❝-No, número equivocado. Soy Minho, ¿Tú quién eres? ❞
A veces el peor engaño termina dejando muy buenos resultados.
ESTADO: CANCELADA. no borro los capítulos porque sé que os gusta leerlos.
☼ angst, fluff y una pizca de humor.
☼ Minsung como pareja...
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❝De malas mañanas, y amargas tardes.❞
Definitivamente aquel día no era el mejor para cierto chico de cabellos miel.
Resulta que se había despertado con el irritante sonido de la alarma del móvil, indicando que ya era la hora en la que debía levantarse de la cama, y comenzar a prepararse, si no quería llegar tarde a su primera asignatura del día.
Como todas las mañanas; tras un par de maldiciones, tres lloriqueos, y dos minutos completos mirando a un punto inexistente de su habitación, el chico se puso de pie, dispuesto a pasar nuevamente otro día de una exhaustiva, y aburrida, jornada estudiantil.
Desayunó, se lavó los dientes, tuvo una ducha de media hora que pretendía ser relajadora, pero que lo terminó agobiando a causa de que el agua salió fría más veces de la que le gustaría, y se vistió para encaminarse a la enorme construcción que denominaban como "Universidad de artes".
Ya había tomado las llaves para guardarlas en su bolsillo, cuando su estruendoso tono de llamadas rompió la atmósfera tan apacible que siempre había por las mañanas en su casa; sin voces, ni ruidos. Solo silencio y paz.
–¿Y tú qué? –respondió brusco, nada más descolgar la llamada.
–Oh, no sabes lo que me encanta que me hables de esta forma tan linda –respondió la sarcástica voz de su amigo pelinegro.
Hyunjin suspiró irritado. En serio le jodía mantener conversaciones por las mañanas.
–Mira, Changbin –comenzó, conteniendo las ganas de hablarle cortante... Aún mas–, desde ya te voy a pedir perdón por hablarte de esta forma, pero tu voz, y en general la de todos, es muy molesta por las mañanas –explicó, pausadamente. La línea al otro lado estaba completamente en silencio– Así que, dime, ¿Llamabas para joder o tenías alguna razón de peso?
–Llamaba para joder.
–Adió-
–¡Espera, hombre, era broma! –interrumpió, acelerado, antes de que cortase la llamada. No pudo evitar sonreír burlón al escuchar chistar a su menor; estaba de los nervios– Encima que estoy siendo amable... Así me lo pagas, ¿Eh? Que mal eso, Hyunjin.
–¿Uh? –ladeó la cabeza, aunque sabía que no lo estaba viendo. Ahora estaba molesto, y confuso, ¿De qué hablaba?– ¿Qué dices, Changbin? ¿Qué hiciste?
–Yo no hice nada, solo te llamaba para avisarte sobre el cambio de horarios –respondió. El de cabello claro se quedó estático– ahora ya no tienes que venir hasta aquí y descubrirlo por ti mismo. Te ahorré desperdiciar quince minutos de tu vida en venir, y ver que lo has hecho para nada. No hace falta que me agradezcas –su voz sonaba altanera, aunque Hyunjin pudo percibir que lo estaba fingiendo.
