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El español estaba sentado frente a la camilla donde Madrid reposaba, algo destrozado por el accidente de la chica, mientras que Andalucía se encontraba caminando de un lado a otro del pasillo, esperando a que saliera su padre, de forma inquieta mientras que se tiraba de los pelos, realmente preocupada.

Mientras tanto, dentro de la habitación, el español tenía la mirada perdida, el brillo en sus ojos había desaparecido por completo, y trataba de no romperse a llorar, mientras que sujetaba la mano de su hija. El beep discontinuo de la máquina que la ayudaba a respirar, y que de paso ayudaba a saber el ritmo cardíaco de la muchacha, resonaba en los adentros del español, molestándolo, y poco a poco, haciéndolo sentir culpable, ya que al fin y al cabo, fue él quién le pidió a Madrid que fuera a la reunión, y en cierta forma si que era su culpa. Debería haber dejado de lado su condición y haber ido con ella, las cosas podrían haber acabado de diferente forma si él hubiera estado con ella. En ese momento, esos pensamientos lo hicieron explotar en llanto, las lágrimas ahora negras brotando de sus ojos de forma incontrolable mientras escondía la cara entre sus brazos, estos reposados sobre las sábanas blancas del hospital.

La puerta se oyó abrirse, mientras que pasos apresurados se escucharon contra el pavimento. El andaluz se había cansado de esperar afuera, y con los ojos llorosos miró a su padre, como si quisiera decirle algo, pero el llanto no le dejaba. Mientras tanto, el español seguía con la cabeza gacha, reposando sobre el colchón, mientras que empezaba a temblar.

- P-pa... E-esto es tu puta culpa!  -Le gritó Andalucía, cosa que España no se esperaba, y cosa que le hizo alzar la cabeza, dejando que el menor se quedara observando las lágrimas de color negro que caían de ambos ojos, mientras que el que del parche también sobresalía algo de la substancia negra que ya hacía un tiempo que estaba alrededor suyo. 

El andaluz finalmente rompió a llorar, mientras que caminaba hasta el lado opuesto de la camilla, agarró la mano de la madrileña con cuidado y suavemente la llevó a su frente, mientras que una de sus rodillas se posaba en el suelo para no tener que levantar tanto el brazo de ésta. Después de un rato de estar en esa posición, el andaluz dejo ir un suspiro, y mientras miraba la fina tez de la madrileña sus lágrimas caían por sus mejillas, y sus labios tenían una suave curvatura en ellos, haciéndole sonreír con suavidad hacia su hermana, mientras que se le escuchaba decir un suave "lo siento" hacia ésta. Finalmente, cuando hubo acabado el pequeño "ritual", más como una despedida hacia ella, levantó la cabeza hacia su padre, con algo de odio en su mirada hacia él, y soltando un suspiro cansado, y habló.

- Esto no hubiera pasado si hubieras ido tú. Más que nada, ojalá que te hubiera pasado a ti. Adiós. -Dijo, para después salir de la sala enfadado, pero a su vez llorando, aunque trataba de verse fuerte ante los demás, en realidad sólo quería llorar.

España soltó un suspiro, y mientras que la sustancia negra seguía cayendo de sus ojos, ahora de forma más abundante que antes mientras que volvía a girarse hacia la camilla y dejaba caer su cabeza en el colchón de la cama en la que Madrid reposaba, llorando en silencio mientras que el tiempo pasaba tranquilamente, aunque cada vez de forma más dolorosa para el español, el cual empezaba a notar como en su piel empezaban a salir pequeñas grietas, amenazando a primera vista con romperlo en pedazos, pero sólo eran grietas superficiales.

El tiempo pasaba, y con él, nuestro español seguía sentado en la silla, con las marcas de las lágrimas negras bajo sus ojos, ya que ni se había molestado en limpiarlo, mientras que su mirada volvía a estar perdida, fija en un punto de la habitación pero sin mirar a nada en concreto, mientras que los rayos del atardecer asomaban por la ventana. El doctor que tenía la Madrileña asignada entró en la habitación, pensando que no había nadie, pero al ver una cosa roja sentada en una silla, al ser su gran mata de pelo lo primero en lo que la gente se fijaba al verlo y lo que lo hacía distingurlo, el Austríaco se sobresaltó, apartándose lo más que pudo del español hasta distinguir que era una persona, y dejando escapar un suspiro, le pidió amablemente que se fuera ya que la hora de visitas había acabado hace un rato y el doctor tenía que cambiarle las bolsas de suero y nutrientes que tenía la chica en intravenosa, a parte de comprobar su estado. El español al principio no se  movió, siquiera parpadeaba, mientras que el doctor le hablaba pero al final, y silenciosamente, acabó por hacerlo e irse de aquel hospital, sin ganas de volver, honestamente. El perder a un hijo por ello, y wue su hija ahora se encontrara con su vida dependiendo de las máquinas del hospital había hecho mella en su salud mental, que poco a poco iba rompiéndose, cada día un pequeño pedazo más. 

