3.

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Cuando Barcelona colgó, se tiró a su cama y miró al techo. ¿Realmente quería hacerle eso a su padre? Cerró los ojos y al rato se quedó dormida.

Mientras tanto, España había acabado de tocar la guitarra y subía las escaleras hacia su habitación, pasando por la de delante de la provincia y sonriendo suavemente entrando en la suya propia. Dejó la guitarra en el armario, de donde la madrileña la había cogido, observando alrededor. Se sentó a los pies de la cama, dejando ir un suspiro cansado, mientras que miraba sus manos llenas de heridas, todas de las guerras que él había pasado, al igual que las heridas que había en su cuerpo, mientras abría y cerraba las manos, las cuales se sentían algo dormidas, probablemente de tocar la guitarra. Entonces las acercó al parche, en el cual estaba el escudo de su bandera bordado cuidadosamente, y lo quitó de su cara, dejando ver un agujero negro del cual salía un líquido negro y espeso, que caía por las mejillas del país lentamente. Se miró al espejo que tenía enfrente sin levantarse de la cama, y inclinó la cabeza hacia abajo, mientras cerraba el ojo para que no cayera más, lo cual consiguió frenar la caída un poco, pero tampoco demasiado. No quería ver más su reflejo, y menos esa parte de él. Odiaba su cara, ya que le hacía recordar a la de su padre, y todo lo que había hecho. En su mente siempre habían dos vocecillas que discutían como si no hubiera un mañana, intentando tomar el control de la mente del español, aunque este siempre se mantenía tranquilo al respecto, y las silenciaba como sólo el era capaz de: con una buena siesta. Aunque tampoco era que ayudará mucho, ya que lo que soñaba durante esos pequeños lapsos de tiempo en los que su conciencia dormía no era tan agradable. Más que nada, cosas de su pasado.

Volvió a mirar hacia arriba, y, deshaciéndose el gran moño que llevaba, dejó caer el pelo sobre su espalda y su cara, ésta última levemente ya que lo apartó. Rápidamente se volvió a poner el parche y dejó escapar un profundo suspiro, para intentar relajarse, mientras las voces que él escuchaba en su cabeza seguían hablando y discutiendo entre ellas.

- ¡A nadie le importa tu opinión de mierda, franquista! -dijo una voz más bien femenina, aunque sonaba enfadada.

- ¡Mira quién te preguntó, republicana asquerosa! - Esta segunda voz que contestó a la mujer sonaba más masculina, también al igual que la otra, enfadada.

España tapó su cara, y soltando otro suspiro, su voz se alzó más de la cuenta.

- ¡Queréis callaros ya, coño! - el grito alertó a todos los habitantes de la casa, algunos de los cuales subieron y tocaron su puerta, preguntándole si estaba bien, a lo cual el español les contestaba siempre que sí, pero que necesitaba un rato solo.

Las voces callaron, si, pero el español seguía sintiéndose inquieto. Soltó entonces un gruñido, seguido de un sollozo. ¿Porqué se sentía así? No lo sabía, pero de cierta forma tampoco quería saberlo. Se dejó caer en la cama, mirando al techo, sin expresión alguna en su rostro. Y de nuevo se quitó el parche.

Era tarde. Los niños se habían acostado ya, y el español entraba en su habitación, cansado, después de darles de cenar a todos. No le apetecía comer, no le apetecía darse una ducha antes de dormir. Nada. En ese momento sintió una punzada en el pecho, y, de la nada, vomitó un líquido negro y espeso, parecido al que caía de su ojo. Se asustó, ya que era la primera vez que le pasaba algo similar, y con temblores en el cuerpo y con una sensación de malestar general, se puso a limpiarlo,lo cual le costó, si, pero logró quitarlo.

Entonces, cuando acabó, finalmente se echó a la cama, se tapó con la manta, mientras que de cojín usaba su propio pelo (Más blandito que la almohada, no te voy a mentir) y miraba al techo, el cual tenía varias pinturas que él mismo había pintado en ratos de aburrimiento. Era buen pintor, y sus hijos lo sabían, ya que lo habían visto pintar de vez en cuando. Había aprendido de Dalí, de Picasso, de los mejores pintores que habían existido en España, en su territorio, y finalmente, al cabo de un largo rato, se quedó dormido, espatarrado en la cama como todo buen español.

No Te Vayas, Por favor. (Country Humans España) [TERMINADA]Where stories live. Discover now