CAPÍTULO 3

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¿Han experimentado ese sentimiento? Esa sensación que nos envuelve después de volver a casa, a la realidad después de vacaciones, un viaje o cualquier evento que por mucho tiempo esperaste con todas tus ansias. Si esto es así, entonces sabrán que no es lo más cómodo y lindo del mundo. Más bien la palabra que usaría para describirlo es exasperante, causante de impotencia y cosa que nos sumerge en un tipo extraño de tristeza.

¿Nostalgia? ¿Incertidumbre? una combinación de ambas quizá.

Esa es la sensación que tuve al llegar a casa.

...

Bárbara y su novio se ofrecieron a traernos en su carro, de otro modo hubiéramos que tenido que irnos solos en un taxi y recién recuperados, no querían arriesgarse a que nos salga una hernia por cargar las maletas que teníamos o de algún modo hacer más esfuerzo del que debíamos. El viaje en auto se me hizo eterno, estaba tan emocionada y ansiosa por volver a mi hogar después de estos tres meses en el hospital que ni siquiera me molestaban los gallasos que le salían a Matt mientras cantaba junto con Bárbara y Marvin la canción que sonaba en la radio.

Adiós máquinas, privacidad nula, escuchar código azul y una persona tosiendo cada 10 minutos, por fin dulce y tranquilo hogar, con mi cómoda y caliente cama y una cocina donde si voy a comer cosas decentes, no las horribles mezclas raras que preparaban en la cafetería de la clínica.

De pronto todos se quedaron callados, solo la radio seguía sonando hasta que Marvin la apagó. Quedé desconcertada ¿que había pasado? me puse a ver por mi ventana y no reconocía nada, debe haber sido una equivocación, esta no es mi casa.

-Da, por aquí.- dijo Matt al ver mi cara de confusión haciéndome espacio para que observará por la suya.

Wow, quede totalmente confundida, esa era mi casa y aunque no la había olvidado, habíamos pasado tanto tiempo en el hospital que no recordaba cómo lucía el rededor.

-Ustedes entren chicos, no se preocupen, nosotros bajamos las cosas.- dijo Bárbara mientras abría el maletero.

Matt y yo empezamos a acercarnos a la casa, se notaba que le hacía falta mantenimiento, al menos al jardín delantero. El pasto ya me llegaba a las rodillas y hacía difícil caminar por la vereda que la unía a la calle. Teníamos miedo. No llegábamos después de unas lindas vacaciones, sino de la peor tragedia de nuestras vidas. Volver a lo que nosotros llamábamos cotidiano solo hacia el hecho de la muerte de nuestros padres más real. Hacía que todos los pensamientos choquen contra la irremediable realidad y que no haya vuelta atrás. Era cierto que Matt y yo estábamos haciendo un buen trabajo al superar el duelo, pero de cierto modo en el hospital se sentía distinto, todo era más falso. No tomábamos la situación como algo tangible, era más bien como estar soñando o estar suspendidos en el mar de negación de un mundo fantasma que ya no existía y nunca jamás volvería a existir.

-La llave sigue aquí.- dijo mi hermano levantado la piedra al costado de la puerta sacándome de mis pensamientos y quedando inmóvil mirándola.

No sé movía, estaba petrificado, entonces tomé la llave de su mano y abrí la puerta para que pudiéramos entrar.

Fue totalmente raro. Todo se veía igual, todo estaba en el mismo lugar, literalmente nada había cambiado, pero se sentía diferente, extraño. La esencia de un hogar en estos 3 meses ya se había perdido, no se sentía el calor y amor que hay en una familia, solo nos envolvía una profunda y melancólica nostalgia.

Sin darme cuenta una lágrima salió de mi ojo. Uno cree que ya superó las cosas y que puede salir adelante pero, no se da cuenta que es inevitable cargar con esa gran ancla. Todo depende de cómo lo logres manejar, mientras sigues avanzando.