El español llegó a la casa, entró en silencio y se dirigió hacia su habitación, estaba cansado y había tenido un día bastante horrendo y sólo quería descansar, ignorando a los niños que le exigían la cena y a los más majores que miraban preocupados cómo éste andaba o se comportaba. Aragón le echó una mirada a Navarra, la cual lo entendió al instante. Mientras que ella subiría a tratar de ver que había pasado, Aragón y La rioja se encargarían de preparar la cena de los niños, los cuales estaban sentados en la mesa de la cocina, quejándose de donde estaba su padre y de que tenían hambre, mientras que golpeaban la mesa de lo aburridos que estaban.

Navarra tocó la puerta de la habitación, dejando que el español respondiera, aunque nada llegó. Entonces entreabrió la puerta con suavidad y asomó su cabeza para ver si lograba ver algo, y mientras sus ojos trataban de acomodarse a la oscuridad de la habitación del español, éste estaba tumbado en la cama, su mirada dirigida al techo, mientras que aún no había notado a la navarra, y ésta seguía asomada a la puerta, tratando de ver algo.

En ese momento, el español levantó la cabeza, su mirada, ahora de un rojo brillante clavada en Navarra, la cual notó un escalofrío recorrer su espalda. Algo no estaba bien, y la chica lo notó. Esa mirada fría, y las ganas de llorar que sintió de repente hicieron que cerrara la puerta de inmediato, aunque no llegó a cerrarse ya que una mano la sujetó. La mirada del español estaba ahora clavada en la chica, la cual mientras daba varios pasos hacia atrás, había chocado contra la pared del pasillo y se dejaba caer de rodillas al suelo, temblando. Ya conocía esa mirada, demasiado bien, y era la mirada que tanto había temido en el pasado. 

El español alcanzó a coger el cuello de la camiseta de su hija, y mientras una sonrisa maliciosa aparecía en sus labios, la chica pegó un grito, haciendo que éste se detuviera y retrocediera varios pasos, mientras que la canaria, la cual estaba en el baño arreglándose para salir algo más tarde, al oír el grito asomó su cabeza por la puerta, viendo a la navarra en el suelo llorando y al español recostando su espalda en la pared, empezando a dejar caer algunas lágrimas de nuevo, asustado de ver a la menor llorando en el suelo. Canarias volvió a meter la cabeza en el baño, a sus asuntos, mientras que España reaccionó agachándose a su lado, tratando de calmarla, pero ella sólo lo apartó, y levantándose con rapidez, entro en su cuarto, el español ahora en el suelo del pasillo mirando a la puerta de la Navarra, la cual ahora salía con una mochila en su espalda, a toda prisa. Miró a España, y con miedo en su voz, habló, antes de alejarse.

- Ya entiendo porqué en tu sueño mencionabas a un monstruo... Porque eso es lo que eres... - Habló, mientras que su padre abrió sus ojos como platos, y se echó un poco hacia atrás mientras que la otra bajaba las escaleras a prisas, llamando a Cantabria, el cual se levantó y corrió hacia su hermana mayor, la cual le cogió de su mano y se lo llevó arrastrando contra su voluntad, mientras que éste dejaba ir unos cuantos sollozos, pero al final aceptó el ir con la mayor. Aragón no dijo nada, se quedó callada mientras La Rioja miró a los que ahora salían de la casa confundido.

España, en cambio, se había arrastrado hasta su habitación, y habiendo cerrado la puerta se encontraba agonizando en el suelo, sus pulmones sin llegar a llenarse de aire, y el hueco dónde debería estar su ojo dejando caer más líquido, en silencio ya que la voz no le salía. ¿Qué estaba pasando? Lo sabía perfectamente, y no quería que volviera a repetirse, pero... Poco a poco perdía el control de su cuerpo, y todo debido a sus hijos, a los pequeños que poco a poco se alejaban de él. Tenía que tratar de volver a acercarlos a él de alguna forma, a la fuerza si era necesario.

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1565 palabras

HOLA GENTE
AÚN SIGO RECUPERÁNDOME, PERO QUERÍA AYUDAR A QUE LA CUARENTENA SE OS PASARA VOLANDO CON OTRO CAPÍTULO MÁS DE VUESTRO LIBRITO FAV JSJSJJJSJSSJ (qué va, es un libro mierdoso cómo va a ser vuestro faorito xD) 

ANYWAYS

Espero que os guste, y si lo ha hecho dadle un voto, que no cuesta nada

Y comentad que os paree que va a pasar ahora, y quién sera la próxima autonomía que consiga largarse de la casa.
Por ahora ya son.... -*redoble de tambor*- 


9!
Y bueno, siento no actualizar seguido, pero siempre podéis enviarme un mensaje en mi discord o instagram 

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hasta otra qwq

No Te Vayas, Por favor. (Country Humans España) [TERMINADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora