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❝De confesiones similares, pero distintas

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De confesiones similares, pero distintas.❞

–Y pasaste toda la tarde con él –repitió Felix, lo último dicho por el de cabello chocolate.

Jisung asintió ante la afirmación.

Ambos estaban en el descanso que había tras sus tres primeras horas de clase, disfrutando de su merecido almuerzo, a las afueras del edificio, uno frente al otro ocupando una de las mesas que había en el lugar.

El mayor había vuelto nuevamente a clases ese día. Ya no tenía fiebre, desde el miércoles, pero su madre decidió que lo mejor sería dejarlo descansar un poco más, por si acaso volvía a empeorar y se encontraba en horario estudiantil, por lo que volvió a integrarse en el instituto el jueves, dándole una alegría tremenda a su mejor amigo, y recibiendo saludos y sonrisas por dos o tres de sus compañeros de clase.

Nada más ver a su pecoso amigo, no dudó en fundirse en un largo abrazo con él, como si el menor no hubiera pasado todas las mañanas por su casa, antes de ir al instituto, para cerciorarse del estado de su mejor amigo.
Estuvieron a primera hora hablando entre cuchicheos, y ahogando risas, tratando de no ser escuchados por su profesora de inglés. Era una de las únicas clases que compartían, y lo que menos querían era que les separasen durante todo el curso.

Cuando el timbre del descanso sonó, los primeros en salir disparados de su aula, en dirección al patio, fueron ellos, que se encontraron minutos después bajo la sombra del enorme árbol que adornaba esa zona del lugar.

–De hecho, llegó mi madre –continuó explicando el mayor, sintiendo la vergüenza invadir su cuerpo al recordar la escena–, y nos encontró durmiendo en esa postura... Lo terminó invitando a cenar, no te digo más –finalizó, llevando las manos a su rostro, con la sensación de sus mejillas ardiendo bajo las palmas de sus manos–. Minho estaba demasiado nervioso, en serio, él incluso empezó a balbucear. No sabía dónde meterse –se le escapó una risilla al rememorar eso.

Felix lo observaba con una suave sonrisa, entrecerrando los ojos con diversión al percibir la mueca de felicidad del contrario bajo sus manos, mientras, posiblemente, recordaba todo lo que vivió la tarde pasada.

–Minho es muy tierno... ¿No crees? –comentó, con un matiz insinuante en su tono.

Jisung se destapó la cara, con el rastro de la sonrisa anterior iluminando su rostro, para después apoyar una de sus mejillas sobre su mano, mientras reposaba con pereza el codo sobre la mesa, así pudiendo observar con comodidad a su amigo.

Felix no apartaba los ojos de cualquier movimiento que el contrario realizase, esperando pacientemente a que respondiera su pregunta, o por el contrario siguiera el hilo de la conversación con otro comentario similar al suyo.

–Sí, bueno, ¿Lo quieres? –inquirió Jisung, alzando una ceja con diversión al presenciar la transformación que sufrió la expresión del pecoso– te lo consigo.

Wrong number || MinSung Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon