《pronto tendré un deja-vû contigo》

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La chica misteriosa de Ravenclaw con la que se topa Sirius Black en sus comienzos de mujeriego, pasillo del expreso de Hogwarts, embarcando segundo año, 1 de septiembre de 1972

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La chica misteriosa de Ravenclaw con la que se topa Sirius Black en sus comienzos de mujeriego, pasillo del expreso de Hogwarts, embarcando segundo año, 1 de septiembre de 1972.


1 de septiembre de 1972.

La familia Carrblang caminaba entre los numerosos muggles curiosos y atentos a los atuendos que llevaban aquellos tres.

Samantha Carrblang, de soltera Fortescue, caminaba elegantemente metida en una túnica morada junto con una blusa y falda violetas y sus botas así como un estrambotico sombrero, de color marrón.

Samantha, envuelta en graciles movimientos, se soltaba con desenvoltura en el mundo mágico, dado a que se había criado sin conocer mucho del mundo muggle, por muchos años y veces que estuviera envuelta en aquel mundo, seguiría sorprendiéndose.

Por otro lado, Philip Carrblang, parecía entenderse mejor con el mundo muggle.

Al menos más que con su mujer.

Alice, a sus doce años, no había visto muchas muestras de afecto entre sus padres, aunque nunca tuvo una gran duda sobre el porque de aquel matrimonio.

Solo que en cuánto vio a Jackson y Amber, Fleamont y Euphemia, Oliver y Paige... su duda algo inexistente se incrementó.

Alice sacudió la cabeza, recordando que sus padres se querían, que no todos los matrimonios tenían que ser tan cariñosos, y caminó con seguridad traspasando la barrera que separaba el mundo muggle del mundo mágico.

Una vez dentro, esperó a que sus padres entraran antes de dirigirse hacia el gran tren escarlata.

Una vez los localizó, fue hacia el tren en busca dr un compartimento donde meter su equipaje.

La castaña no tardó en encontrar uno vacío y en depositar su baúl.

Cuando bajó para despedirse de sus padres, apenas tuvo que sortear a ciertas personas para poder llegar al lugar donde había dejado a sus padres.

Lo único que no cuadraba en el lugar era que una mujer embutida en un traje gris estuviera coqueteando descaradamente con su padre.

Y que este le correspondía besandola apasionadamente.

Y que su madre, no se encontraba en el lugar.

En cuestión de segundos la vista de la ojimiel se nubló, y comenzó a ver su alrededor sumamente nítido.

Apenas podía pensar con claridad después de haber visto la escena desarrolada ante sus ojos.

《LA PRIMERA PELIRROJA》JAMES POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora