se avecinaron contra ellos, la mayoría fueron esquivados por los colmilludos, aunque debido al potente aroma del veneno perdían fuerzas y su vista se volvía nublada.
Los lobos por el contrario, recibieron una gran red que contenía pinchos filosos que les perforaban la piel, entre más se movieran más era el dolor y cortes que se provocaban.

Sonic intentó quitarles aquella red, pero solo pudo liberar la mitad del cuerpo del príncipe, alzó la vista y vio como algunas flechas estaban clavadas en las extremidades de sus amigos, haciéndolos desfallecer.

−C-corre Sonic... −llamo al chico, con los ojos dilatados y la mayor parte de su pelaje ensangrentado−. B-busca...a-ayuda...

−No puedo dejarlos... −pronuncio en un hilo de voz, sujetando con mayor fuerza la red y alejándola lo más que podía.

−Por supuesto que no, porque eres un débil.

El menor volteó la cabeza y se encontró con el trío enmascarado, sosteniendo dagas y espadas de punta filosa. Pronto el mayor de ellos se abalanzó contra él y le dio un corte ligero en su pecho, gracias a que retrocedió rápidamente.

−¡Vete Sonic! −grito débilmente, tratando de zafarse y liberar a sus amigos.

−Silver... −el miedo se apoderó de él y salió corriendo bosque a dentro, tropezando con rocas y ramas sin dejar de correr, todo con el fin de escapar de aquellos seres.

−No puedes correr.

−No hay escapatoria.

−No hay salvación.

−¡Déjenme en paz! −grito con terror puro perdiendo la concentración de su camino, terminó cayendo por una bajada de tierra sin tener la oportunidad de frenarse. Al ya estar en el suelo sintió como su cráneo le daba vueltas y escurría un líquido rojizo, se levantó como pudo y miro a los lados−. C-creo que los p-perdí...

−Eres tan insignificante −el intermedio sujetó con fuerza su brazo derecho, haciendo que lo mirará de frente−. No mereces ser el rey absoluto, ni siquiera puedes hacer algo tú solo, sin tus amigos, o tus armas, no eres nadie.

−D-déjame ir... −suplico bajamente, admirando esos orbes carmín que le penetraban el alma.

−Debemos deshacernos de ti, no puedo seguir órdenes del esclavo.

−Debemos deshacernos de ti, no puedo seguir órdenes del esclavo

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−Sha-Shadow... ¡¡¡SHADOOOOW!!! −grito para luego desaparecer con los otros, siendo testigos los árboles y plantas nada más.

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