Hace siglos la raza humana se extinguió casi por completo, ahora solo quedan los cazadores pero a lo largo del tiempo han evolucionado, son más rápidos, más ágiles, tienen mejor visión, oído y olfato, las enfermedades ya no existen ni siquiera aquel...
En la mañana despierto, me levanto para ir al baño pero el olor de Oliver me indica que está ahí, me alejo de ahí y voy a mi armario para agarrar lo que me voy a poner mientras él sale, salgo de mi armario con mi ropa, lo encuentro sentado en mi cama con el cabello mojado.
— Hola— me sonrió y entonces sus palabras de ayer se repiten en mi mente una y otra vez.
— Buenos días— me metí al baño cerrando con llave, me di un baño rápido y después salí de la regadera para secarme el cuerpo, una vez que mi cuerpo estuvo seco me puse crema corporal, finalmente mi ropa, salí del baño y Oliver me miro.
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— Intenté salir de la habitación para ir a explorar el palacio pero los guardias que tienes afuera no me dejaron salir— no le contesté solo me fui a mi armario para peinarme y maquillarme — Eh hola ¿me escuchaste?— suspiro terminando de acomodar mi cabello negro con puntas azules.
— Escucha tu y yo no creo que funcione tu tienes a otra mujer y yo no quiero interferir en tu relación, no te rechazare por el bien de los seres sobrenaturales pero si te voy a pedir que te vayas a tu reino— me levanto de mi silla y camino hacia él que al parecer no sabe que decir.
— ¿Esto es por lo que te dije anoche?— asentí.
— En parte es por lo que dijiste y en parte por como lo dijiste— él se cruzo de brazos.
— ¿Y como fue que lo dije?—
— Como si yo hubiera entrado en tu vida como un estorbo para tu relación con esa cazadora— él se ríe — Yo le veo lo gracioso— digo cruzándome de brazos.
— Lo se pero es que yo nunca tuve una relación con la cazadora, solo me complacía a medias pero creo que tú podrías complacerme completamente— acorto la distancia entre nosotros y junto nuestros labios en un beso hambriento.
Al principio le correspondí pero cuando él sostuvo mi rostro yo me aleje por que oí que alguien entro en la habitación, es Danilo.
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— Señorita Katherine, digo alteza dígame por favor que aun no ha asesinado al cazador— salí del armario y mi guardián me miro con una ceja alzada — Se le corrió el labial— intentó tocar la piel debajo de mi labio pero una mano lo detuvo.
