Un nuevo proyecto

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El móvil de Luisita vibra y la rubia pega un salto en la silla. Estaba concentrada escuchando las palabras de la ponente. Está en Barcelona en un curso sobre dirección de series de ficción que dura dos semanas, y ya lleva una fuera de casa. Es la cifra más alta de días seguidos sin ver a Amelia,  teniendo en cuenta que la última vez que se separaron tanto tiempo fue en las últimas Navidades que su novia pasó en Zaragoza, y de eso hace ya cuatro años. Además, acababan de empezar y no vivían juntas. Ahora es muy distinto.

Luisita le da la vuelta al móvil y lee lo que puede en el mensaje de WhatsApp sin desbloquear la pantalla: "Dime que todos los ponentes se han puesto malísimos...". Luisita deja escapar una sonrisa, imaginándose cómo puede terminar el mensaje de Amelia. No puede resistirse; desbloquea el móvil y se mete en su conversación para leerlo entero: "Dime que todos los ponentes se han puesto malísimos y te vuelves YA". Se le escapa otra risa. Primero cierra la conversación en un intento de seguir atenta a la charla y vuelve a bloquear el móvil, pero pasados 10 segundos se arrepiente y escribe: "La que está malísima soy yo después de tantos días sin dormir contigo".

Luisita vuelve a bloquear el móvil para prestar atención a la ponente, incluso lo pone con la pantalla hacia abajo para no despistarse, pero de nuevo escucha la vibración y no puede evitar girarlo. La verdad es que ha sido un simple mensaje, pero se ha puesto bastante nerviosa. Estos juegos con Amelia le encantan. Cuando lee la respuesta de su novia, se pone aún más nerviosa: "Yo sí que estoy malísima pensando en lo que voy a hacerte cuando vuelvas...". Ya está. Ya lo ha conseguido. La ha dejado completamente fuera de juego. Siente el cosquilleo que desciende hasta el vientre y el calor empieza a subirle por las mejillas. Se le vienen a la cabeza esas primeras vacaciones de Navidad separadas y la intensidad con la que se reencontraron en enero.

Luisita estaba en El Asturiano echando una mano a su familia. Era sábado y por las mañanas había bastante jaleo por la gente que venía a desayunar, así que era uno de los días en los que no faltaba en el bar. Estaba muy concentrada fregando platos y vasos, así que no se dio cuenta de que Amelia había entrado. Cuando levantó la vista del fregadero, se encontró con una Amelia sonriente al otro lado de la barra. A Luisita le dio un vuelco el corazón. Había estado casi un mes sin verla y no se la esperaba allí en ese momento. Salió de la barra corriendo para darle un abrazo. No podía hacer mucho más porque en ese momento su padre aún no sabía nada (se enteraría poco tiempo después) y el bar estaba repleto de gente. Miró a un lado y al otro para comprobar que sus padres seguían en la cocina y llevó a Amelia al pequeño almacén que tenían al final del bar. No podía tardar mucho, pero necesitaba darle al menos un beso. Entraron y cerró por dentro. Ni siquiera se molestaron en buscar otro sitio más cómodo: Amelia se quedó apoyada en la puerta y Luisita empezó a besarla con todas las ganas acumuladas. Amelia se separó un momento para reírse a carcajadas y soltarle un "Yo también me alegro de verte, eh", a lo que Luisita le respondió con más besos. Varios golpes en la puerta rompieron la magia. Luisita se retiró rápidamente, se recompuso todo lo que pudo y le dijo a Amelia que se echara a un lado. Esta la miraba con cara de terror. Luisita esperó un par de segundos y abrió la puerta.

— Hija, por Dios, ¿qué haces? Que tengo que coger más leche, me está esperando tu padre. ¿Por qué cierras aquí? — Era Manolita.

Amelia recapacitó: si Manolita tenía que entrar en el almacén sí o sí, lo mejor es que no alargaran durante mucho tiempo la agonía, así que apareció desde detrás de la puerta sonriente.

— Hola, Manolita. Pe-perdóname, que acabo de llegar de Zaragoza y quería saludar a Luisita, pero ya la he saludado, así que... no la entretengo más. — La cara de Manolita era un poema. Aunque se llevaba muy bien con Amelia, todo eso le había pillado un poco de sorpresa y siempre les pedía discreción por Marcelino.

Modern Love - LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora