Capítulo 15

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—!!cuidado!!.—gritó Damon mientras se había quitado a un demonio de encima. Saque mi espada del demonio que tenía debajo de mi y me moví con rapidez hacia el otro qué se lanzaba a máxima velocidad hacia mi.

Mi espada atravesó su cuerpo con éxito dejando un gran rastro de sangre en ella y varias gotas sobre mi. La batalla de había comenzado hace una hora y todavía no había fin. Los demonios se multiplicaban sin parar pero yo tampoco me detenía y continuaba matándolos uno por uno. Mi pecho subía y bajaba de lo agitada qué me encontraba, mi muñeca dolía un poco de sostener la gran espada pero aún así no se detenía a la hora de actuar. Mi ropa blanca estaba completamente roja y negra al igual qué parte de mi cabello y mi rostro.

—¿qué rayos está pasando?.—saqué nuevamente mi espada del cuerpo de otro demonio y mire hacia donde todos miraban ahora viendo cómo los demonios salían huyendo dejándonos aquí parados.

—se han rendido.—habló Raguel llegando a mi lado.—gran trabajo mi pequeña.

—gracias.—sonreí suavemente.

—es hora de marcharnos también.—habló ahora Miguel y todos asentimos antes de extender nuestras alas y comenzar nuestro viaje a casa. Al llegar cada uno comenzó su camino a su casa para poder descansar de la agotada batalla.—Kaia..

—¿si?.—me detuve.

—mañana será tu nuevo juicio.—asentí suavemente.—descansa y prepárate para mañana si.

—nos vemos mañana.—el asintió y yo comencé a caminar hacia casa. Tessa dejo todo lo qué hacía en la cocina y corrió hacia mi revisándome haber si tenía alguna herida cómo cada vez que peleaba.

—¿te lastimaron?.—negué suavemente.

—ganamos.—sonreí y ella sonrió de igual manera.

—que felicidad escuchar esas palabras.—asentí.—ve a tomar una ducha y ven a comer algo. Debes estar exhausta.

—Miguel me recordó qué mañana sería el siguiente juicio.—Tessa asintió suavemente.

—eso es genial mi niña.—ahora asentí yo y sin decir nada más comencé a caminar hacia mi habitación.

Lance mi espada al suelo y me deshice de mi ropa con suavidad antes de entrar a la tina dejando qué el agua caliente abrazara mi cuerpo. Me hundí completamente en la tina limpiando cada parte de mi cabeza y cabello. Envolví la toalla en mi cuerpo y salí hasta sentarme frente a mi estante. Frente a mi estaba mi gran espejo y cómo siempre no podía dejar de mirarme.

Bajo mis ojos habían bolsas un poco negras de las largas noches de no dormir gracias a las prácticas y gracias a los recuerdos. Mi cabello estaba aún más largo y completamente lacio. Mis ojos azules estaban marchitos, desde hace un año ya no se iluminan con ese azul agua qué todos amaban de mi. No me había dado lo cansada qué estaba hasta que me acosté y quede completamente dormida.

—vuela Kaia.—dijo Miguel cerca del portal hacia la tierra.—eres libre pequeña.

Al escuchar aquellas palabras mis ojos se aguaron sin poder creer lo qué Miguel me estaba diciendo, ¿soy libre?, ¿puedo volver a la tierra?, ¿puedo volver a verlo?. Sin creerlo extendí mis alas y antes de atravesar el portar mire a Miguel, el asintió aprobando mi siguiente movimiento y eso hice. Volé, volé cómo hacía mucho tiempo no lo hacía, mis alas bailaban al compás del aire y mi mente solo estaba concentrada en algo o más bien en alguien, Mikael.

Guarde mis alas al sentir debajo de mis pies las rocas del lugar que más amaba en esta vida, el riachuelo. Todavía no podía creer que estaba aquí, cerré los ojos dejando qué el sonido del agua inundarán los oídos y el delicioso olor sea respirado.

KAIA.[✔️]Where stories live. Discover now