❝Vampire World❞│Sʜᴀᴅᴏɴɪᴄ﹣Mᴇᴘʜᴏɴɪᴄ│AU

°《55》°

−¿¡Qué cosa?!

−¡Ni siquiera yo pude verlo! Todo fue tan rápido... Estaba con él y de un momento a otro... ¡Simplemente desapareció!

−Esto es malo... Hay que buscarlo

−¿Pero por dónde?

−¡En donde sea, debemos encontrarlo antes de que algo le pase!

[.  .  .]

−Ugh... ¿Ahora qué...?

Su cabeza le daba vueltas como un torbellino, se levanto y trato de reconocer algo, mas en donde se encontraba estaba totalmente oscuro...
Recordaba que se encontraba malherido y junto a su pareja, luego todo se volvió borroso y termino desmayándose; camino un largo rato tratando de encontrar algo que no fuera oscuridad, tratando de agudizar su audición para percibir algún sonido.

−Despertaste.

Aquella voz le dio un escalofrió e hizo que volteara de golpe, volviendo a ver solamente oscuridad, retomo su camino al frente pero se lleno de terror al encontrarse con dos puntos rojos, iguales a los de sus pesadillas.

−¿Qu-quién e-eres...? −cuestiono con pavor en sus palabras, retrocediendo cuanto pudiera.

−¿Adivinas? −ensancho una horrenda sonrisa, revelando sus dientes filosos y manchados de sangre.

−N-n-no −choco contra algo, paso sus manos tratando de encontrar al responsable pero solo sintió un agarre en sus hombros; trato de zafarse pero parecían tentáculos que lo aferraban e impedían moverse.

−No te esfuerces, eres tan inútil que estoy seguro que no lograras librarte.

Acto seguido el lugar se ilumino por llamas de fuego, dejando al descubierto a un erizo idéntico al cobalto, salvo que su color era un azul más oscuro y  que llevaba la esclerótica negra y las iris rojo sangre, aparte de esa macabra sonrisa; el ente comenzó a reír desquiciadamente, asustando más al menor, quien no entendía nada de lo que ocurría.

−Jajajajaja.... ¿Acaso eres tan ingenuo que no entiendes nada aun?

−¿P-por...por q-qué debería de en-entenderlo...?

−¿Acaso no querías saber de tu origen? ¿Del porque todos te llamaban..... Arthur?

El joven alzo la vista, sorprendido de que el tipo supiera sobre ello, no podía articular alguna palabra o frase para que prosiguiera, pero se lo pidió con la mirada.

−Oh, veras chiquillo −de repente hizo aparecer un trono y una copa de vino, tomo asiento y bebió un sorbo del líquido−. Yo era joven cuando mis padres me otorgaron mi propio mundo a quien gobernar, muchos me dijeron que debía medir el nivel de catástrofes que podía realizar, ¡pero vamos! ¿A quién le importan las malditas reglas? Como sea, solamente me divertí un poco con tu reino, fue todo, pero tu abuelo vino y me arruino la diversión, me ofreció un trato el cual yo acepte encantado. Imagínate, tener a un alma solo para complacerte en lo que le pidas, aunque lo triste es que nadie era digno de mi admiración, bueno, eso hasta que tu naciste.

Originalmente tú y tus hermanos debieron llamarse: Arthur, Geneva y Cameliard, pero me parecieron unos nombres sobre-valorados y utilice mis poderes para cambiárselos; ustedes tenían un alma impecable, pero cada uno con un desperfecto. Geneva seria una chica impulsiva y contradictoria, pase de ella; Cameliard un chico desinteresado e inestable emocionalmente, pero tu... *Se acerca a él* Tu único defecto era el exceso de ingenuidad y humildad...