-Todo va a estar bien Da, lo superaremos juntos, lo prometo.- dijo Matt acercándose -Somos tu y yo, nada más importa.- lo abracé y sonreí.

Cuando lo solté por dentro me empezó a invadir el pánico, no quería que me viera así por lo que llamé su atención y le dije en señas que iba a subir rápido a mi cuarto solo un momento.

Apenas él asintió me fui corriendo y entré directamente al baño del pasillo que estaba en el medio del cuarto de Matt y mio. Abrí la tapa del inodoro y no pude aguantar vomitar mientras lloraba. El impacto de volver a casa y saber que desde ahora íbamos a estar solos, además de volver a recordar todo lo que pasó en el accidente; ver a papá muerto en el asiento, mamá tomándonos de las manos mientras caemos del precipicio o cuando bárbara nos mostró el reportaje sin darme cuenta me había afectado más de lo que pensé como dijo el psicólogo.

No sé cuánto tiempo había pasado en ese baño sacando todo lo que tenía cuando de repente sentí una mano en la espalda sobándome mientras jalaba la bomba. La misma mano estaba amarrando mi cabello en una coleta y alcanzándome un papel para limpiar mi boca.

Era Bárbara.

Me senté en el piso del baño sobándome la garganta, ardía horrible, yo solo intentaba respirar hondo y dejar de llorar. Seguía sintiéndome horrible. Ella se sentó a mi lado y me abrazó mientras lloraba.

-Botalo Danielle, sacalo para que ya no te moleste, estás a salvo, todo va a estar bien.- eran algunas de las cosas que me decía.

"Ya no están, estamos solos, tengo miedo" dije ya un poco más calmada. Llorar estaba irritando mis ojos y garganta.

-Aquí me tienen a mí, vendré todas las semanas, siempre que lo necesiten, lo prometo.-

"¿enserio?"

-Sí, lo prometo.- dijo volviéndome a abrazar -¿Ya te sientes mejor? ¿cómo para bajar?-

Asentí, entonces nos paramos me lavé la cara y fuimos a las escaleras.

"No le digas a Matt lo que pasó, él debe estar sintiéndose peor" articulé y ella asintió compasiva.

Al bajar, allí estaban ellos charlando en la sala sobre fútbol mientras veían un partido en la tele, al parecer aún teníamos cable. Al darse cuenta de nuestra presencia voltearon y sonrieron.

-Ya guardamos todo.- Dijo Marvin refiriéndose a las maletas.

-Esos son mis chicos.- dijo Bárbara y se acercó para despeinarlos a ambos.

Estuvimos un rato allí viendo tele y jugando hasta que llegaron las 11:00 y se tuvieron que ir para llegar a tiempo a su casa. Sí, habíamos salido muy temprano del hospital. Con Matt nos paramos, les agradecimos, nos despedimos y nos pusimos a arreglar la casa, estaba un poco mucho llena de polvo.

Cuando terminamos moríamos de hambre así que se nos ocurrió ir al centro comercial a comer una hamburguesa o algo así. Como estaba cerca de nuestra casa no había problema en movilizarnos, pero en la calle y al llegar todos nos miraban raro; unos como si fuéramos fantasmas y otros como si fuéramos milagros.

"¿Mejor nos lo pedimos para llevar?" le pregunté a Matt que estaba haciéndole caras a la gente que nos miraba.

-Sí, mejor, estas miradas ya me están hartando. Ya pasaron tres meses que lo superen.- dijo agarrando la bolsa y sacando una papa frita todo enojado.

Ya en casa comimos, vimos tele y nos fuimos a dormir.

Acordamos que íbamos a descansar un mes más de todo esto antes de volver a la escuela. Así que nos la pasábamos jugando, descansando y leyendo.

Solo esperando a que llegara el día de reincorporarnos completamente a lo que solíamos ser.

MUDAWhere stories live. Discover now