Nuevos comienzos

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Repasaba los últimos apuntes de mi clase de biología, hoy habría examen y no podía arriesgarme a tener una calificación baja. No por nada estaba tomando clases extra en verano para adelantarme, si no iba a sacar calificaciones excelentes

—¿No puedes despegarte de tus libros un momento? —Cristina me miraba fastidiada—. Inclusive en las horas de almuerzo en la escuela te la pasas leyendo.

—Cristina —su padre la miró reprendiéndola—. ¿Y tú no puedes despegarte de esa actitud borde que siempre tienes?

—Están listos los huevos revueltos —habló alto y muy animada mi madre para apaciguar el momento—. Coman mucho, están en pleno desarrollo.

—No, gracias —Cristina miró los huevos con asco—. Yo solo comeré fruta.

Me serví un poco de huevos en mi plato y Cristina alzó una ceja.

—Con ese cuerpo que te traes, yo no comería huevo —soltó una risa burlesca—. No comería nada en sí.

Martin, el padre de Cristina y mate de mi mamá, frunció el ceño y me dio un "lo siento" solo moviendo los labios. Yo ya estaba acostumbrada a Cristina, 2 años viviendo con ella han sido terribles, en especial cuando ella se encargaba de hacerme saber a cada momento lo gorda, bajita y fea que soy. Pero no importaba nada de eso, si a cambio mi mamá era feliz a lado de tan excelente hombre. Porque, aunque Cristina era una bruja, su padre era una de las personas mas amables y nobles que he conocido.

Mi madre estaba totalmente feliz a su lado, después de años de sufrimiento por la muerte de papá.

—Cristina cariño ¿Cómo te va en tus clases de baile? —dijo mi madre cariñosamente.

—Excelente —se pavoneo—. El profesor dice que soy tan buena que debería dar las clases yo.

—Si tan solo fueras a si en todas tus materias —su padre suspiro.

—Papá, yo no nací para el estudio —dijo haciendo un puchero—. Nací para bailar y brillar, además estoy de vacaciones aún y no quiero pensar en eso.

—Solo falta tres semanas para que empiecen las clases y te voy advirtiendo que no quiero que repruebes ningún curso —Cristina iba a hablar, pero la interrumpió—. ¡Y no me importa que tu escuela no te haga reprobar el año porque eres la capitana de las porristas!, es tu penúltimo año, si no apruebas al menos con notas mediocres, no ingresaras a ninguna universidad por más que ganes el campeonato nacional de porristas.

—¡Papá! —lloriqueo Cristina.

—Deberías aprender de Leia —me señaló—. Tiene las mejores calificaciones de toda la escuela, es campeona nacional de matemáticas y además está tomando clases adelantadas de verano, tu solo holgazaneas y te la paras de fiesta en fiesta.

Cristina se levantó melodramáticamente de la mesa y se fue chillando a su habitación.

Lágrimas de cocodrilo.

Mi madre discutió brevemente con Martín y se fue detrás de Cristina.

—Lo siento —se disculpó conmigo cuando quedamos a solas—. No quería malograr el desayuno.

—No hay problemas —además de que disfruto de que alguien ponga en su lugar a Cristina—. A veces yo también discuto con mamá.



***


Ingresé a mi casa cansada después de dar mi último examen del curso, y dando por terminada mi curso de biología, ahora solo me quedaba esperar que en los próximos días me manden mis calificaciones virtualmente.

THE RETURN OF KINGDOM (En edición)Where stories live. Discover now