THE RETURN OF KINGDOM (En edición)

CAPITULO 10.- segundo fragmento

Todos los jóvenes se miraban los rostros, se acaban de despertar de la pijamada improvisada que habían hecho en la habitación de Liam, ya que sus padres les habían prohibido de salir del palacio.

Liam se removió en su asiento al sentir la mayoría de las miradas de los alfas puesto en el, por un momento se lamento decirle a Leia que se valla, sujetarle la mano para tranquilizarse hubiera sido muy útil en esos momentos.

—¿nos van a decir algo? —gruño Estefan mirando a todos los alfas presentes—o nos van a ver con esas caras de amargados todo el día...

—¡Estefan! —Alex lo reprendió—¡compórtate!

Mathew sonrió al ver a Estefan, su corazón dolía al ver cosas de ella en él.

—acabamos de terminar la reunión de alfas—empezó a hablar Oliver, Liam se sintió triste al ver a su papa tan cansado—después de muchas horas de discusión, llegamos a la conclusión de que la manada de los chicos que causaron todo este revuelo, sea investigada en profundidad...

—¿aún no saben cuál es la razón de porque mataron a mis amigos? —Auguste miro a Oliver con amargura.

—¡Auguste! —el alfa francés le gruño a su hijo—yo ya hable con el rey, ¡ten más respeto!

—ustedes no tendrán más información al respecto—Oliver hablo con su voz de mando—han salido librados de esto, pero si vuelven a meterse en estos asuntos, serán severamente castigados.

***

Vio la gran casa con demasiadas flores en su exterior y supo que había llegado. Se acerco con algo de timidez y toco la puerta.

Le había pedido a Bastián la dirección de la casa de Bael, se supone que ella no debería estar ahí, que Bael y Gabriela, estaban encerrados en su casa y siendo custodiado por su padre. Pero ella se moría por ver a Bael, no había dejado de pensar en él desde que se entero de la muerte de Bonnie.

El hombre que le abrió la puerta, a primera vista le parecía ese tipo de luchadores profesionales, que te rompían los huesos del cuerpo con un solo golpe, su rostro y sus facciones denotaban una seriedad, que Leia daría su vida en esos momentos por apostar que era el papa de Bael y Gabriela.

—¿niña vendes galletas? —la observo—¿no es muy temprano para que una niña este trabajando? ¿Dónde está tu uniforme de exploradora?

Leia estaba muy asustada porque el hombre era enorme e intimidante.

—¡¿galletas?! —un dulce niño rubio se apareció sujetando la pierna del hombre—¡papi quiero galletas!

Leia, ahora no solo estaba asustada, está muy avergonzada.

—¡¿alguien dijo galletas?! —la mujer más hermosa que Leia había visto en su vida se apareció al lado del hombre y lo miro con ternura—¡amor quiero galletas!

—niña quiero galletas—el hombre saco tu billetera—estas de suerte, te comprare todas las malditas galletas que tengas.

—yo... yo...—Leia empezó a tartamudear—yo...no...yo...