Capítulo 18.

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Inicio del Desastre.

El sonido del metal siendo golpeado y de la respiración agitada de una persona podía ser oída en todo el oscuro lugar donde la poca luz que iluminaba venía del rojo vivo de las brasas

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El sonido del metal siendo golpeado y de la respiración agitada de una persona podía ser oída en todo el oscuro lugar donde la poca luz que iluminaba venía del rojo vivo de las brasas.

No, es suficiente--

No quiero ver eso de nuevo--

Otra vez no--

Estúpido, que me has hecho--

Una pelirroja golpeó con gran fuerza un martillo sobre un lingote de hierro el cual se encontraba al rojo vivo.

Wendy Crosso apenas había regresado a la superficie se había encerrado en su taller.

Ya habían pasado tres días en los que ella no había salido, no había comido ni dormido en lo absoluto. Solo había estado sentada a un lado de su taller mientras se lamentaba en silencio, hasta hace unas horas había decidió empezar a forjar algo para despejar su mente.

El remordimiento inundaba su mente.

Su primer cliente, una de las pocas personas que podía llamar amigo casi perdió la vida delante de sus ojos.

El recuerdo del cuerpo inmóvil de Bell, tumbado frente a ella aún estaba fresco en su memoria.

Tal vez, si hubiera pulido su talento antes, pudiera haber creado una espada superior a Ushiwakamaru, pudo haber sido más útil en esa pelea.

De no ser por la espada mágica que su diosa le mando definitivamente no hubiera podido ayudar en nada.

***

Wendy golpeó con frustración el martillo en contra del lingote mientras dejaba escapar un gruñido de ira.

La pelirroja suspiro profundamente mientras lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Cómo odiaba este sentimiento que invadía su cuerpo.

Ella odiaba su talento, odiaba las espadas mágicas, así era como ella era, su orgullo la había hecho rechazar una vida de riqueza.

Y ahora ella quería forjarlas, no mejor dicho las estaba forjando, no quería perderlo, era su cliente, su amigo, su...

Wendy llevó una mano a su cabeza y se jalo levemente el cabello para eliminar los pensamientos estúpidos que surgían en su mente.

Que me haces pensar, estúpido conejo-- pensó Wendy con molestia mientras apretaba su agarre en su martillo.

Wendy por unos instantes oyó unos ligeros golpes en su puerta. Antes de que esta fuera abierta bruscamente.

***

Wendy había estado encerrada tres días en su taller y había preocupado a su diosa.

Hefesto debido a su preocupación mando a Tsubaki a que la viera.

Bell. The Gamer [Pausada] Where stories live. Discover now