❝Vampire World❞│Sʜᴀᴅᴏɴɪᴄ﹣Mᴇᴘʜᴏɴɪᴄ│AU

°《53》°

El escenario seguramente inquietaría a muchos de los que lo presenciaran en carne propia.
Grandes y horripilantes bestias surgían de vórtices que se hallaban dispersos por el cielo oscuro y tenebroso, las peores se podrían decir; mientras las demás criaturas se preparaban desde la tierra, con armamento y listos para el ataque.

El cobalto guió a todos hacia el páramo Ocetá, dividiéndolos para que atacaran a determinadas criaturas. Encabezaban los vampiros, werehogs, ninfas y elfos; Medusa, Blaze, Elaine y otros hechiceros acompañaban en los costados; las criaturas más grandes y fuertes cubrían la retaguardia del batallón; los guardianes de la luna montaban corceles y unicornios, cubriendo la parte aérea; los tritones y sirenas junto a los hipocampos esperaban la llegada de las bestias acuáticas.

El cían portaba su armadura real y la espada de nombre excalibur; estaba montado en aquel caballo que encontró en el bosque, aunque muchos le dijeron que era bastante corriente, a él no le importo, un ejemplo digno de humildad que conmovió a muchos.

−(Tú puedes hacerlo... Tú debes hacerlo...) −Se repetía mentalmente, viendo fijamente a todas las bestias, suspiró profundo, levantó su espada y habló−. ¡Tropa, estamos hoy reunidos para definir nuestro futuro, nos uniremos como uno solo hasta demostrar de lo que somos capaces! ¡Aunque perdamos la vida, le dejaremos a nuestra gente y a las nuevas generaciones un futuro libre y digno! ¡¡Así que, al ataque!!

−¡Por nuestro reino!

Todo había empezado.

Las bestias arrasaban contra ellos y el ejército atacaba y se protegía al mismo tiempo; cada reino destacaba con su estilo de combate y los logros que conllevaba derrotar a varios seres.

El menor ya se había alejado de sus amigos, cabalgaba con prisa y determinación destruyendo a cuánta quimera se le pusiera enfrente. Hasta que una manticora le hizo caer de forma estruendosa, por suerte su espada estaba casi al lado entonces pudo recuperarla y arañar a la criatura, aunque sin herirla gravemente; se levantó con pesadez y se puso en guardia, pronto el "animal" se abalanzo hacia él, rápidamente agitó e hirió nuevamente a la bestia, le hizo un corte profundo en lo que parecería ser su pecho; aunque bajo momentáneamente la guardia y eso hizo que la cola reptiliana le golpeará en su costado, dejándole un poco de su veneno.

Salió disparado y choco contra el cuerpo de un dragón malherido, jadeo y se puso de pie, buscando su espada, aunque ésta se hallaba lejos.

−Lo lamento mi lord... −dijo en tono bajo el dragón−. No he conseguido mucho... Y lamento haber sido un inútil en esta lucha...

−No digas eso... −El cerúleo acarició parte de su cuerpo−. Todavía no tienes que darte por vencido, nos falta mucho que dar, yo sé que puedes hacerlo, anda, levántate y ayúdame a salvarlos a todos.

Por reflejo soltó su mano izquierda y la alzó, pronto vio como su arma estaba de nuevo con él.

−Amo está espada... −susurro admirandola, luego levantó su vicera y observó el lugar a oscuras y en llamas, vaya, la guerra fue peor de lo que pudo haberse imaginado.

−¡Señor!

[. . .]

−Señorita Rouge... Tengo una última duda...

−Dime Sonic, ¿Cuál es?

−... ¿Por qué la mayoría de personas me llamaron Arthur al encontrarlos?

−Oh... Querido, eso es algo que entenderás más adelante... Solo que cuando lo sepas... No te dejes engañar por quien te lo diga.

¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤

−Ahora! −grito el erizo verdoso, alargando sus brazos y sosteniendo a un gran grupo de cíclopes y minotauros, siendo ayudado también por el rojizo.

−Bien! −El albino utilizo su telequinesis para levantar escombros de rocas dispersas, con esfuerzo juntó toda la carga y la dejó caer encima de ellos; claro que los chicos se quitaron rápido para no ser aplastados.

−Si seguimos así avanzaremos más... −dijo entre jadeos el oji-zafiro, limpiándose el sudor de su frente.

−Lo peor de todo es que salen más y más y muchos más de no sé dónde −comento el de vetas turquesa acercándose y tumbando a varias bestias.

−Deben de ser por los vórtices *señala el cielo* sí lograramos cerrarlo todo sería más fácil...

−Oigan!! −grito el oji-rubí, parando al animal que cabalgaba−. ¡¿Alguno ha visto a Sonic!?

−No, pero por qué tú traes su caballo...? −preguntó el oji-miel.

−Él me encontró a mí de hecho... Por eso estoy buscándolo.

−Shadow allá! −grito su gemelo señalando el castillo mobian, viendo el resplandor dorado de una armadura y la Hidra enfurecida.

−Ay no... Ustedes continúen! Mephiles, ábreme paso! *Retomando las cuerdas del caballo*

−Pero espera hombre, necesitamos cerrar esos portales para impedir que más entren, de no ser así nunca acabaremos! −el verdoso señaló al cielo, el azabache vio como de esos vórtices salían por montón distintas bestias.

−... Busquen a Rouge y Blaze, ellas sabrán cómo hacerlo.

Acto seguido su gemelo voló hacia el castillo, librando paso mientras acababa con quimeras que se acercaban; el bicolor trataba de mantener el ritmo de su hermano, animando al corcel para que avanzará con mayor fuerza.

Al llegar, se encontraron con el cuerpo del monstruo tirado en el suelo, sus múltiples cabezas dispersas por todo el sitio y las llamas que lanzaban las manticoras.

−¡Cúbreme! −menciono el menor de ellos y rápidamente se adentro al castillo, dejando al oji-reptil para que custodiará las afueras.

A paso veloz examinó el interior, buscando y llamando al cobalto por su nombre. Estaba ya en la torre de guardia cuando identificó la espada de su amado, debía estar ahí, siguió buscando y logró encontrarlo sobre las almenas.

−¡Sonic! −reviso su pulso y suspiró de alivio, solo estaba inconsciente; escuchaba estruendos más fuertes acercarse, recogió el arma del chico y a él no tuvo opción más que cargarlo en su hombro−. Parece que esto no quiere llegar a su fin.

Asomó la vista y vio como la albina era ayudada por Medusa para acercarse a la catedral del pueblo, divisó a lo lejos a sus amigos dándoles ventaja para que pasaran sin problemas.

−Esto será intenso... *Yendo con ellos*

Últimos capítulos.